Crónicas de Juárez

Villa está en todas partes y en ninguna




marzo 14, 2021

El 15 de marzo de 1916, el Ejército estadounidense al mando del general John J. Pershing ingresó en territorio de Chihuahua por Palomas… venía en búsqueda de Pancho Villa

Juan de Dios Olivas / Especial para La Verdad

“Tengo el honor de informar que Francisco Villa se encuentra en todas partes y en ninguna”, era el paradójico parte que el general John Joseph Pershing rendían a sus superiores en los tiempos que las tropas estadounidenses invadieron México, para perseguir al guerrillero mexicano y hacerlo pagar su osadía de enviar a sus soldados a atacar Columbus, Nuevo México.

El ataque villista que se registró en territorio estadounidense la madrugada del 9 de marzo de 1916 provocó la llamada Expedición Punitiva a Chihuahua, que tuvo como objetivo capturar al Centauro del norte.

Los primeros 5 mil soldados del Ejército de Estados Unidos de América invadieron territorio de México con todos los recursos a su alcance, equipados con lo más moderno en armas y llamativos vehículos blindados, incluyendo un escuadrón aéreo.

Los estadounidenses llevaban “monstruos de metal” con ruedas nunca antes vistos que penetraron territorio mexicano por el noroeste de Chihuahua, seguidos de camiones cargados con soldados, motocicletas con ametralladoras, y centenares de jinetes, así como tropas de a pie.

El objetivo principal era capturar al general Francisco Villa y sus seguidores por quienes incluso ofrecían cuantiosas recompensas luego del ataque al poblado de Columbus, Nuevo México.

Al mando del general John Joseph Pershing, quien después de esta aventura comandaría las Fuerzas Expedicionarias Estadounidenses para combatir al imperio alemán en la Primera Guerra Mundial, la invasión llamada Expedición Punitiva habría de durar un año.

En ese lapso, el sentimiento nacionalista se apoderó de los chihuahuenses quienes protegieron al ‘Centauro’ dándole refugio, proporcionando informes falsos o confrontando directamente al invasor, como ocurrió en Parral donde el pueblo se amotinó y una multitud, entre la que destaca Elisa Griensen y estudiantes de primaria, lo expulsó de su pueblo a balazos y pedradas.

Ese sentir también estaría presente en las tropas de Carranza, cuyos soldados querían pelear en contra de los invasores antes que combatir a los villistas.

Con el paso del tiempo, los estadounidenses incrementaron sus fuerzas a 10 mil efectivos, que integraban los regimientos 6º y 17º de infantería, el 13º de caballería y una batería primera de artillería, un escuadrón aéreo y dos compañías de transportes, incluyendo tanques así como dos compañías de ingenieros, una de ambulancias, un hospital de campaña, y un cuerpo de señales.

Las tropas invasoras cometieron asesinatos en contra de la población civil mexicana y realizó numerosas aprehensiones de personas sospechosas de ser villistas que terminaron en la horca acusadas de participar en el ataque a Columbus.

Buscando al general

El general John J. Pershing

El 15 de marzo de 1916 el Ejército estadounidense al mando del general John J. Pershing ingresó en territorio de Chihuahua por Palomas.

La primera de dos columnas que integraban la Expedición Punitiva estaba compuesta por más de 5 mil oficiales y soldados de caballería, infantería y artillería, así como un escuadrón aéreo de ocho aeroplanos.

Pershing instaló su cuartel general en la colonia Dublán, en Nuevo Casas Grandes, y dos bases en esa región, una en San Buenaventura y otra, en San Antonio de los Arenales (hoy municipio de Cuauhtémoc).

Para finales de ese mes, los estadounidenses se habían adentrado unos 550 kilómetros al interior de Chihuahua y dos semanas después, el 12 de abril, se encontraban en las afueras de Parral, pero el pueblo se amotinó y los confrontan causándoles dos bajas y varios heridos.

Mientras tanto, Villa atacó Ciudad Guerrero y los pueblos de Miñana y San Isidro, pero resultó herido en una rodilla y se vio obligado a esconderse en la serranía por dos meses, en la Cueva del Coscomate donde se recuperó muy lentamente por la falta de atención médica.

Al salir de su escondite, su popularidad fue en aumento, en parte por el rechazo a la intervención estadounidense y también por la táctica ‘de Robin Hood’ de repartir entre la población mercancías robadas de ranchos y haciendas de estadounidenses.

El Gobierno mexicano aunque en un principio permitió la invasión, al ver que la popularidad de Villa aumentaba, protestó. Venustiano Carranza, primer jefe del Ejército Constitucionalista y encargado del Poder Ejecutivo, pidió al presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson retirar sus tropas.

El 22 de mayo de ese año, México envió un nuevo mensaje al Departamento de Estado norteamericano con la exigencia del retiro inmediato de su Ejército. Al no recibir respuesta, Carranza decidió recurrir a la fuerza y giró órdenes para que las tropas acantonadas en Chihuahua detuvieran todo desplazamiento de los militares estadounidenses que los llevaran a internarse más en la entidad.

Sin embargo, los estadounidenses movilizaron dos escuadrones del Décimo Regimiento de Caballería.

Desde la Colonia Dublán, en el municipio de Casas Grandes, el capitán Charles T. Boyd comandó uno de esos escuadrones hasta la hacienda de Santo Domingo, donde se le sumaron las tropas al mando del capitán Lewis S. Morey. En total formaron una fuerza de unos 100 hombres.

El capitán Boyd se dirigió hacia el oriente rumbo a Villa Ahumada, donde cerca, en el pueblo de Carrizal, se encontraba el general Félix U. Gómez con la orden de no dejarlos avanzar, lo que provocó finalmente un enfrentamiento que tensó las relaciones entre México y Estados Unidos.

En la batalla murieron el capitán Francisco Rodríguez, el teniente Daniel García, el teniente Evaristo Martínez, el subteniente Juan Lerdo, en total 26 soldados de México.

Los norteamericanos, por su parte, tuvieron 14 muertos, entre quienes se contó el capitán Boyd, quien ordenó el ataque a los mexicanos que intentaban hacer cumplir la orden del Gobierno federal de impedirles el paso al sur del país.

El Ejército Mexicano hizo prisioneros a 17 soldados, que entregó al Gobierno de Washington unos días después en el puente internacional de Ciudad Juárez, junto con los pertrechos de guerra capturados durante la batalla.

Por este incidente el presidente Woodrow Wilson protestó, pero convino con Venustiano Carranza en convocar a una conferencia que se llevó a cabo en Atlantic City en septiembre de 1916, donde se solucionó de manera pacífica el conflicto y se permitió que las tropas estadounidenses permanecieran en México hasta febrero del siguiente año.

Durante la Expedición Punitiva, además de desplazar a la élite de sus tropas, veteranos que habían peleado en otras guerras, como la de las Filipinas, a quienes se les encomendó atrapar a Villa, los estadounidenses decidieron probar en campo algunos de sus nuevos y modernos equipos militares.

Camiones, automóviles, motocicletas, carros blindados, dirigibles y aviones fueron utilizados, pero sólo levantaban polvo que alertaba a soldados villistas y facilitaban el escape de éstos.

Las tropas contaron también con lo mejor del abastecimiento militar en cuestión de alimentos, marcas comerciales de compañías norteamericanas como la Morris & Company, dedicada a la venta de carne enlatada.

Para los historiadores, la Expedición Punitiva, que tuvo a su disposición todos los recursos y la tecnología bélica más moderna de su tiempo, que incluso llevó a Estados Unidos a triunfar en la Primera Guerra Mundial, fue un verdadero fracaso.

Villa lejos de ser diezmado aumentó su número de seguidores, la población lo protegía y se había atrevido incluso a tomar nuevamente la ciudad de Chihuahua en septiembre de 1916 y expulsar a los carrancistas.

Aquellas tropas entrenadas que participaron en la invasión, mucho mejor armadas, nada pudieron hacer frente a un hombre que no había estudiado ninguna carrera, mucho menos la de las armas. Con todo a su disposición, duraron un año buscando a Villa y no lo encontraron.

En febrero de 1917, junto con toda su maquinaria bélica moderna, se fueron por donde llegaron.

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(Fuentes consultadas: Pancho Villa, de Friedrich Katz; Pancho Villa Una biografía narrativa, de Paco Ignacio Taibo II. Expedición punitiva: fin de intento fallido, de Roberto Espinosa de los Monteros, en www.inehrm.gob.mx; Francisco Villa: Ubicuo y Ausente, en www.inah.gob.mx)

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