La Ciudad de México comenzó a llenarse de humo en los días recientes por la cantidad de incendios en el Valle de México. Sin un protocolo de acción para combatir las partículas contaminantes PM2.5 generadas, el gobierno capitalino se vio obligado a anunciar un plan emergente
Texto: Arturo Contreras Camero
Fotos: María Fernanda Ruiz y Gobierno de la Ciudad de México
Pie de Página
Ciudad de México –La Ciudad de México no cuenta con un protocolo para alertar o tomar medidas ante ciertos contaminantes del aire que afectan la salud de sus habitantes. Este fin de semana la calidad del aire en todo el valle de México fue mala, sin embargo, no hubo contingencia ambiental.
“No hay un programa de contingencia ambiental establecida claramente para partículas 2.5”, dijo la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum en una conferencia de prensa conjunta con la Secretaría de Medio Ambiente federal y con el secretario de Medio Ambiente del Estado de México.
Por la noche, en un mensaje de Twitter, anunció que este martes se daría a conocer un protocolo para atender la crisis ambiental.
Del viernes 10 de mayo al domingo 12 hubo más de 20 incendios en la capital del país, 15 de ellos el sábado. Esto, sumado a las altas temperaturas que afectan a todo el país y la falta de viento en el el valle de México, causó que los contaminantes derivados de estos incendios permanecieran ‘estancados’ en la ciudad, según explicó la jefa de gobierno.
Los principales contaminantes emitidos por los incendios, y por cualquier tipo de combustión son las partículas conocidas como PM 2.5, que son pequeñas fracciones de materiales menores a 2.5 micras, la milésima parte de un milímetro. Para darse una idea, un cabello humano ronda las 80 micras de diámetro.
La materia particulada (PM por sus siglas en inglés) 2.5 puede incluir sustancias químicas orgánicas, polvo, hollín y metales que puedan provenir de automóviles, camiones, fábricas, quema de madera y otras actividades y por ser tan pequeñas, pueden desplazarse dentro de los pulmones al respirar, de acuerdo con información de la Oficina de Evaluación de Riesgos para la Salud Ambiental en EEUU.
Los 15 incendios de la Ciudad de México se enmarcan en una tendencia de fuego en el territorio mexicano, desde Jalisco hasta Chiapas, de acuerdo con mediciones de la Nasa documentadas de manera satelital.
Según la Organización Mundial de la Salud, la PM2.5 “contribuye a los efectos en la salud observados en los entornos urbanos”. La OMS realizó la una guía de recomendación para utilizar como indicador de la concentración de partículas materiales en el aire, los valores de las partículas de diámetro inferior a 2,5 micras (PM2.5), “frente a los valores utilizados hasta ahora de las partículas de diámetro inferior a 10 micras, PM10”.
De acuerdo con la confederación Ecologistas en Acción de España, estas partículas están relacionadas con la exacerbación de enfermedades de tipo respiratorio, tales como la bronquitis, y más recientemente también se han analizado y demostrado sus efectos sobre dolencias de tipo cardiovascular, además está relacionada con el desarrollo del asma y alergias entre la población infantil.
Este lunes, a partir de las 21:00 horas en el centro de monitoreo de Nezahualcóyotl la concentración de partículas menores a 2.5 micras sobrepasó el límite de los 150 puntos, con 153 puntos, un puntaje que si se tratara de otra sustancia ya habría provocado la declaración de una contingencia ambiental.
Por qué no se activó la contingencia ambiental
La Comisión Medioambiental de la Megalópolis, que es la encargada de supervisar la calidad del aire en la metrópoli, declara una alerta de contingencia cuando concentración de ozono y de PM10 (partículas menores a 10 micrómetros) supera los 150 puntos. Sin embargo, no toma en cuenta las PM2.5.
“Cuando no lleguemos a los 150 puntos establecidos para la contingencia sí sabemos que es muy probable que vamos a llegar o estamos cerca de ello”, advirtió Sheinbaum este lunes.
La funcionaria explicó que 50 por ciento de las partículas que se encuentran en el aire de la capital se generan de manera natural por reacciones de otros compuestos, por lo que no se habían tomado medidas para controlar su generación.
Incendios en el valle de México
De acuerdo con los datos presentados por la jefa de Gobierno, la cantidad de incendios que han ocurrido en las inmediaciones de la ciudad no sobrepasan el número de casos ocurridos durante los últimos años, al menos en el periodo entre enero y mayo, por lo que no se está enfrentando ninguna emergencia de incendios.
Así, por ejemplo, el 10 de mayo hubo un incendio en Cuajimalpa en un lote baldío que almacenaba material de construcción, llantas, plásticos y fibra de vidrio; en Tultepec, municipio famoso por su producción de productos con pólvora, hubo una explosión de dicho material; mientras que en Atizapán de Zaragoza ardió una fábrica de productos plásticos. Según las autoridades capitalinas, estos incendios son los que ocasionaron de la baja visibilidad que ha prevalecido en la ciudad.
En la Ciudad de México los protocolos de actuación ante incendios urbanos son atendidos por los bomberos, mientras que los incendios forestales son atendidos por la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil bajo los protocolos de actuación de la Comisión Nacional Forestal.
Estos últimos, según las autoridades, han sido atendidos tanto en la ciudad como en el Estado de México, controlados dentro de las primeras tres horas después de la alerta.
Alerta ambiental
Si bien no existe un protocolo de actuación ante la alta concentración de partículas PM2.5, el gobierno de la ciudad implementó una alerta ambiental acompañada de recomendaciones a la población, entre ellas restringir las actividades físicas o cívicas al aire libre. No obstante, el domingo pasado se llevó a cabo el ciclotón dominical de la ciudad, una paseo en bici que semanalmente convoca a cientos de ciclistas que aprovechan los cierres a la circulación de varias avenidas de la ciudad.
Entre otras medidas también se recomienda:
- Cerrar puertas y ventanas y permanecer en ambientes interiores que estén libres de presencia de flama por estufas, calentadores de agua y otras similares.
- Evitar el uso de lentes de contacto
- Acudir al médico en caso de presentar molestias en vías respiratorias
De acuerdo con Stephan Brodziak, responsable de los programas de calidad del aire en El Poder del Consumidor, el episodio de contaminación actual de la ciudad sí responde a un sistema de estabilidad atmosférica (o la falta de vientos fuertes) sobre la ciudad en conjunto con la contaminación producida por los incendios. Sin embargo, en la ciudad aún quedan varios temas pendientes para mejorar la calidad del aire. El más importante: reforzar las medidas de verificación vehicular, que no han sido actualizadas desde 2005.
El pasado febrero la jefa de Gobierno anunció que su administración se apegaría a las disposiciones marcadas por la ley respecto a las verificaciones vehiculares. Esto hizo que las verificaciones tuvieran medidas más laxas a las que se aplicaban antes.
Por ejemplo, a los automóviles modelo 2006 o posteriores se les aplicaba un examen a través del Sistema de Diagnóstico de Abordo, una computadora que mide las emisiones contaminantes de los automóviles además de las pruebas clásicas que se llevan a cabo en los verificentros. Esto ocasionó que muchos autos que hubieran podido obtener una calcomanía 0 para circular todos los días, obtuvieron calcomanías 1, que los obligó a dejar las calles por un día.
“Hay un gran rezago en cuanto a las normas de calidad del aire”, asegura Brodziak. “La verdad es que nadie quiere enfrentar el costo político de endurecer la verificación vehicular. Como ya no ya controles, esto genera más placas circulando en la ciudad. Cuando las normas son más relajadas, se impulsa a más autos a circular y eso juega en contra de la calidad del aire”.
Hace unos días un grupo de ciudadano ganó un amparo que obliga al gobierno a aplicar el modelo de verificación anterior, que a pesar de no estar contemplado en la ley, es más estricto que el que se aplica actualmente, por lo que otorga más derechos a los ciudadanos, en este caso, el derecho al aire limpio.
Aunque en los últimos años esto no se ha logrado. En 2017, la ciudad tuvo 81 días en los que la calidad del aire fue buena, de acuerdo con datos de la Comisión Ambiental de la Megalópolis; mientras que en 2018 solo fueron 15. Y en este año, sólo nueve de 133 días han tenido una calidad del aire considerada como buena.