Derechos Humanos

La libertad de ser




junio 29, 2019

Este es un acercamiento fotográfico a seis personas que se salen de “la norma”, que se identifican o no dentro del discurso LGBT. Una serie que antepone la escucha a las etiquetas, a través de la imagen, los espacios y las memorias de cada persona retratada

Fotografías y texto: María Fernanda Ruiz
Pie de Página

Hablar de diversidad es hablar de derechos. El derecho a la identidad es un derecho fundamental de cualquier persona. Un derecho que permite, desde la infancia, trazar caminos de búsqueda sobre quiénes somos y quiénes queremos ser.

En México, el derecho a ser se ve atravesado por la desigualdad, el racismo, la homofobia y otros generadores de violencias y prejuicios. Pero también existen personas que, desde la cotidianidad del día a día, defienden su derecho a la identidad.

Aquí presentamos seis retratos de un país que cada día pelea por el derecho a la diversidad.

Diva Espinosa: pelea arriba y abajo del ring

“Mujer. Afrodescendiente. Lesbofeminista. Istmeña. Boxeadora. Soy una mujer migrante que ha transitado diversos territorios. Hace 14 años la Ciudad de México se convirtió en mi territorio preferido y medianamente seguro. Esta es mi identidad: saberme, vivirme y narrarme como una mujer fuerte, lesbiana, de lucha. Una boxeadora que pelea, arriba y abajo del ring.”

Para Diva, retratarla en donde entrena box es importante. Se trata de un espacio relacionado con su identidad: “Para mi es una forma de resistir diariamente. Algo que yo elegí, donde puedo luchar contra un tabú que de pronto sigue siendo ser lesbiana (…) La gente lo que lee es un cuerpo tal vez masculinizado y no entiende mi historia, ni mi proceso. Y tal vez también las compas lesbofeministas podrían leer eso: ‘está practicando un reporte que es violento’ y no se centran en cómo lo estoy resignificando desde mi”.

Diva habla del lesbofeminismo como un proceso personal: “Es un proceso individual que he decidido hacer. Es entender y encontrarme con estas ideas que de pronto me han costado abrazar y aceptar. Es dar significados desde lo vivido, lo corpóreo, desde esta resistencia de ver que la violencia no para, de decir que me voy a aferrar a mí, a ser yo y no volver a meterme o encerrar en un clóset o a invisibilizarme”.

Coco es el aliado de Diva. Todos los días comparten un paseo por el parque y él la espera a
que termine su entrenamiento de box.

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Xavier Lizárraga: nombrarse es una actitud política

“Hombre gay y
activista sexopolítico desde 1957”

Xavier es un activista gay. Cuenta que él fue el primero en traer la bandera arcoíris a México. lo hizo aprovechando “que en el mundo se estaba diciendo basta”, Ahora, ésta cuelga ahora en una esquina de su estudio.

Pero el lema “Cuarenta años de derechos” que consigna la marcha del orgullo gay no lo representa, dice, porque todavía faltan muchos derechos por conseguir. En todo caso, debería decir: “cuarenta años luchando por los derechos”. Por eso, este año empezará a hacer la “marcha del orgullo crítico”. Quienes coinciden con eso harán una marcha noviembre conmemorando el “baile de los 41”, para darle el sentido propio del lugar donde están.

Porque para Xavier las definiciones tienen un sentido: “Vivimos una época en la que todos tenemos que tener una cierta definición si no queremos que nos definan los demás. Nombrarse es una actitud política que persigue algo, persigue un cambio.”

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Queso: habitar en palabras que el poder no encuentre

“Me defino como un animal salvaje (o es mi aspiración). Me gustan las trans-especies porque desmontan la idea de lo humano. No me siento como un animal en específico, solo sé que mi instinto le gana al uso de la razón.

Me gusta ubicarme y habitar en las palabras donde el poder jamás se va encontrar: en una rata, en un ser cucaracha. Tengo una total resistencia a la realidad que el poder se ha encargado de imponernos. Cuestiono todo lo que tiene ese palabra, incluyendo empoderamiento, que antes ocupaba bastante.”

Cuando le pregunto por qué quiere que tome las fotos donde se corta el cabello, dice que “si estuviera en una isla desierta me seguiría rapando o tendría perforaciones y pienso que sí, porque me gusto”.

A Queso su corte de cabello le ha acompañado desde hace tiempo:
“En secundaria es la única etapa de mi vida en la que he tenido el cabello largo y fue horrible porque accedí a negarme. Siempre me quise rapar y ahora he perdido miedo y me vivo completamente diferente. Siempre me ha gustado mucho cómo se veían las culturas originarias y para mi es una forma de estar buscándome (…) Cada quién tiene su forma de buscar sus identidades. ¿Por qué estaría mal modificarnos, si queremos? Cada quién tiene sentidos de la vida diferentes y si las personas quieren modificarse pues que se modifiquen. Todas las personas tendríamos que tener la libertad de identificarnos y vernos como queramos y no hay por qué estar juzgando a nadie por eso”

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Fernando Montes de Oca: ser y dejar ser

“Una persona se define conforme va conociendo el mundo. Yo no soy
la misma persona de hace 16 meses, que me mudé a la Ciudad de
México a quién era cuando vivía en Colima. En este momento me
defino como una persona gay, no abiertamente porque me gusta ser
reservado, lo sabe mi familia y mis mejores amigos y creo que eso me gusta, que la gente que es importante para mi me conoce”,

Fernando se define a partir de lo que le gusta: “ Las cosas que me gustan son las cosas que más me representan y con lo que he moldeado mi personalidad. Me gustaría que me relacionaran con una persona que hace podcast, que escribe o hace fotos; me gustaría que me identificaran con eso (…) Vivir sin etiquetas es muy complicado porque vivimos en una sociedad que siempre está viendo qué está haciendo el otro. Volvemos al tema de la libertad: se libre y deja ser libre. Cada quién vive un mundo. Hay que ir con la libertad de que podemos cambiar.”

A Fernando le gusta pasear con Bruna por las calles de la Narvarte por eso decidió ser retratado ahí. Bruna es la mascota de Javier, su novio. Tanto Fernando como Javier viven en esa colonia y ahora se ha vuelto especial

“Para mi este espacio, estas calles, se volvieron familiares”

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Frida, Margarita, Oshadi y Siboney: identidades diversas

Shot with NOMO INS W.

“Somos una familia queer, amorosa, unida y solidaria”

Frida Krujit y Margarita Sánchez son una pareja que vive con su hijo Siboney y su hija Oshadi en una casa muy acogedora en la Ciudad de México.

Ambas se definen de diferentes maneras: Para Margarita, en su experiencia de vivir en diferentes partes del mundo, la identidad es como una membrana flexible: “Las identidades nos son impuestas por una cuestión geográfica, por una cuestión de relaciones, de en qué familia nacemos, pero a mi me parece que la identidad es un proceso en construcción, en un devenir, es una membrana flexible.

Muchas veces por cómo se debe ver una mujer, me identifican como hombre, incluso me pasa cuando estamos hablando por teléfono, después de todo soy un humano que está en un proceso de devenir que se da el permiso para que cambie”

Frida cree en la flexibilidad de la identidad pero también considera que hay cuestiones inamovibles como el ser feminista. Ella se define desde lo que queer: “Me gusta la palabra queer porque captura la libertad de ser siempre un poco fuera de lo común, me encanta eso, que no me tengo que definir en términos de mis opciones de amor, sexualidad, procedencia.

¿Salir con un chico me hace hetero? ¿Salir con una chica me hace lesbo? ¿Haber salido con los dos me hace bi? Naaaah, ¡soy Queer! Y luego: “¿de donde eres?” ah pues, ¡ya no sé qué decir cuando me preguntan! Ya no tan holandesa, ya un poco de todos los países donde he vivido, España, Portugal, Inglaterra, México, Puerto Rico… Mi corazón se ha llenado de identidades diversas, seguirá hasta que me despida de ese mundo. Y así me gusta.”

Frida y Margarita quisieron ser fotografiadas en su casa porque es donde han construído su lugar seguro. La escuela de Siboney y Oshadi les queda enfrente y en el sismo del 19S decidieron abrir su casa a los demás y así compartir y darle más sentido a su hogar y a sus privilegios.

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Luna Lansman: ser drag es ser libre

“Soy una persona muy feliz, de día y de noche, si soy un chico o una drag.

En imagen dos pero en personalidad una porque soy la misma persona. A lo mejor lo maximizo un poco pero tengo la misma personalidad simplemente diferentes looks.”

Para Luna, ser drag significa libertad.

“Es esto: salir, divertirme, ser quién soy, o sea el drag para mi es la libertad. Va de la mano al salir a la calle y ser lo que yo quiera y ponerme lo que yo quiera”

Quiso ser fotografiada en Rico Club porque es un lugar donde están sus amigas: “Creo que la mayor parte de las drags que están ahí son personas que mueven la ciudad en el drag; están en teatros, en programas, tienen su propio canal de Youtube, son personas que me vibran mucho. Sin querer llegue a Rico con ellas y pues ahí estoy y me encantan (…) Ser comunidad drags es que, en tiempos difíciles, cuando estamos por subir al escenario, nos ayudamos o acomodamos el cabello o algo. El ayudarnos, independientemente de las diferencias que tenemos, para mi gusto y para lo que yo sé y para lo que yo vivo, a eso se le llama comunidad”.

Las selfies se tomaron con la aplicación Nomo y el filtro INS W, que emula fotografías polaroid de la cámara Fujifilm instax mini 25. Cada persona retratada tomó su selfie de la forma en la que le gustaría representarse.

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