Opinión

Mañaneras 2.0 ¿recurso a favor o espada de damocles?




agosto 16, 2024

Lo que a AMLO le resultó con creces, podría no serle tan útil a la doctora Sheinbaum… “Las segundas partes nunca fueron buenas”; ahí estarán las mañaneras para ratificarlo o desmentirlo

Por Hernán Ochoa Tovar

La conferencia de prensa matutina llevada a cabo por el presidente Andrés Manuel López Obrador, mayormente conocidas como las mañaneras en el argot popular como en el círculo rojo, se mantendrán durante el sexenio que está por comenzar: el de la doctora Claudia Sheinbaum (2024-2030).

Aunque al principio existía la incertidumbre de si continuarían más allá del sexenio actual, sobre todo porque ha sido la estrategia comunicacional predilecta del presidente en turno, la presidenta electa ha confirmado la idea. En fechas recientes, comentó que se realizó una encuesta para inquirir al pueblo de México acerca de la pertinencia de realizar las mañaneras, así como el horario que debían tener.

De acuerdo con los propios datos brindados por el oficialismo, la conferencia en cuestión debía seguir realizándose por las mañanas, como ha sido habitual (de ahí su afamada denominación) teniendo una periodicidad diaria y no semanal, como lo habían sugerido algunas personas. A este respecto, me permito preguntarme: la continuación de las mañaneras ¿serán un acierto o un bemol para la próxima mandataria? Debido a que existen múltiples claroscuros en torno a la temática en cuestión, procederé a explicarlas en la segunda parte de la presente colaboración.

Como lo he planteado, las mañaneras han sido el aparato de comunicación predilecto del presidente López Obrador. Para bien y para mal, han comunicado su mensaje en todos los espacios de la República, a través de los distintos medios de comunicación masiva (no sólo los tradicionales, como la radio y la televisión, sino otros de carácter más contemporáneo, como internet y las redes sociales). Esto le ha permitido mantener, con creces, el monopolio de la comunicación pública.

Mientras, hasta el sexenio anterior, los noticieros solían informar acerca de una serie de acontecimientos que gravitaban en torno a los más diversos actores del quehacer público (la comunicación unidireccional se resquebrajó desde la caída de la Presidencia Imperial), hoy es AMLO quien controla el mensaje. Quizás haciendo una acertada interpretación de Marshall McLuhan (el medio es el mensaje), el presidente ha sabido monopolizar la conversación pública, tanto en los sectores especializados como en la ciudadanía común. Y las mañaneras han sido el vehículo ideal para cristalizar tal propósito.

Empero, no todo ha sido causal o gratuito. Las mañaneras han funcionado debido al carisma y el lenguaje que el propio mandatario les ha imprimido. De ahí que, incluso, personajes como Leo Zuckermann reconozcan que el presidente es un excelente comunicador, pues ha logrado conducir su mensaje, sin intermediario; convirtiendo sus simpatías en sufragios efectivos.

Mientras las conferencias de prensa de algunos políticos de antaño solían utilizar un lenguaje complejo, distante y técnico, AMLO ha tenido el mérito de explicar todo “con manzanitas” para que lo entienda todo mundo: desde los expertos hasta los integrantes de la clase trabajadora. Y no sólo eso, sino que ha hecho de sus alocuciones, piezas únicas de emotividad y picardía. Mientras, quienes lo antecedieron, dejaban la emoción para las campañas y sacaban la solemnidad en el ejercicio cotidiano del poder, AMLO soslayó ese argumento, pues las mañaneras se han tornado en una pieza donde la emotividad discurre, pero polariza; logrando granjearse a los adeptos, pero alejar a los adversarios, sin tan siquiera intentar engarzar al punto medio, que fue un cometido que se buscó en la política tradicional por espacio de mucho tiempo.

Debido a lo anterior, se puede señalar que, al intentar reproducir dicho modelo de comunicación institucional, la doctora Sheinbaum encarnará diversos desafíos. Para comenzar, y estando de acuerdo con los planteamientos de Eduardo Ruiz Healy, considero que la presidenta electa posee un carácter más técnico y científico que Andrés Manuel López Obrador, quien ha resaltado por ser un líder político y carismático, mas no un administrador diestro.

Bajo la tesitura anterior, lo que a AMLO le resultó con creces, podría no serle tan útil a la doctora Sheinbaum. Esto porque, como lo expliqué en campaña, a pesar de su retórica salpicada de realismo mágico, la misma le resultó verosímil para sus fines y proyectos. No obstante, el carisma no es transferible, y lo que resultaba natural en AMLO, no se visualiza de la misma manera en la Doctora, quien, desde que es mandataria electa, ha adoptado una estrategia comunicacional más directa y le ha resultado más franca que los intentos de reproducción de los pasajes obradoristas al fragor de la campaña presidencial.

En el mismo tenor, AMLO pudo polarizar y capotear el vendaval y le resultó durante todo el sexenio. No veo a la doctora Sheinbaum en el mismo canal. De hecho, las conferencias que llegó a realizar durante el lapso en el que se desempeñó como jefa de gobierno de CDMX, se caracterizaron por su concreción y su capacidad técnica, más que por su lenguaje político hasta la médula.

Visualizando las presentaciones de gabinete que ha venido realizando hasta la fecha, puedo intuir que las mañaneras de su gestión discurrirán en esa tesitura.

Esto me deja una pregunta ¿podrán retener la popularidad que hasta ahora han cosechado? Porque al propio AMLO le permitieron tornarse en una especie de político standupero que cosecha el botón de oro de youtube y mantener la popularidad hasta la estratósfera, incluso en el cenit de su mandato. Pero un mensaje sobrio y llano no sabemos si podría mantener el mismo efecto, o volverse una conferencia más, en el universo comunicacional del internet y la televisión; al mismo tiempo que no sabemos si pueda mantener el monopolio de la comunicación pública.

¿Serán las mañaneras un recurso a favor o una espada de Damocles? Lo veremos. Pero sí estimo que, más allá de tentaciones, la doctora Sheinbaum mantenga su estilo propio y rescate lo positivo de este ejercicio, que fue la comunicación horizontal con el electorado, aunque sí sería relevante que se permitiera más la gravitación de las voces críticas en el seno de la misma.

Dice el dicho popular que “las segundas partes nunca fueron buenas”; ahí estarán las mañaneras para ratificarlo o desmentirlo. Es cuánto.

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