En El País

Nace Red Amapola México: la guerra contra las drogas no se terminó con AMLO




julio 18, 2020

Red Amapola México: generar debate para cambiar argumento de la política antidrogas, más dinero al campo, menos a la Sedena. El grupo de investigadores quiere hablar de la economía amapolera en términos culturales, sociales e históricos

Texto: Vania Pigeonutt / Pie de Página
Fotos: Salvador Cisneros

Ciudad de México y Chilpancingo, Guerrrero –  Ha pasado más de una década desde que Felipe Calderón inició la llamada guerra contra las drogas; una política que privilegia la erradicación de cultivos ilícitos, operativos y fuerte presencia militar. La estrategia no ha cambiado; sigue enfocada en castigar y perseguir los delitos relacionados con el tráfico de drogas, que concluyen en su mayoría, en penas contra narcomenudistas y consumidores. Este política armada no ha logrado desmantelar el negocio ni ha ayudado a las comunidades sembradoras.

Tampoco hay en el país un debate que abone a entender el fenómeno complejo desde los cultivadores, sobre todo de amapola. Porque de la economía amapolera –a diferencia de la de cannabis–, no hay un diagnóstico gubernamental ni de organizaciones, que ahonde en las necesidades de los sembradores de la planta de la que se extrae goma de opio. No hay información aunque se trate de una gran economía emergente: México es el tercer mayor productor de amapola ilegal en el mundo.

Con estas reflexiones nace la Red Amapola México, iniciativa que busca generar conocimiento de las economías amapoleras. Creada por Noria Research, es un espacio de investigación que analiza la economía del opio y la heroína en México, junto a la organización Mexicanos Unidos Contra la Delincuencia (MUCD), que trabaja en temas de seguridad y construcción de paz.

Tania Ramírez es directora del programa de política de drogas de MUCD. Ella contextualiza: Con la pandemia de covid-19, es evidente cómo los territorios rurales dedicados a sembrar amapola quedan fuera de las estrategias públicas de desarrollo y de las medidas gubernamentales de emergencia y apoyo. Se desconocen sus condiciones actuales. Se enmarca a estas comunidades en una narrativa de violencia y narcotráfico.

“No sabemos si esta crisis haya afectado de manera positiva o negativa esa economía. Estamos en el nivel de las especulaciones: qué pasó con los mercados de drogas… (la siembra de amapola) es el elefante en la habitación; y justamente queremos que haya el reconocimiento de esta economía y que se aborde desde una perspectiva integral, no sólo en las narrativas de violencia”, Tania Ramírez

Aunque discursivamente el presidente Andrés Manuel López Obrador dio fin  a la “guerra contra las drogas” en 2019, en los hechos no es así. En los registros, dice Tania, pueden asegurar un continuum de la estrategia militarizada y de persecución que inició en el sexenio de Calderón; y que marcó la pauta de una era de violencia.

“Continúa casi en el mismo nivel: las acciones para la erradicación, para la destrucción de cultivos, ya sea por las diferentes vías y métodos que se usan en su mayoría por parte de las fuerzas armadas. Continúan las incautaciones, y continuamos manteniendo los mismos indicadores de éxito, de las políticas de drogas tradicionales: operativos, incautaciones, detenciones, aseguramientos, erradicación”, critica.

Productor mundial

México ocupa el tercer sitio de siembra ilegal de amapola en el mundo. Este cálculo destaca en el Informe Mundial de Drogas 2020 elaborado por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). Con el 8 por ciento de la superficie cultivada ilegalmente, después de Myanmar, Birmania con el 11 por ciento y Afganistán, que lidera la producción mundial con el 76 por ciento.

El gobierno actual se comprometió en 2018 a cambiar de argumento para mejorar las condiciones de seguridad y justicia en México, advierte Ramírez. No sólo desde reformar políticas de drogas, sino cambiar el enfoque de prohibición y criminalización de los consumidores de drogas, a uno que incluya el desarrollo de las comunidades.

Legalización estancada

El gobierno actual dejó una ventana abierta a la legalización de la marihuana y la amapola sin que a dos años esto sea un hecho. Incluso, señala Ramírez, en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 López Obrador planteó como objetivo “reformular el combate a las drogas”; llamó a la estrategia actual prohibicionista, una política insostenible. Pero nada ha cambiado.

Por ejemplo, según datos del Instituto Nacional de Geografía Estadística y Geografía (INEGI): la tasa de delitos de narcomenudeo y delitos contra la salud registrados en investigaciones de 2018 aumentaron a nivel nacional.

El narcomenudeo fue el segundo delito por el que más adolescentes fueron imputados en 2018, detrás del delito de robo.

“Las detenciones de la fiscalía por narcomenudeo son mucho mayores a las relacionadas por tráfico. Nos enfocamos a detener a quienes portan pequeñas cantidades; porque han desvirtuado el trabajo de las policías, porque abren márgenes de extorsión”, critica Ramírez.

Mapear la amapola en México

La Red Amapola México busca desentrañar estas problemáticas reduccionistas. Este proyecto  en el que están involucrados periodistas, académicos antropólogos, sociólogos se plantea  investigaciones de campo en comunidades de Guerrero, Nayarit, Sinaloa, Durango y Chihuahua. Aportará la cuantificación de cultivadores, cuáles son las condiciones de sus comunidades, la explicación del porqué siembran amapola.

Romain Le Cour Grandmaison, cofundador y director de Noria Research, explica que las condiciones demográficas son distintas. Algunas comunidades indígenas están en la Montaña de Guerrero, otras también de pueblos originarios en Nayarit, donde pretenden explicar sus dinámicas complejas.

“Desgraciadamente se hacen propuestas o diseños de políticas públicas sin diagnósticos finos de las realidades”, menciona Romain Le Cour Grandmaison.

Las dimensiones entre las diferentes regiones son importantes para tener una visión más sistemática y global de lo que está pasando en las economías amapoleras en México.

“Tenemos campesinos cultivando amapola, la goma, vendiéndola a traficantes que la transforman y la llevan a Estados Unidos. La realidad es mucho más compleja, y sobre todo a partir de allí tenemos que redefinir nuestro acercamiento a la economía de la amapola”, dice Romain Le Cour Grandmaison.

Entre las alianzas internacionales de la Red Amapola México está el UC San Diego Center for US-Mexican Studies (USMEX), de Estados Unidos; la Transform Drug Policy Foundation (TDPF), de Londres Inglaterra, y el Transnational Institute (TNI), de Holanda, con quienes compararán realidades con otros países cultivadores de amapola.

“Nos faltan datos, profundidad histórica. Tenemos que producir muchísimo conocimiento, sistematizarlo, tener datos comparables de las diferentes regiones; acercarse a estas realidades tanto en la parte cuantitativa como cualitativa”. El investigador lamenta la carencia de documentos de México en el mundo hablando de la economía de la amapola.

“Hay temas que pasan por la amapola, pero que tienen que ver con dinámicas sociales amplias. La discriminación, el racismo, la división, del trabajo, la división del poder político en la región. La amapola va a ser una puerta de entrada. Es casi un pretexto, te diría, para entrar a la complejidad de espacios rurales en México, envueltos en dinámicas violentas, que tienen que ver con la amapola, con economías ilícitas y que sobre todo tienen que ver con marginación social”, finaliza Le Cour Grandmaison.

Irene Álvarez es socióloga del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y parte del proyecto. Ella explica que, con el conocimiento generado a partir de la etnografía de campo, buscan incluir en el debate a los habitantes de regiones amapoleras; como a los tepehuanos, coras y huicholes de Nayarit, entender fenómenos complejos de migración y de arraigo en las comunidades, muchas veces en la única opción de trabajos remunerados.

“Esto que la gente llama narcos es toda una categoría muy compleja. Los productores son gente que se encuentra en una situación de pobreza estructural muy grave y que encuentran en la producción de cultivos ilícitos la única oportunidad para permanecer en sus casas”.

La investigadora asegura que la política contra las drogas y social debe incluir este fenómeno. Por ello buscarán “mostrar su visión de mundo, mostrar sus problemáticas, sobre todo cuál es la función de estos cultivos ilícitos dentro de estas economías locales y mostrarles o simplemente tratar de ofrecer  y visibilizar esta vida cotidiana de ser campesino o un habitante indígena en Nayarit, Guerrero”.

Para finales de año la Red Amapola México dará a conocer su primer informe.

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Este trabajo fue publicado originalmente en Pie de Página que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la publicación original.

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