Opinión

Las calles de Varsovia




enero 16, 2024

Noto su propaganda, su publicidad, su diseño editorial. Cuánto hay que admirar el diseño gráfico polaco, y cuán poco valorado está. Polonia es un país de primer nivel en su diseño editorial y propagandístico, sus anuncios en luces neón son simplemente espectaculares, sus libros lo mismo, ediciones maravillosas. Hay una fuerte influencia soviética en la estética de Varsovia

Por Évolet Aceves
X: @EvoletAceves

Corría el año de 2016 cuando vivía en Varsovia, capital de Polonia. Desde entonces no había regresado, hasta ahora que la Universidad de Varsovia, donde llegué a estudiar Psicología, me invitó a dar un discurso, o guest lecture,a estudiantes de maestría y doctorado para hablar sobre mi novela.

Ocho años han pasado desde entonces, la ciudad me recibe de la misma manera en que me recibió la vez anterior, con una sublime nevada y un viento frío y rotundo.

Escribo ahora desde el piso 30, el último piso de un hotel ubicado frente a uno de los edificios más emblemáticos de Polonia, conocido como Pałac Kultury i Nauki (Palacio de Ciencia y Cultura), el cual fue una especie de “regalo” impuesto por Stalin, posterior a la ocupación, entre las décadas de los 30s y 40s, que sobre la entonces República Popular de Polonia ejerció la Unión Soviética.

La construcción de este edificio data de 1952 a 1955, fecha en la que esta torre fue terminada. Hasta antes de los 60s, era uno de los ocho rascacielos más grandes del mundo. Hoy en día mide 237 m. de altura. Es un edificio imponente, su arquitectura tiene una evidente influencia soviética, sin embargo, el arquitecto de este rascacielos, Lev Rúdnev, quiso añadir detalles propios de la arquitectura polaca tras haber recorrido el país. En la cima de este enorme edificio se encuentra un mirador desde donde es posible apreciar el resto de la ciudad —al que en esta ocasión sí subí— y también desde donde ocurrieron ocho suicidios: el primero de un francés y los otros siete de polacos. Durante el levantamiento de este altísimo edificio también murieron 16 de los trabajadores, aunque tal vez hayan sido más.

En 1967, los Rolling Stones dieron un concierto en este edificio que, además de mirador, tiene un cine multiplex, un teatro, dos museos, oficinas, bar, restaurante, etc., así como las esculturas que lo rodean: el astrónomo Copérnico —cuyo nombre original, en polaco, es Mikołaj Kopernik— y el poeta Adam Mickiewicz.

Salgo del Pałac Kultury i Nauki, la nieve sigue cayendo, me encanta la nieve, no importa el frío que haga. Opto por caminar rumbo al centro de Varsovia, que está retirado de este punto de la ciudad, pero de alguna manera quiero ver qué sigue igual, qué ha cambiado.  Noto que el lugar de kebabs 24/7 al que solía ir después de salir de fiesta con amigos, ya está obstruido por unos tablones de madera, pese a que la publicidad sigue siendo la misma que la de hace ocho años, parece ser que cerró hace no tanto tiempo, quizá fue producto de la pandemia.

El dramatismo que la nieve le da a la ciudad es impresionante, pero también lo es la forma de vestir de la gente, algo de lo que más me ha cautivado siempre de Varsovia es eso, la forma de vestir. Varsovia, pese a que no cuenta con el estereotipo de moda con el que sí cuentan ciudades como Roma, París, Londres, Berlín o Nueva York, tiene una magia indescriptible, orgánica. La gente le da ese espíritu a las calles de Varsovia con su vestimenta invernal. Extrañaba ver esas escenas de mujeres en abrigos de mink en el tranvía, con sus guantes de piel y sus zapatos de tacón también, mujeres de ojos fríos.

Recuerdo la mirada que muchos adultos mayores tienen, son miradas que sólo he visto en Polonia, en personas mayores, y que, tiempo atrás, llegué a la conclusión de que posiblemente es la mirada que tiene quien sufrió lo que sufrió Polonia en la Segunda Guerra Mundial, quizá como bebé o como niño, o teniendo familiares que lo vivieron no muchas generaciones atrás. Pero estos rasgos faciales son parte de la fisonomía polaca, piel blanca como la nieve que continúa cayendo en breves copos, ojos claros, cabello rubio o muy negro o castaño, a veces pelirrojo.

Las mujeres gustan de usar abrigos y gorros de pelo, de fur, ya sean sintéticos o reales. Los abrigos a veces son largos o a veces cortos. Sólo en Varsovia he visto a tantas mujeres tanto con abrigos de pelo como caminando en tacones altos por la ciudad con el piso repleto de hielo, ya sea entre los centímetros de hielo o en suelo plano y resbaloso, lo cual, una pensaría, es peligroso, pero para ellas aparentemente no, insisto, mujeres de todas las edades, desde adolescentes hasta adultas y mujeres mayores. Hay una especie de esmero muy particular en su arreglo personal. Hacia donde voltee, me da la impresión de estar en una revista de moda, y me encanta. Naturalmente, llevo mi cámara a todo momento, resguardándola de la nieve o del frío, pero también a la mano dentro de lo posible.

Llegué a presenciar la caída de una muchacha que atravesaba la calle, ella llevaba tenis y aun así cayó en la trampa del engañoso piso helado.

Es muy común encontrar personas de la tercera edad en Europa, Polonia no es la excepción. En las avenidas concurridas Centralny y Centrum, debajo del Pałac Kultury i Nauki, hay pasillos subterráneos, en los que hay tiendas que venden cigarros, revistas, comida rápida. Por alguna razón extrañaba caminar por esos pasillos fríos y comprar ahí mis cigarros.

En días pasados, andando por en estos pasillos intermedios entre las vías subterráneas del tren y el suelo de arriba por donde pasan por igual automóviles, transeúntes, tranvías, bicicletas y autobuses, me encontré con un señor de alrededor de 90 años, quien iba caminando muy despacio con las manos pegadas a la pared y con un paso lento, yo pensé que tal vez estaba tratando de abrir su negocio—un negocio, por cierto, de abrigos de pelo—, y mientras observaba esta escena, una mujer en sus cuarentas tal vez se acercó a auxiliarlo, no entendí lo que le dijo ella a él pero pregunté si les podría ayudar en algo, ella me agradeció diciendo que no era necesario, que el señor sólo necesitaba subir las escaleras.

En camino hacia el centro, voy recuperando recuerdos que ya se habían ido. Varsovia es visualmente impresionante, su arquitectura es ecléctica, hay arquitectura soviética, barroca, neoclásica, rococó, gótica, medieval. Noto su propaganda, su publicidad, su diseño editorial. Cuánto hay que admirar el diseño gráfico polaco, y cuán poco valorado está. Polonia es un país de primer nivel en su diseño editorial y propagandístico, sus anuncios en luces neón son simplemente espectaculares, sus libros lo mismo, ediciones maravillosas. Hay una fuerte influencia soviética en la estética de Varsovia, una estética que tal vez se desea preservar, que los polacos preservan y lo hacen muy bien, no sé si ellos sean conscientes de esto. Asimismo, hay mucha manufactura local, mucho producto local, mismo que es consumido ahí mismo, y disfruto ver que Polonia funciona a su manera, como una especie de país independiente, pese a que pertenece a la Unión Europea. Varsovia continúa preservando su antigüedad, aunque, claro, lo veo con ojos extranjeros. Las políticas públicas son arena de otro costal.

lo más leído

To Top
Translate »