Los referendos revocatorios son una gran oportunidad y una fuente de legitimidad para los gobernantes… Sin embargo, si se realizan a destiempo pueden ser más obstáculo que un aliado ¿No lo vería la autoridad electoral así? Queda a la reflexión
Por Hernán Ochoa Tovar
Recientemente, y de manera sorpresiva, el Instituto Electoral del Estado (IEE) avaló la petición de revocación de mandato para varias figuras políticas, entre ellas dos juarenses: el alcalde de esa ciudad fronteriza, Cruz Pérez Cuéllar; así como la diputada local María Antonieta Pérez Reyes. Siguiendo el mecanismo ideado para tal fin, la autoridad competente ha dado a los solicitantes un determinado tiempo para recabar las firmas que se consideran necesarias para tal efecto, y, en dado caso que sean validadas conforme a los criterios establecidos, se procederá a llevar a cabo el ejercicio democrático, el cual, como dice el título de la presente colaboración, tendría lugar en los meses venideros, cuando el proceso electoral de 2024 se encuentra a la vuelta de la esquina.
A este respecto, la diputada Pérez Reyes sí otorgó su perspectiva acerca de la pretensión revocatoria, aduciendo que los hechos por los cuales se le acusa (auditar el ejercicio de la gobernadora) no están en el ámbito de su competencia. Y aunque no lo dijo, dejó entrever que ser acusada y poner su quehacer político en la picota, sería un sinsentido por los planteamientos vertidos con anterioridad. Bajo esta tesitura, el periodista Jonathan González, refería que veía muy limitada la posibilidad de que Pérez Cuéllar o Pérez Reyes fuesen cesados de sus encargos, pues deslizó que quienes solicitaron el proceso revocatorio fueron grupos opuestos a su gestión (minoritarios) y no un caudal de ciudadanas y ciudadanos que se manifestaron para tal efecto. Empero, González dejó entrever que este proceso, el cual podría antojarse aciago para los destinatarios, podría tener una cara amable: que les permitirá, tanto al alcalde como a la congresista, tener un lapso breve de promoción política, y con ello, refrendar sus pretensiones electorales de cara al 2024. De tal suerte que el tiro podría salir por la culata, según podría observarse.
Debo decir que estoy parcialmente de acuerdo con estos argumentos. Aunque se ha venido diciendo que Morena tiene grandes posibilidades de refrendar el ayuntamiento fronterizo, existen dudas acerca de si pretenden hacerlo repitiendo con la candidatura de Pérez Cuéllar, o si postularán a otro candidato o candidata, pues se llegó a especular de las pretensiones del delegado del Bienestar, Juan Carlos Loera; y, en algún momento, el nombre de la diputada federal morenista, Andrea Chávez, salió a colación. En este sentido, un revocatorio realizado en el preludio electoral, permitirá a Pérez Cuéllar -y en cierta medida a Pérez Reyes- medir sus fuerzas de cara a los comicios venideros.
Pero, por otro lado, considero que es un ejercicio innecesario. Si algo bueno han tenido las reelecciones -con todo lo controversial que resultan esas figuras, máxime en el contexto político nacional- es que permiten ratificar o cortar el mandato de un político, con base en la percepción y la aceptación ciudadana. Empero, este hecho puede tener bemoles, pues hay funcionarios con gran aceptación que no tuvieron un buen desempeño y viceversa; motivo por el cual el endoso ciudadano, aunque está guiado por la razón, no están exentos otros factores más subjetivos, como la identidad con el partido gobernante o con el candidato incumbente. Sin embargo, viendo la parte positiva de la figura, deja en las manos de la ciudadanía la continuidad de una gestión, hecho que en el pasado reciente no ocurría, pues, al ser los trienios improrrogables (tanto en el congreso como en los ayuntamientos) ocurrían las rotaciones de élites y de grupos, más allá de apoyos o considerandos ciudadanos (Denise Dresser, dixit).
De acuerdo a lo anterior, considero que, en el 2024, la ciudadanía determinará si está conforme con el desempeño de Pérez Cuéllar, Pérez Reyes y MORENA, y decidirá si les refrenda su apoyo o les da un pase de salida de los órganos gubernamentales ¡Por eso creo que un revocatorio a estas alturas del partido es innecesario¡ Porque no se prescindiría de una parte fundamental de una gestión, solamente de su parte concluyente ¡y esa no fue el leitmotiv que llevó a la creación de la figura jurídica en cuestión, sino la capacidad de amputar gestiones lesivas o que no están dirigiendo sus baterías con el base en el programa político que presentaron. Un área de oportunidad que en este caso no se está presentando.
En este sentido, considero que los referendos revocatorios son una gran oportunidad y una fuente de legitimidad para los gobernantes. Prueba de ello es que el Presidente López Obrador logró sobreponerse a uno de ellos, poco después de la mitad del sexenio. Sin embargo, si se realizan a destiempo pueden ser más obstáculo que un aliado ¿No lo vería la autoridad electoral así? Queda a la reflexión.