Opinión

La improvisación no es un método (Presupuesto participativo)




enero 10, 2020

Una administración pública en manos de improvisados siempre será costosa y poco efectiva. Cada bache, cada luminaria apagada, cada pendón, cada placa roja, cada asesinato impune, cada obra pública que excluye a quienes usan sillas de ruedas (como el centro histórico) y cada contrato publicitario dan cuenta de ello

Por Hernán Ortiz
Académico

Ciudad Juárez –Nueve de la mañana, se me hizo tarde. Justo a esa hora pasaba por el puente que de manera extraña permite dejar la Hermanos Escobar para tomar el Cuatro Siglos. Sí, Cuatro Siglos, me resisto a llamarla Juan Pablo II y como en esta ciudad toda la gente hace lo que quiere de manera impune, pues.

El retraso me obligó a tomar un Uber en lugar de hacer el viaje en bicicleta como de costumbre. Llegué a la Presidencia Municipal a las 9:07. La plática informativa para el presupuesto participativo estaba programada de las 9:00 a las 15:00 horas.

Para entrar a la presidencia municipal se debe pasar por un detector de metales y mostrar las pertenencias personales, llevaba una mochila. Los policías encargados de esta labor, por lo general son amables, pero no esta vez. Aproveché para preguntar a uno de los oficiales dónde estaba la oficina de Atención Ciudadana. A la izquierda al fondo, fue su indicación.

Al llegar vi una fila de gente que estaba firmando listas de asistencia.

Nada existe si no hay una lista de beneficiarios firmada, desde políticas gubernamentales y reuniones académicas hasta proyectos comunitarios financiados por fundaciones socialmente responsables.

Con una lista, las cosas existen sin importar la realidad. Por ejemplo, podemos encontrar una lista de beneficiarios que son atendidos por el municipio en un programa para combatir la obesidad y desnutrición, pero no veremos que la bebida que ofrecen tiene casi el doble de azúcar que una soda común.

Lo importante son las listas, son evidencias rápidas casi instantáneas de trabajo e impacto. Impactos a más de un año no cuadran con los tiempos fiscales y se vuelven casi irrelevantes. Por eso se gasta mucho dinero en lo mismo una y otra vez porque en las instituciones la visión rara vez va más allá del año fiscal.

Regresando a la Reunión Informativa del Presupuesto Participativo, al llegar a la Oficina de Atención Ciudadana, la gente firmaba dos listas. Una la del servicio que llegaban a solicitar, en este caso becas o lentes; y la otra era la lista de asistencia a la Reunión Informativa.

Así, como por arte de magia ya tenían asistentes a una Reunión Informativa. La primera parte que la ley exige para poder ejercer los recursos del Presupuesto Participativo se estaba cumpliendo. Con engaños, sí. No es la primera vez, así lo hacía Héctor Murguía con los domos de las escuelas, le preguntaba a los directivos y familiares de los estudiantes si querían un domo, y cuando la respuesta era afirmativa, pues ya decía que se había hecho la consulta pública. Viejas mañas que no cambian.

Le pregunté a una señora por qué firmaba si esa lista era de la Reunión Informativa del Presupuesto Participativo. Me respondió que le habían dicho que firmara y que ella era muy obediente.

Maldita necesidad y maldita educación que nos enseña a obedecer.

A fin de cuentas firmé pero a un lado de mi firma escribí con letra de médico “hicieron firmar a la gente sin saber”. ¿Por qué letra tan fea? ¿Por qué un mensaje tan mal escrito? No lo sé, estaba nervioso y actuaba sobre la marcha, así las cosas, rara vez salen bien.

Espero que este texto sirva como declaración de lo que quería dejar evidencia (y tomé una foto) de que estaban simulando la asistencia a la plática informativa sobre el Presupuesto Participativo.

Eran las 9:17 cuando empezó la Reunión Informativa.

La convocatoria hablaba de una sola reunión en la Presidencia y marcaba una duración de 6 horas. Me predispuse a escuchar y analizar las distintas propuestas y revisar cómo es que el municipio gasta los recursos públicos. Sabemos que no son muy eficientes en ese aspecto. Es decir, los gastan, pero no en cosas que importen.

Incluso gastan en publicidad por medio de pendones que están prohibidas en cuatro reglamentos municipales. Ni ellos se hacen caso.

La Reunión Informativa por breve y sin sentido, me recordó a Chevy Chase dando una conferencia de prensa en Spies Like Us. Una vieja película de 1985. Dejo aquí el vídeo de esa escena para dejar claro mi punto.

El encargado de la plática, José Luis Leyva González. Él no estaba muy enterado de lo que decía, eso era evidente para quienes fuimos a la plática. Para quienes sólo esperaban su turno sólo era un susurro que se medio escuchaba en la sala de espera. Según la página de Transparencia del municipio percibe un sueldo de $ 32,439.15 pesos al mes. Tal vez su dedicación se ve mermada por falta de estímulo, pues gana menos que casi cualquiera de los Salvadoray del municipio, esto está para comentarse en otro momento, pero dejo una imagen para dar una idea. (Lo he hecho otras veces, pero en estas fechas de pago del predial, vale la pena recordar en que se gasta el dinero público).

Empezó deseando a los asistentes un feliz año y agradeciendo la asistencia a la convocatoria. Creo que se refería a sus subalternos que hacían que la gente pareciera que estaba en la plática cuando en realidad estaban esperando otra atención.

Dijo y tuve que corregirlo en su momento que el presupuesto del municipio siempre atendía las necesidades de la población así que prácticamente el 100 por ciento era participativo. Le recordé que del presupuesto municipal más del 60 por ciento era gasto corriente y en eso nunca consultan a la ciudadanía. (62.84 por ciento en el 2019 para ser exactos)

Su respuesta fue que bueno, era el 100 por ciento del 5 por ciento de los recursos de libre disposición que son un porcentaje del presupuesto del municipio.

Trataré de explicar lo que se nos compartió en la plática.

Las obras del presupuesto participativo deben atender necesidades colectivas (según la ley, I. Obras y servicios públicos. II. Seguridad pública. III. Actividades recreativas, deportivas y culturales. IV. Infraestructura rural y urbana. V. Recuperación de espacios públicos. VI. Medio ambiente) que no deberían ser confundidas con las obras particulares de una colonia. Esto último ya no lo especifica la ley se lo han sacado de la manga.

Las obras a elegir por la población surgen “a través de las solicitudes recibidas en las mesas temáticas de consulta pública para la elaboración del Plan de Desarrollo Municipal 2018-2021, las solicitudes recabadas a través del Programa de Atención Ciudadana (PAC) y peticiones de las redes sociales oficiales del Municipio, así como las boletas entregadas en el operativo al Pago Predial 2019”.

Estas propuestas serán votadas por la ciudadanía para su realización el día 14 de enero de este año.

El reglamento de la Ley de Participación Ciudadana dice que se deben recoger las necesidades de la ciudadanía cada año (artículo 68), no de los años anteriores.

Leyva dijo entonces que se podrán hacer solicitudes que no se hayan hecho antes, pero de una forma que desalentaba la participación.

Que las obras podían requerir la aportación económica de los solicitantes según el artículo 84 del reglamento de la ley, que no dice nada al respecto. Mintió.

Que las obra deberían incluir un porcentaje de firmas de los usuarios de la obra, tal vez (así dijo) un 10 por ciento. Cosa que es rara porque, ¿cómo sabes la cantidad de usuarios de una calle, de un parque, de una actividad cultural o recreativa o de una estrategia de seguridad pública? Me imagino que por medio de listas, las listas son tan relevantes hoy en día. Pero ni la ley ni el reglamento dicen nada de esto.

Después de mucho preguntarle y él dar muchas vueltas, al fin dijo que las propuestas que saldrán en las boletas son las recogidas en años anteriores, sin una metodología clara para ser financiadas por un presupuesto participativo. Es decir, de manera improvisada.

¿Cuánto nos cuesta la improvisación en los asuntos públicos? Las propuestas hechas por las ciudadanías antes del 14 de enero serán validadas por el COPLADEM.

El COPLADEM es el Comité de Planeación y Desarrollo Municipal, que supervisa, no de la mejor manera (lo sé, he sido parte), la administración de los recursos del Fondo de Infraestructura Social Municipal. Otro Presupuesto Participativo pero Federal.

¿Cuánto recurso se destinará a las necesidades presentadas por la ciudadanía antes del Presupuesto Participativo y cuánto a las solicitudes hechas bajo la convocatoria actual? Su respuesta fue que el presupuesto se gasta durante todo el año. No respondió la pregunta, pero no se quedó callado.

En resumen. Las propuestas de este año y anteriores las revisará el COPLADEM, las que se votarán serán las de años pasados. La elección será por medio de boletas y de manera electrónica, por medio de la CURP.

Al final su celular sonaba y decía que tenía que irse. Insisto, se fue como en esa escena de Chevy Chase en Spies Like Us.

El Presupuesto Participativo es una oportunidad para que la gente pueda presentar sus prioridades, debatir el uso de los recursos públicos y al final hasta decidir por medio de su voto. En lugar de hacerlo de una manera clara, la administración municipal improvisa para aparentar que cumple con la ley.

Hay dos cosas que impiden que esta herramienta pueda utilizare de manera efectiva.

Una, es que la gente está muy ocupada en trabajar para vivir o sobrevivir esta ciudad, según tu capacidad económica, de tal suerte que no queda tiempo para las discusiones de los asuntos públicos.

La otra, y con esto termino, es que una administración pública en manos de improvisados siempre será costosa y poco efectiva. Cada bache, cada luminaria apagada, cada pendón, cada placa roja, cada asesinato impune, cada obra pública que excluye a quienes usan sillas de ruedas (como el centro histórico) y cada contrato publicitario dan cuenta de ello.

jhiiio@hotmail.com

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