Mare Silva lleva 18 años rapeando o incomodando. “Me gusta cantar a lo que la sociedad le cuesta trabajo nombrar”, dice. Es la apretada síntesis de lo que ha hecho estos años.
Texto: Marlén Castro / Pie de Página / Fotografías: Somos Hojarasca y María Ruiz
Veracruz / Puebla- Cuando la rapera zapoteca Mare Silva escucha a las mujeres de Madres en Búsqueda Coatzacoalcos, su mente viaja.
—¿Qué vas a hacer? — le pregunté un viernes de noviembre, en Coatzacoalcos.
—No sé exactamente qué es lo que voy a hacer—, confesó sin preocupación y rió divertida.
Ella debía componer rolas y aún no tenía nada en la cabeza.
Pero así es la genialidad: en enero, dos meses después de ese encuentro en Coatzacoalcos, Mare tenía la letra y la música de dos canciones. Para febrero, había un videoclip. Y para marzo, las canciones rebotaban en el ciberespacio.
El puerto, el punto de partida
El puerto de Coatzacoalcos es una ciudad de cuerpos pegajosos por el calor intenso del Golfo de México. Está en el sur de Veracruz, un estado al que el exgobernador priísta Javier Duarte Ochoa convirtió en una de las fosas más grandes del país.
El priísta está preso desde junio de 2018 (todavía con el gobierno del también priísta Enrique Peña Nieto) por el delito de corrupción. Pero muy poco se dice de sus crímenes de lesa humanidad.
La Comisión Nacional de Búsqueda reportó que en Veracruz hay más de cinco mil personas reportadas como no localizadas, entre ellas, ocho periodistas.
El 11 de mayo del 2015, una operación policíaca anunciada por el gobierno como Blindaje Coatzacoalcos, detuvo y desapareció a varios jóvenes de la ciudad. Uno de ellos fue Jhonit Enriquez Orozco.
Su hermana Lenit, una mujer de 33 años y madre de dos hijos, no se conformó con las respuestas de la Fiscalía: protestó, exigió, gritó y así otras víctimas supieron que no eran las únicas.
Lenit es quien asumió la búsqueda del hermano y se puso al frente del colectivo Madres en Búsqueda Coatzacoalcos, junto con Raquel Hernández May, quien busca a su esposo José Manuel Cruz Pérez, a quien desaparecieron de 27 años (ahora tiene 32). La misma noche en que desaparecieron a Jhonit, en la misma colonia.
De las idas y vueltas a la Fiscalía veracruzana surgió Madres en Búsqueda Coatzacoalcos. En cinco años, las familias del colectivo crecieron. Ahora, son 32 madres o hijas que buscan a sus padres o a sus hijos.
El día de la sanación colectiva
Mare Silva es una rapera genio. Para conseguir las rimas de las canciones que aún no existían organizó una sesión de sanación colectiva. La médica tradicional zapoteca Silvia Gabriela Hernández Salinas fue su cómplice.
La rapera zapoteca sabe de cierto, no por suposiciones, que la medicina tradicional ayuda en los duelos personales.
“Estoy triste, lloro, lloro, lloro, lloro y lloro. Eso hago todo el día. Ya me dijo el doctor que estoy propensa a un coma diabético. Tengo arritmia cardiaca y herpes nervioso”, cuenta a Silvia Virginia Peña.
Virginia es una señora divertida cuando consigue dejar a un lado el dolor y el llanto por la desaparición de Rosendo Vázquez*, su hijo menor, quien tenía 22 años cuando fue desaparecido. Habla fuerte y florido, como buena costeña.
Estela Antonio Rodríguez cuenta que no duerme desde que no sabe nada de su esposo, Roberto Uscanga Cortés, quien fue desaparecido el 7 de febrero del 2020, entonces de 50 años.
Para no pensar tanto en el dolor que le causa la ausencia, Estela teje siempre, como una Penélope en espera de Ulises.
Silvia las escucha. Parte de que las dolencias de las mujeres no son enfermedades, sino emociones. En esta sesión, las madres e hijas dicen tener insomnio, un hueco en el estómago o dolor. No sentir nada de hambre, un nudo en la garganta, dolor de cabeza permanente y mucha tristeza.
Varias aseguran que no quieren seguir viviendo, pero se mantienen porque ¿quién va a buscar a su desaparecido?
Mare, la rapera, está en esta sesión para hacer apuntes. No tiene aún la letra de su canción pero si sabe que lo quiere hacer es a partir de las dolencias de las que buscan a sus hijos o a sus esposos.
Silvia, la médica, también hace apuntes. Les dará a las madres medicinas, secretos de sus ancestras para sobrellevar mejor la tristeza. Tiene en un pequeño veliz esencias extraídas de árboles y plantas; recetas milenarias, una suma y síntesis de generaciones de medicina indígena. Para cada dolor y emoción, deja un frasco chico individual y un frasco grande para que cuando ya no tengan, de éste vuelvan a llenarlo.
La ausencia se siente en el cuerpo
como una enfermedad va creciendo
La ausencia se vive en el cuerpo
como una enfermedad va consumiendo.
Se duerme poco cuando se está buscando
el apetito falta y el llanto se vuelve aliado
para calmar la incertidumbre de estos ojos
que no han podido verte y por eso es tanto mi enojo
A veces noto que duele le garganta
por gritar tu nombre y no hay respuesta
Todos callan.
Pero no me detengo aunque no cesa el nudo en la garganta
Y el dolor en la cabeza.
No me interesa poner mi cuerpo por el tuyo
Porque no habrá respuestas sino soy yo quien te busco.
Seguiré sacando fuerzas de mi rabia y de mi orgullo
Hasta no estar de nuevo al lado tuyo.
La ausencia se siente en el cuerpo
Como una enfermedad va creciendo
La ausencia se vive en el cuerpo
Como una enfermedad va consumiendo.
Ausencia. Autora: Mare-Advertencia Lírica, 2020.
La rapera y su advertencia
Alta, morena, de 33 años, cabello largo y negro, Mare Silva lleva 18 años rapeando o incomodando.
“Me gusta cantar a lo que la sociedad le cuesta trabajo nombrar”, dice. Es la apretada síntesis de lo que ha hecho estos años.
Empezó a componer y a cantar en 2003; tenía apenas 16 años.
2006, el año del movimiento magisterial en su natal Oaxaca, la transformó en la rapera comprometida con la colectividad.
Para entonces, ya tenía dos años de ser una de las primeras mujeres que hacían rap en Oaxaca, como parte del grupo Advertencia lírica. Aunque su primer disco, Tres reinas, se escuchó hasta 2007.
Las tres reinas eran Mare, Luna e Itza. Este trío de amigas es lo que viene aportando/hip hop es la razón/Oaxaca reprensentando, cantaba entonces Mare junto a Luna e Itza.
Siempre viva, en 2016, es el álbum que convirtió a Mare, ya como solista, en la rapera feminista y radical conocida a nivel internacional.
No quiero tu piropo/quiero tu respeto/Libres y vivas nos queremos/camino siempre con la mirada alerta/ los oídos bien atentos/ para lo que suceda/
Con estas rimas Mare denunció como era vivir en un país feminicida, en el que asesinaban en promedio 10 mujeres al día.
Ahora, su rap Ausencia habla del dolor permanente que sienten las madres y las hijas en búsqueda. Es parte de una temática constante en su producción musical: la desaparición.
Mare canta para descolocar la versión oficial que criminaliza a los desaparecidos en vez de verlos como víctimas.
Está segura que hay una relación entre la defensa del territorio y la desaparición forzada, y rapea desde este posicionamiento político y social.
En 2014 salió su rap Devuélvanmelas. Su rap tipo balada buscaba dimensionar la trama de la desaparición enfocado a las mujeres como víctimas de este fenómeno: No es una más/es una menos/dónde está la queremos de regreso/No hay porque callar/ni tampoco olvidar/no es una cifra ya/es una mujer que conmigo no está/.
En 2020 se sumó al proyecto Nuevas narrativas sobre la desaparición, de las Técnicas Rudas. Junto con otros siete artistas llegó a un encuentro en Puebla con familiares de personas desaparecidas en Veracruz. De ahí siguió un segundo encuentro, en Coatzacoalcos, donde los artistas participaron en la búsqueda de un niño.
Mare reconoce que, a pesar de tener acercamiento con este tema desde hace varios años, no había dimensionado el tamaño del problema hasta que llegó a esa búsqueda.
En ese noviembre del 2020, Mare sentía una carga muy pesada sobre los hombros. Debía hacer algo para sensibilizar a una sociedad indiferente que prefiere criminalizar a los desaparecidos que exigir respuestas a las autoridades.
“Mi tarea como creativa es tratar de conectar con la parte emocional de quien escuche mis canciones, quiero que humanicemos que la desaparición es algo que no debería sucedernos a nadie”, dice ahora.
Por lo pronto, ella lo resolvió de forma brillante: Su rap Se busca, hecho a partir de varios de los casos de las familias del colectivo Madres en Búsqueda Coatzacoalcos, conecta con esta tarea que tienen cientos de personas en este país, sobre todo mujeres, de salir todos los días a buscar a su familiar vivo, porque así los quieren, pero también a escarbar la tierra y clavar varillas en el suelo a ver si hay restos enterrados de forma clandestina.
Se busca
Dejé la ficha pegada en el poste de la esquina
para dar vuelta a mi cuadra
cabello largo negro, uniforme de secundaria
la familia se preocupa, su papá sale a buscarla.
Se busca.
Nunca volvió del trabajo
pantalón de mezclilla y camisa a cuadros
después de varios días en la ciudad preguntando
por fin en la Fiscalía a su esposa le hicieron caso.
Se busca.
Veinte lo detuvieron
no se lo llevaron solo
hubo testigos del hecho
ahora dicen que no está
que no saben paradero
pero del operativo hablaron en el noticiero.
Se busca.
Su mamá pagó el rescate
pero de su paradero
desde entonces no se sabe
han cubierto con su rostro varias calles principales
hay una investigación abierta pero no hay avance.
Porque vivas se las llevaron
Vivas las queremos.
Porque vivos se los llevaron
Vivos los queremos.
Ahora, ahora, se hace indispensable
Presentación con vida y castigo a los culpables.
Letra de Se busca. Mare – Advertencia lírica (2020)
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Este trabajo es parte del proyecto de Narrativas y memorias de la desaparición en México, que coordina la organización Técnicas Rudas y en el que participa el equipo de Pie de Pagina y de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la publicación original.