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Los obstáculos que los inmigrantes deben superar para obtener asilo en EEUU




junio 2, 2021
Patio del albergue Buen Samaritano. Fotografía: Alicia Fernández / La Verdad

Por Mauricio Casillas / ABC-7

CIUDAD JUÁREZ — Todo lo que Isela puede hacer es esperar. Ella es una entre docenas de inmigrantes que han hallado refugio temporal en el albergue Buen Samaritano.

Ella huyó de su casa en Perú hace seis meses. La pandemia cerró su negocio, y le dejó una deuda.

Una deuda, dice ella, que los pandilleros le fueron a cobrar.

“Vinieron a nuestra casa con armas de fuego”, dice Isela en español. “Si mi país fuera seguro, y si hubiera trabajo, yo no estaría aquí”.

Isela solicitó asilo en diciembre al gobierno de Estados Unidos, y aún no ha tenido su primera audiencia en el tribunal de inmigración. Ella tiene familia en Nueva York, y espera poder reunirse con ellos mientras atraviesa su proceso.

“Mi mayor miedo es que me envíen de vuelta”, dijo.

Exterior del albergue El Buen Samaritano. Fotografía: Alicia Fernández / La Verdad

En el mismo albergue, Manuel Tinto, un solicitante de asilo hondureño, evalúa sus opciones. Llegó a Juárez con su hijo adolescente hace más de dos años. Perdió su caso hace casi seis meses.

“Comencé a llorar cuando perdí mi caso”, dijo Tinto. “Sentí un fuerte dolor en el pecho, mi corazón. Vine aquí con la idea de que podía vivir una vida más segura para mi familia”.

En lugar de presentarse a su audiencia de apelación, decidió quedarse en Juárez. Actualmente trabaja en construcción y tiene la esperanza de que algún día podrá obtener asilo en los Estados Unidos. Volver a su país de origen no es una opción. Dijo que las pandillas trataron de obligar a su hijo a unirse.

“Demostrar que lo pueden matar o demostrar que es probable que lo maten en realidad no es suficiente para obtener asilo”, dijo Linda Rivas, la directora ejecutiva del Centro de Defensa del Inmigrante de Las Américas. “El asilo no tiene como propósito proteger a todos aquellos que están en peligro inminente”.

Un migrante ayuda a construir una habitación en el techo del albergue el Buen Samaritano el 22 de diciembre de 2020. Fotografía: Alicia Fernández / La Verdad

El gobierno define a un asilado como una persona que “no puede o no quiere regresar a su país de origen debido a persecución o un temor bien fundado de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opinión política”.

Hay una diferencia clave entre asilados y refugiados. Estados Unidos limita la cantidad de refugiados que acepta cada año. Pero dado que los solicitantes de asilo deben pisar territorio estadounidense para solicitar protección, no hay límite.

Entonces los solicitantes de asilo deben demostrar que son perseguidos y que sus gobiernos no pueden protegerlos.

A menudo se entregan voluntariamente a los agentes en la frontera, sin embargo el proceso se ha vuelto confuso dado que el Departamento de Seguridad Interna está implementando una directiva del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) llamada Título 42, una orden que permite que los agentes estadounidenses expulsen a los inmigrantes hacia México inmediatamente, citando los problemas de salud relacionados con la pandemia.

Cuando el proceso de asilo se desencadena, comienza una larga batalla cuesta arriba para aquellos que buscan refugio en Estados Unidos. Los datos muestran que en realidad solo alrededor del 15 % ganan sus casos.

“Quieren una mejor situación. Si pudieran mantenerse a sí mismos y a sus hijos a salvo, no vendrían a Estados Unidos”, dijo Rivas.

Ese fue el caso de Julio González y Enrique Henríquez. La pareja salvadoreña llegó a Estados Unidos en 2017.

“Las pandillas se dieron cuenta de que vivíamos juntos. Se dieron cuenta de que somos gay”, dijo González.

Los extorsionaron, y González dijo que cuando fueron a la policía, los oficiales se rieron en sus caras.

Después de pedir asilo, González y Henríquez estuvieron detenidos en el centro de detención de Inmigración y Control de Aduanas de El Paso.

“Fue un proceso muy difícil. Estuvimos detenidos por casi un año”, dijo González.

Pero tenían a Rivas como abogada. Tener representación legal aumenta enormemente las posibilidades de triunfar.

Según datos compilados por el Centro de Intercambio de Acceso a Registros Transaccionales (TRAC por sus siglas en inglés) de la Universidad de Syracuse, solo el 7 por ciento de los solicitantes de asilo sin abogado han podido ganar sus casos en los últimos 20 años.

Para complicar las cosas, las tasas de otorgamiento de asilo varían mucho en función del lugar en que el caso del inmigrante se juzga. El Paso tiene una de las tasas de aprobación más bajas en el país. De los 223 casos conocidos en el Ejercicio fiscal 2020, solo 29 fueron otorgados, o el 13 por ciento. En Los Ángeles, por ejemplo, la tasa de aprobación fue de 23 por ciento.

Varios factores determinan si un solicitante de asilo tendrá éxito. Las tasas de asilo varían enormemente en función de quién es el juez de inmigración. Las tasas de rechazo oscilan entre 76.8  y 92.2 por ciento con los jueces de inmigración de El Paso, de acuerdo con los datos.

Enrique Henriquez y Julio Gonzalez recibieron asilo en Estados Unidos tras huir de El Salvador. Fotografía: Cortesía de Julio Gonzalez

La última oportunidad para González y Henríquez llegó cuando tuvieron que probar su caso ante el juez de inmigración. Tuvieron que pedirle cartas a sus amigos y seres queridos que corroboraran su historia, y mostrar fotos de su época en El Salvador para probar que en realidad eran pareja.

“Lo mismo que le dijo al agente de aduanas, es lo mismo que está escrito en la solicitud de asilo, y es lo mismo que me ha dicho viéndome a los ojos”, dijo González que le dijo el juez de inmigración.

La pareja es ahora residente permanente legal y vive en Arkansas.

González, quien fue profesor anteriormente, y Henríquez, bailarín, trabajan ahora en una empresa de limpieza y como cocinero en Sonic.

“No tuvimos un sueño americano. Nuestro sueño era estar juntos y felices”, dijo González.

Para González y Henríquez es difícil aceptar que ellos son algunos de los afortunados. Muchas de las personas que conocieron mientras estaban detenidos han sido deportadas.

“Es triste verlo. Desafortunadamente, no cumplen con los criterios”, dijo Henríquez. “Somos realmente bendecidos”.

“Es muy agradable poder ser nosotros mismos”, dijo.

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Este contenido fue producida como parte de Puente News Collaborative, una asociación binacional de organizaciones de noticias en Ciudad Juárez y El Paso, de la que forma parte La Verdad

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