En El País

Miguel Medina: decimosexto crimen de odio en Veracruz




agosto 12, 2019

La noche previa a asesinato, Miguel Medina participó en un taller de teatro en la casa de Cultura, donde contó que quería ser modelo. Los forenses descartaron la violación contra el joven originario de Acayucan, pero su muerte a pedradas conmocionó a su familia, que reclama justicia. La comunidad LGBT+ contabiliza 16 crímenes de odio en Veracruz

Texto: Ignacio Carvajal y María Ruíz
Foto: Tomada del Facebook de Mike Kardashians
Pie de Página

Veracruz – Miguel Medina Lara abrió su corazón ante un grupo de chicos que participaban en un taller de teatro en la Casa de Cultura de Acayucan sin saber que horas después sería asesinado. El joven de 21 años mostró uno de sus tesoros más preciados: una libreta de dibujo que conserva desde la primaria.

Cuando le tocó su turno ante el grupo del taller “El Teatro como Posibilidad”, impartido por su primo, Alex Lara, explicó que sus dibujos lo empujaban a buscar sus sueños: convertirse en actor, trabajar en alguna compañía de teatro, montar una obra, o ser modelo andrógino.

“Lo sentí libre. Su voz resonaba en el espacio cuando lo contaba (y nosotros los actores sabemos que cuando una voz resuena así es porque es libre, porque está llena de verdad y pasión). Él estaba feliz de mostrárnosla y muy feliz de que otros chicos mostraran también cosas especiales”, contó Alex Lara.

Lara estudia en la Ciudad de México, pero es originario de Acayucan, y asegura que Mike estaba interesado en seguir sus pasos, con los ánimos firmes por trascender y aprovechar toda su sensibilidad.

Carlos Atilano Lara, otro familiar, define a Mike como un ser humano que encontraba inspiración en cada momento y acto de la vida. Incluso, si corría el aire o caía la hoja de un árbol, era la oportunidad para mostrar sus mejores cualidades para modelar en pasarelas imaginarias.

Alex Lara jura que cuando andaba así por las calles llamaba la atención:

“Él salía para trabajar, se ponía un audífono, se ponía otro y la pasarela comenzaba: tenía tantas calles que caminar y cada una de ellas se volvía una pasarela… su propia pasarela”, dice.

“Nunca se subió a una pasarela oficial pero para él, barrer el patio creaba un nuevo universo en el que cada paso se volvía un paso de modelaje y cada hoja caída del árbol en el patio se volvía un detalle con el que posar, siempre mientras sonaba la música que a él le gustaba, siempre el pop a todo volumen en su casa. Los vecinos le gritaban: ‘Migueeeeell, bájale a tu música que no se oye’, y él posaba’”

Mike Kardashians, como le conocían en redes sociales, se integró al grupo del taller por invitación su primo, quien se sumó al proyecto movido por el interés de darle algo al pueblo donde nació, después de haber aprendido un poco sobre actuación teatral en las aulas de la Escuela Nacional de Artes Teatrales.

Serían tres días de aprendizaje. El primer día, Mike lo pasó interesado en lo que se iba a mostrar en la casa de cultura. El segundo, a todos les tocó llevar un objeto con significado especial. Fue cuando Mike llevó sus dibujos.

Al tercer día ya no llegó.

Miguel Ángel Medina fue asesinado a golpes de piedras el viernes 89 de agosto. Su cuerpo fue localizado en el cementerio Gregorio Vidal Alor, en Acayucan, un día después de que su familia lo reportara como desaparecido.

En Veracruz, uno de cada tres crímenes de odio

Antes de Miguel Medinal, en lo que va del año fueron asesinadas en Veracruz 15 integrantes de la comunidad LGBTQI+, según datos de Jazz Bustamante Hernández, integrante del Observatorio Nacional contra Crímenes de Odio y del colectivo Soy Humano A.C.

La organización comenzó un registro estadístico en 2012 pero la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz se rehusa a reconocer las cifras en la entidad que ocupa el tercer lugar con mayor número de crímenes de odio en el país, dice la activista.

“El caso de Armando Ladrón de Guevara de 23 años es muy similar al de Medina. Ambos golpeados y asesinados con brutal violencia. El caso de Guadalupe López en el municipio de Emiliano Zapata, también: una mujer transgénero lapidada y un chico gay lapidado, y ambos torturados. Hasta pareciese que no son casos aislados. Es un tema que tiene que atenderse ya y los tres poderes de gobierno no pueden hacer caso omiso”.

Guadalupe López fue reportada desaparecida a principios de julio de este año. El viernes 5 de ese mes salió a trabajar pero no regresó. El 7 de julio encontraron su cuerpo en el cementerio de Pancho Nuevo, Emiliano Zapata, con signos de tortura y golpes en la cabeza.

Como Guadalupe López y Miguel Medina, a Armando Ladrón Guevara, de 23 años, lo asesinaron y torturaron en marzo, en el municipio de Cosamaloapan.

Jazz Bustamante resalta que estos crímenes cumplen con los agravantes del artículo 144 constitucional del Código Penal de Veracruz que dan las características de ser crímenes de odio por cometerse con saña, alevosía y abuso sexual.

“Cuatro causales agravantes en la cual la Fiscalía del Estado debería investigar el caso como un crimen por orientación sexual porque Mike era muy visible en cuanto a su orientación sexual. Sus redes sociales estaban plagadas con la bandera multicolor, porque iba a eventos, a foros y a marchas y se exponía orgulloso de ser una persona de la diversidad sexual.

“El hecho de que la Fiscalía dice que se está investigando como primero, segundo y tercer grado, entonces, no está aplicando la ley como es debida y sigue demostrando la ineptitud por parte de ellos y esto nos lleva obviamente a un problema estructural”.

Bustamante denuncia que no existe coordinación entre las autoridades ni hay un esfuerzo por trabajar con la sociedad civil. Y lo que más frustra a la activista es que a pesar del logro de la modificación del artículo 144 del Código Penal de Veracruz para incluir como causales agravantes aquellos que asesinan por la religión de una persona, el color de su piel, su orientación sexual o identidad de género, la modificación no se aplica.

Según datos del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio contra personas LGBT en lo que va el 2019 suman 42 asesinatos en México; la primera cifra con la que cuenta el observatorio es de 10 crímenes de odio en 2014. La activista Jazz Bustamante relaciona el crecimiento de estos crímenes con los discursos de odio que organizaciones disfrazan de razones religiosas:

“Nos preocupa toda esta construcción social y cultural en lo cotidiano que están incitando grupos de odio de ultraderecha y grupos fascistas disfrazados de grupos religiosos o de asociaciones civiles que dicen que la homosexualidad es una enfermedad y que se van a ir al infierno. Ese discurso que pudiese no parecer dañino está causando graves estragos en Veracruz”, advierte.

Los esfuerzos por conseguir derechos vienen desde tiempo atrás, incluso el año pasado el comisionado de la Organización de las Naciones Unidas, Jan Jarab, hizo un señalamiento al estado de Veracruz para cesen y se investiguen los casos de crímenes de odio, pero la fiscalía que sigue siendo la misma de entonces no reacciona, no hay detenidos por ningún crimen, ni siquiera órdenes de aprehensión en casos donde hay sospechosos, señala la activista.

Los ánimos están bajos, Bustamante señala que llevan muchas acciones y pocos resultados.

“¿Cuántos comunicados, marchas, reformas necesitamos hacer para que el gobierno entienda que esto es un problema estructural pero que también en el país? Porque es algo que lamentablemente está ocurriendo en todo el país”.

“Ya hemos hecho muchas cosas, hemos convocado muchas marchas cada que asesinan a alguien pero no trascienden. Logramos que se modifique el Código Penal pero no existe aplicabilidad por parte de la Fiscalía. Existe mucha apatía dentro de la población e incluso existe miedo. La gente ya no quiere ir a la marcha a exigir justicia porque vamos y vamos, vamos a mesas de trabajo en el Congreso, en el las oficinas del ejecutivo y no trasciende, y no hay justicia y no hay… y entonces dices, ¿qué más podemos hacer? ” cuestiona la activista.

Mike y las pasarelas: el mundo fue su escenario

La libreta que Mike Medina llevó al taller de teatro mostraba muchas épocas de su vida. Ahí, contó a sus compañeros, comenzó a copiar la técnica de su papá, quien de niño le mostraba los trazos básicos para crear figuras y lo fue interesando en las artes visuales.

“Esta rama del arte era una pasión para él: el dibujo, la pintura, la creación y combinación de cosas que él ya conocía y de las cuales formaba cosas completamente nuevas”, cuenta Alex Lara.

Después de comenzar a estudiar Teatro y fue jalando poco a poco a Mike, quien incluso, se fue a vivir a la Ciudad de México.

“Me di cuenta que implicaba demasiado de las artes plásticas, del diseño de vestuario, del diseño de un espacio y yo recordé que desde niño él era fan de todo eso, así que lo invité al teatro, comencé a inmiscuirlo tanto como él se dejaba en el arte teatral, en la parte del diseño, y le comenzó a gustar y un día decidió hacer examen en la ENAT, pero no lo pasó. “Fue entendible porque literalmente estaba comenzando a entender todo eso como arte y no sólo como un pasatiempo. El arte renueva, concilia, sana, y él había entrado en ese proceso”, explica su”.

Mike tuvo que regresar a Acayucan por cuestiones diversas, entre ellas, trabajo. Logró meterse al programa Jóvenes Emprendedores del gobierno de la República, y consiguió empleo en una papelería.

Estaba decidido a prepararse más, ahorrar dinero e intentar de nuevo el examen de la ENAT. Las palabras de Alex Lara le daban vigor pues le había comentado que podría participar en otro proyecto en 2020, solo era una promesa, pero suficiente para recargarle los ánimos.

“Decía que quería hacer el examen y quedarse. Que ya había visto cómo eran los exámenes y cómo se movía ahí todo y que creía que si le echaba ganas esta vez lograría entrar”.

Él encontró el amor al teatro -retoma Alex Lara- en la parte escenográfica, en el diseño de vestuario, en el diseño de escenografía, que al final era lo que él hacia, dibujar, pintar, diseñar

El último día que le vieron, fue cuando Mike Medina llegó al taller de teatro de su primo armado de su libreta de dibujos, al día siguiente tendría que llegar con otro objeto relacionado a su libreta. Pero no llegó. Su cadáver aparecíó entre lápidas del panteón municipal de Acayucan, el mismo donde resultó sepultado el domingo por la tarde.

Su familia lo llevó a sepultar en un cortejo fúnebre que durante el camino fue coreando demandas de “justicia, justicia, ni uno más”.

Lejos del machismo, de los estereotipo y tabúes alrededor de quienes no eligen la sexualidad de nacimiento, sus seres queridos piden que se busque al responsable y que se trate el caso como un crimen de odio, y no algo tradicionalmente pasional.

En las demandas de justicia, alzaron la voz contra el alcalde de Acayucan, Cuitláhuac Condado Escamilla, quien no ha dicho ni una palabra sobre el brutal homicidio.

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