Opinión

Violencia intrafamiliar en tiempos del COVID-19




mayo 14, 2020

El incremento actual de la violencia doméstica refleja el grave deterioro del tejido familiar, en especial la violencia en contra de la mujer en el seno familiar, como consecuencia del ancestral machismo mexicano

Gerardo Cortinas Murra

Paul Frissard Martínez, coordinador de investigación y políticas públicas en México Unido Contra la Delincuencia A.C., escribe que “la pandemia de coronavirus ha modificado las rutinas de una gran parte de la población.

En México, poco se ha hecho ante la verdad incontrovertible de que los hogares constituyen un espacio de riesgo para las mujeres”.

“Ya en otros países impactados por la pandemia se ha documentado que, ante la ausencia de medidas de prevención efectivas, el confinamiento propició una intensificación de la violencia contra las mujeres en el espacio doméstico”. (Nexos, mayo 11, 2020)

Paul Frissard documenta el aumento preocupante de casos diarios de homicidios dolosos de mujeres y feminicidios:

“Mientras que en los primeros dos meses de 2020 una mujer fue víctima de homicidio doloso o de feminicidio cada dos días (promedio de 0.48 víctimas diarias en enero y 0.45 en febrero), la cifra casi se duplicó en marzo (0.84 víctimas diarias), con 26 víctimas (contra 15 en enero y 13 en febrero)”.

Este investigador se cuestiona: ¿Qué incentivos tienen las mujeres para denunciar, ante el riesgo de sufrir represalias por parte de sus agresores, si no confían en las medidas de protección que les puedan brindar las autoridades?

Lo anterior, dada cuenta que las mujeres “están particularmente expuestas a otros tipos de delitos violentos, cuyas cifras registradas no dicen todo de las dinámicas reales, porque “a diferencia de los homicidios y feminicidios (que son investigados de oficio), las cifras (oficiales) de violencia familiar y delitos sexuales corresponden únicamente a casos denunciados por una víctima en los que el Ministerio Público decidió iniciar una carpeta de investigación”.

Por otra parte, hace unos días, la titular de la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, presentó la campaña “NO ESTÁS SOLA”, en coordinación con la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la violencia contra las Mujeres (CONAVIM) y la ONU Mujeres; y que se trata de un “grito de solidaridad para todas las mujeres que por años han sufrido de violencias”.

De manera paralela, en una conferencia virtual, varias diputadas y activistas suscribieron una carta dirigida al presidente López Obrador, en la que hacen pública la solicitud de que se tomen medidas de emergencia que garanticen protección a las mujeres y niñas que viven situaciones de violencia.

La legisladora Martha Tagle (MC) cuestionó que “desafortunadamente, no ha habido políticas públicas efectivas que le pongan un alto al incremento de las agresiones de género suscitadas por el confinamiento”.

A su vez, la diputada Lorena Villavicencio (Morena) pidió al presidente que convoque a una reunión de emergencia a los gobernadores y a representantes de los poderes Legislativo y Judicial, “a fin de crear un programa nacional que erradique la violencia feminicida que se ha convertido en una catástrofe”.

En esta carta, se le pide no minimizar la violencia en el hogar y que tome medidas urgentes para atender a las víctimas… porque, en tiempos de pandemia, “el Estado se aparta de los estándares internacionales sobre sus obligaciones y no refuerza la atención a víctimas. Exigimos que se emprendan medidas extraordinarias”.

Por desgracia el reclamo feminista se extiende a todo el país.

La activista coahuilense Rosa María Salazar ha denunciado que “el encierro, la falta de recursos económicos, el desempleo e incluso el alcohol o la falta de éste, además de la costumbre de solucionar los problemas con actos violentos, incrementa la violencia contra las mujeres durante esta temporada de contingencia”.

“Son muchos factores los que influyen en la violencia hacia la mujer, en este último caso es el tener dinero y gastárselo en alcohol; pero en otros casos es el estar encerrado sin realizar ninguna actividad, y el no tener dinero… incluso, la abstinencia de alcohol también pudiera generar una mayor tensión en los hogares”.

Asimismo, más de seis mil mujeres de distintas partes del país, enviaron otra carta al presidente López Obrador, en la cual le exigen que “implemente medidas de protección ante el incremento de la violencia de género registrado durante el confinamiento por la pandemia de Covid-19”.

En Chihuahua, “se ha registrado un aumento del 24 por ciento en llamados emergentes de violencia intrafamiliar y sexual… en el aislamiento, el riesgo de maltrato va en ascenso, para muchas mujeres, niñas y niños el hogar puede ser el espacio más peligroso ante el aumento de la violencia doméstica”. (El Heraldo de Chihuahua, abril 25, 2020)

Al respecto, la Comisionada Ejecutiva de Atención a Víctimas en el Estado, Irma Villanueva, informó que al menos en Juárez han detectado que el 29 por ciento de los casos que llegan a la dependencia son por violencia familiar, cuando en meses pasados y antes de la pandemia era entre 3 y 4 por ciento.

Sin duda alguna, el incremento actual de la violencia doméstica refleja el grave deterioro del tejido familiar; en especial, la violencia en contra de la mujer en el seno familiar, como consecuencia del ancestral machismo mexicano.

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