En los puentes internacionales, agentes fronterizos en El Paso, Tx, cierran el camino a los que huyen de la violencia en su país
Texto: Marco Antonio López
Fotos: Abraham Rubio
Especial para La Verdad
Ciudad Juárez.- Es difícil imaginar a un niño y un adolescente que viajen por gusto solos. Básicamente dos menores que salen de Honduras, pasan Guatemala y atraviesan México -el país más hostil de la ruta migrante- para llegar a Estados Unidos. Es difícil imaginar que les gustó la idea de recorrer alrededor de 3 mil kilómetros sin sus padres. Se complica pensarlo porque uno tiene 17 años y viaja con su sobrino de cinco años.
Y, sin embargo, tendrán que explicarle a las autoridades de Estados Unidos que huyen, que la violencia los desplazó. Que estar vivos implica graves riesgos en Honduras aunque tengas cinco años. Tendrán que pasar una prueba que se llama de miedo creíble para que Estados Unidos compruebe que estos dos menores no dejaron su país, a su familia, a su idioma y a todo lo que conocen desde que nacieron, por puro gusto. Que no son migrantes sino refugiados o buscadores de asilo.
Tendrán que convencer a un sistema migratorio que niega el 97 por ciento de las peticiones de asilo en Texas, de acuerdo con especialistas.
Pero será más adelante, cuando atraviesen el puente en el que están parados ahora, entre México y Estados Unidos, arriba del río Bravo, en Ciudad Juárez. Eso será más adelante, cuando sean separados y un niño de cinco años, de pronto, se sienta completamente abandonado junto a otros cientos de niños inconsolable e inexplicablemente solos.
“Donald Trump y su gobierno han señalado que van a acusar a padres y madres de que ellos trafican con sus hijos y de que los exponen, entonces ha habido casos y que han documentado organizaciones aliadas en Estados Unidos de muchísimos niños separados de sus familias, sobre todo los que atraviesan de manera irregular algún cruce no autorizado, es decir, no un puente sino el río Bravo, etc., entonces el gobierno de Trump justifica que estas familias expusieron a sus hijos”, explicó Blanca Navarrete, directora del grupo Derechos Humanos Integrales en Acción, que atiende la problemática migratoria en Ciudad Juárez.
“En el caso del adolescente que acompaña a su sobrino él en septiembre cumple 18 años y lo van a pasar a un centro de detención para adultos y ahorita por la edad de hecho sería inevitable, él va a ser trasladado a un centro donde estén adolescentes y su sobrino de cinco años a un centro donde haya más bien niños”, dijo Navarrete.
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En el punto exacto donde inicia Estados Unidos y termina México, en el puente internacional Paso del Norte, cinco familias esperan una respuesta de las autoridades estadounidenses, que les niegan el paso a medio puente, a su petición de asilo.
Del lado americano cinco agentes, vestidos con sus uniformes de impecable azul marino con una placa que tiene su apellido colgando en el pecho, se lee a cada uno: Gómez, Tobías, Muñoz, Navarrete, Méndez. Frente a ellos poco más de una decena de personas, con apellidos que podrían ser los mismos, esperan una respuesta que les ha sido negada durante casi una semana, día tras día. Y así unos seres humanos impiden el paso a otros por la única razón de haber nacido en lugares distintos.
Los migrantes son acompañados por activistas estadounidenses y mexicanos que reclaman el derecho que tienen a solicitar asilo debido a las condiciones de violencia que viven en sus países y cuyos estados no les pueden garantizar la seguridad mínima para mantenerse con vida.
Dos familias de Guatemala: una mujer con un hijo de 12 años; también una mujer con siete meses de embarazo y un hijo de cinco años; una familia de Honduras: un adolescente de 17 años con su sobrino de cinco años y dos familias mexicanas: una madre con cuatro hijos, provenientes de Zacatecas y una abuela, una madre y cuatro hijos que huyen de la violencia que se vive en el estado de Guerrero. Todos esperan a medio puente, entre nervios y lágrimas, que los oficiales los dejen pasar para que puedan solicitar asilo.
El canciller mexicano, Luis Videgaray, calificó de una práctica “inhumana y cruel” que el gobierno de Estados Unidos separara a los niños de sus familiares al momento de ser detenidos intentando ingresar de manera ilegal al país norteamericano.
De acuerdo con los datos que dio el canciller, mil 995 niños han sido separados de sus padres desde que inició la política de cero tolerancia en abril de este año. Es decir, un promedio de 26 niños cada día.
Pero las cifras que maneja Estados Unidos alcanzan los dos mil 500 casos, de los que alrededor de 500 ya fueron reunificados con su familia luego que la administración estadounidense diera marcha atrás a la política de cero tolerancia. Sin embargo, se supo, fueron más de tres mil los niños que vivieron la separación y muchos siguen en estas circunstancias.
En el área de El Paso, Texas, hay dos centros de detención para menores no acompañados.
La estrategia que realizan los agentes de la Patrulla Fronteriza de apostarse a medio puente para, desde ahí, pedir papeles con un criterio racial a quienes podrían no tenerlos, es completamente discriminatoria e ilegal, denunciaron activistas de organizaciones a favor de los migrantes en ambos lados de la frontera.
Después de días de ser amenazadas por los oficiales de la Patrulla Fronteriza con separarlos y encerrarlos, las tres familias centroamericanas entraron a territorio estadounidense para iniciar su proceso de petición de asilo.
El adolescente y su sobrino de cinco años inminentemente serán separados. Y enfrentarán el proceso para intentar convencer a Estados Unidos de que huyen de un peligro latente que pone en riesgo su vida en uno de los circuitos más duros con los migrantes.
“La tendencia es en general a negar el asilo. En términos judiciales el gobierno se divide en distritos y estamos en uno de los más duros. En este sector de Texas la mayoría de los casos se rechazan”, refiere Blanca Navarrete.
“Se busca hacer un juicio criminal a quienes intenten cruzar por un punto ilegal con sus hijos, pero si llegan a un punto a pedir asilo están siendo rechazados”, dice Rubén García, director de Casa Pronunciación, agrupación que defiende los derechos de los migrantes en El Paso.
De acuerdo con Rubén García el 97 por ciento de los casos de petición de asilo en Texas, en promedio, es negado.
Si eso pasa, este tío adolescente y este sobrino de cinco años serán deportados directo a Honduras, el lugar del que intentaban escapar en busca de una vida, si no perfecta, sí mejor.