Opinión

La cachetada




agosto 24, 2020

El presidente está ante la oportunidad de demostrar que si se trata de corrupción, todos parejos. Aunque sea su hermano. Aunque sea un colaborador cercano y con –parecía– futuro.

Alejandro Páez Varela

Los videos se salieron de control a quienes los maquinaron. Eso es evidente. Pero es evidente, también, que no estuvieron todos estos años en las manos equivocadas.

(Antes de continuar, es mi obligación profesional decir que no tengo ninguna prueba de todo esto. Es producto de intercambios de mensajes con varios que podrían conocer partes de la historia. Como es mi obligación, escribí a David León para saber si podría responderme un par de preguntas; no tuve acceso al teléfono del hermano del presidente, de Pío, y tampoco lo he entrevistado en mi vida, así que difícilmente iba a responderme. El viernes pasado escribí a León por WhatsApp para que platicáramos en Los Periodistas, programa que codirigimos Álvaro Delgado y un servidor en La Octava. No respondió mi mensaje, por la razón que sea. He platicado con él varias veces y me parece un tipo inteligente y, hasta donde alcancé a ver, bien intencionado. Queda en él probar ambos atributos y ya no ante la prensa, sino ante la sociedad).

***

Los videos se salieron de control a quien los maquinó: Manuel Velasco. Eso me dijeron. Y no estuvieron todos estos años en las manos equivocadas porque fueron entregados con un propósito a Miguel Ángel Osorio Chong cuando era Secretario de Gobernación, muy cercano al Partido Verde y ya para entonces precandidato presidencial por su partido, el Revolucionario Institucional. Fueron una ofrenda, una muestra de lealtad del entonces Gobernador de Chiapas. Sirvieron al propósito. Y es probable que existan más videos de personas ligadas a la 4T, me asegura alguien: “Su Gobierno fue una máquina de corrupción”, me dijo. Y quizás esa actitud vulgar se puede confirmar en la descripción que hizo Santiago Nieto Castillo de él en su libro Sin filias ni fobias | Memorias de un Fiscal incómodo (Grijalbo, 2019). Curiosamente, lo que cuenta el ahora titular de la Unidad de Inteligencia Financiera es un episodio que se dio cuando se grababan los videos.

Nieto Castillo fue a Chiapas al encuentro del entonces Gobernador en su carácter de titular de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales. En la antesala de 40 minutos encontró, entre otros, a Arturo Escobar y Vega, entonces presidente del Partido Verde Ecologista de México. Los terrenos que pisaba el Fiscal daban asco: Escobar es el mismo que en 2009 fue detenido cuando, en el Aeropuerto de Chiapa de Corzo, a él y al líder del Verde en Chiapas, Fernando Castellanos, les hallaron un millón cien mil pesos en una maleta Louis Vuitton.

El 9 de septiembre de 2015, Osorio Chong rescataría a Escobar. Lo hizo Subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana de Gobernación. Casi tres meses después, Escobar se vio obligado a renunciar (25 de noviembre del 2015) por aquél escándalo, por cierto, de los años de Felipe Calderón Hinojosa; la PGR de Calderón dejó vivo al personaje.

“Su Gobierno fue una máquina de corrupción”, me dijo, sobre Manuel Velasco, una de las fuentes que consulté para este texto.

Santiago Nieto cuenta:

“Velasco, ordinario, me recibió con una pregunta inverosímil:

“–¿Sabes que tu jefa es mi amiga?

“Se refería a la entonces titular de la PGR, Arely Gómez, quien duró poco más de un año en el cargo. Mi respuesta fue automática, sin titubeos; amable, pero firme:

“–Sí, Gobernador.

“Al ver que no logró intimidarme, el mandatario arremetió:

“–¿Y sabes que es mi tía?

“Mi respuesta fue idéntica. Cierta tensión se apoderó del momento, pero permanecí inamovible.”

Nieto Castillo dice que un Velasco altanero, metálico y bravucón le dijo:

–¿Qué quieres?

“No habían pasado más de cinco minutos de mi explicación cuando Velasco me interrumpió de forma abrupta. Su pregunta fue contundente, majadera, indigna de un cargo como el suyo”.

Luego, Velasco agregó:

–Está bien, ¿cuánta lana quieres?

“Le respondí clara y pausadamente: Lo que quiero pedir, Gobernador, es que instruya a sus secretarios para que podamos organizar el proyecto de blindaje electoral y tener una reunión con el grupo de coordinación. Velasco endureció el rostro, se le enrojecieron las mejillas y puso su mejor cara de decepción. Supe entonces que la reunión había finalizado. Al Gobernador, que se había topado con pared, ya no le quedó más remedio que instruir a su titular de Gobierno para que ambas peticiones se cumplieran. Con frialdad, me obsequió una marimba de juguete. Salí de su guarida con la artesanía popular chiapaneca entre mis manos. Había logrado mi propósito. Jamás nos volvimos a ver”.

“‘El león cree que todos son de su condición’ es un dicho muy aplicable para muchos políticos entronizados en México. Manuel Velasco, Gobernador de Chiapas, es un excelente ejemplo de ello”, concluye Nieto Castillo ese capítulo penoso y revelador. Como digo, data casi del mismo tiempo en el que se grababan los videos que divulgó Loret.

(Mientras escribo este texto, David León me contesta: en un rato se pone en contacto conmigo).

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Los videos se salieron de control en tiempo presente. Pero estuvieron, todos estos años, en las manos correctas.

Eran una ofrenda a Osorio Chong, según me dijo una fuente. Eran para hundir a Andrés Manuel López Obrador, si el entonces Secretario de Gobernación salía electo candidato. Pero no salió electo candidato. Entonces se guardaron, para un momento como hoy.

¿Y David León? ¿Por qué sacrificar a David León? Porque, creo, en ese momento era sacrificable. No me lo dice nadie: lo asumo. No era ese funcionario prometedor de hace 10 días o poco menos; hasta antes de que Loret divulgara los videos donde entrega dinero a Pío López Obrador. El mismo David León grabó y entregó a su jefe los videos. Quizás, deduzco, confió en la persona equivocada. No sabía, deduzco, que entregaba su futuro.

Se me viene a la cabeza otro episodio, ahora que pienso en David León. Es el Gobernador de Chiapas, Manuel Velasco. Es el 9 de diciembre de 2014. “Una mujer intenta captar su atención pero no tuvo suerte, así que uno de sus asistentes, Luis Humberto, tratando de ayudar a la posible votante, se acercó a Velasco con peor fortuna: recibió una bofetada de su jefe. El vídeo del incidente, grabado con un teléfono móvil, se ha filtrado en internet mes y medio después. Colgada en la cuenta de YouTube del medio online Chiapas Paralelo, esta grabación, de poco más de un minuto de duración y que la publicación dice haber recibido de otro de los asistentes al acto, ha sido reproducida más de 1.4 millones de veces en poco más de un día. La bofetada aparece en el minuto 0:50 del video y se viralizó en redes sociales mexicanas. ‘Manuel Velasco’ y ‘Gobernador de Chiapas’ se colocaron como trending topics en Twitter y se usaron hashtags como #GoberCachetada”. Así lo narra Sonia Corona en una nota publicada en El País.

Velasco quería ser Secretario de Gobernación de la 4T; al menos eso se decía hasta antes de los videos. Lo impulsaban desde adentro la 4T para ese puesto… quizás otros que también fueron grabados; que aceptaron dinero “para el movimiento”. Eso oigo.

Pensarán que Velasco guarda esos videos, si es que existen, de otros que fueron corrompidos. Pero creo que es demasiado tarde; que los videos están en manos de quien no piensa en nadie más que en él: lo tienen acorralado y da zarpazos, y manda mensajes.

***

Los videos se salieron de control. Eso es evidente. Pero es evidente, también, que cumplieron su objetivo –planeado entonces y ejecutado hasta ahora–: afectar y (aquí se abre un tema más profundo) mandar un mensaje a López Obrador. ¿Cuál mensaje? Uno solo: que hay más videos fuera de control.

López Obrador, sobre todas las personas, debe aprovechar este momento. Reflexionar bien y aprovecharlo; acusar recibo y reflexionar. Lo primero que debe entender es que –ya que le gusta Silvio– la gente que lo quiere y que lo odia no le va a perdonar que se distraiga. Lo segundo es evaluar a quiénes tiene cerca. Manuel Velasco grazna como pato; camina como pato; tiene cara de pato; se junta con patos; venía de un huevo, como pato. Es un pato, pues. Y ese tipo de patos no tienen lealtades y cachetean. El presidente puede sentarse a esperar a lo que viene (porque puede venir, y más fuerte) pero no es ése su carácter.

Puede también iniciar una purga profunda de todos aquellos que acercó a él o que aceptó cerca, por pragmatismo. Debe purgarlos, aunque le duela, le duelan. El tiempo apremia. Ha consumido una tercera parte de su Gobierno. La economía difícilmente repuntará, la pandemia lo traerá asolado: es la corrupción, entonces, la única estrategia que se ve viable, segura.

El presidente está ante la oportunidad de demostrar que si se trata de corrupción, todos parejos. Aunque sea su hermano. Aunque sea un colaborador cercano y con –parecía– futuro.

(David León no se había puesto en contacto con un servidor, al cierre de este texto. En la tarde de ayer tuiteó: “Próximamente, acudiré voluntariamente a la @FGRMexico, a ponerme a sus órdenes, en torno a los videos difundidos en días pasados”).

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Alejandro Páez Varela. Periodista, escritor. Es autor de las novelas Corazón de Kaláshnikov (Alfaguara 2014, Planeta 2008), Música para Perros (Alfaguara 2013), El Reino de las Moscas (Alfaguara 2012) y Oriundo Laredo (Alfaguara 2017). También de los libros de relatos No Incluye Baterías (Cal y Arena 2009) y Paracaídas que no abre (2007). Escribió Presidente en Espera (Planeta 2011) y es coautor de otros libros de periodismo como La Guerra por Juárez (Planeta, 2008), Los Suspirantes 2006 (Planeta 2005) Los Suspirantes 2012 (Planeta 2011), Los Amos de México (2007), Los Intocables (2008) y Los Suspirantes 2018 (Planeta 2017). Fue subdirector editorial de El Universal, subdirector de la revista Día Siete y editor en Reforma y El Economista. Actualmente es director general de SinEmbargo.mx

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