La supuesta renovación del Instituto Nacional de Migración anunciada en los primeros meses del sexenio está estancada, y no parece que vaya a continuar. La ‘crisis de los aranceles’ la dejó sólo en intenciones explica Alonso Hernández, presidente del consejo ciudadano del Instituto
Texto: Arturo Contreras Camero
Pie de Página
Ciudad de México – La salida de Tonatiuh Guillén del Instituto Nacional de Migración (INM) modificó por completo la posibilidad de seguir con la reestructuración que se había plantado desde inicios de sexenio, opina el doctor Alonso Hernández, presidente del consejo ciudadano del INM, un grupo que se encarga de opinar sobre las políticas públicas del propio INM, así como de proponer acciones para cuidar los derechos humanos de los migrantes.
“Regresamos a un enfoque abierto de contención. No es que se haya logrado renovación con los meses que estuvo. Más bien hubo un estancamiento con miras de detenerlo. Se quedó en las intenciones. No alcanzo a asentarse”.
El cuento de la renovación inició en marzo, cuando la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, reconoció que el INM era “una de las instituciones que estaban más penetradas de corrupción” por lo que se realizaría una renovación del personal. En ese momento Tonatiuh Guillén aún encabezaba el Instituto bajo la promesa de cambiar el enfoque de contención de la migración por uno que privilegiara el respeto los Derechos Humanos.
Tres meses después, en junio, Donald Trump amenazó a México con imponer aranceles generalizados a sus importaciones si no detenía el flujo migratorio rumbo al norte. Esto rompió el avance de la renovación del Instituto.
Entonces Francisco Garduño, hasta el momento encargado de las prisiones del país, tomó el lugar de Tonatiuh Guillén en la dirección del INM. Su nombramiento reforzó el compromiso de México con Estados Unidos para detener la migración.
En entrevista, Alonso Hernández, presidente del consejo ciudadano del INM, explica la continuidad en la política de contención migratoria.
-¿Esta es una renovación fallida?
El tema de la renovación propiamente inició con el cambio de administración, e incluyó el despido y la recontratación de algunos. A ciencia cierta no sabría decirte cuántos y de cuáles, pero de lo que tenemos constancia es que en diferentes regiones sí ha habido despidos, desde puestos de confianza hasta gente operativa en campo.
Los cambios se centraron en direcciones generales del instituto y representaciones en los estados. Es lo normal. Cuando llega un mando nuevo, trae a más gente de su equipo y comienza a hacer despidos y mete a nuevas personas. Esto impacta mucho en la continuidad, porque en los últimos dos años se ha renovado varias veces la planta de puestos estratégicos.
En sentido estricto lo que hay es un cambio en el personal, pero no hay una renovación como tal. El Instituto sigue teniendo una política de contención, y no un enfoque de Derechos Humanos. Se sigue apostando por la deportación en vez de la protección.
-¿Qué implica la continuidad de la contención?
-Con el anterior comisionado iniciamos un ejercicio para recabar propuestas de organizaciones de la sociedad civil y todos empezamos a trabajar con esa ruta. Aún esperamos en los próximos meses tener una propuesta en ese sentido. Nuestra postura es que el tema migratorio tiene que ser visto con una perspectiva nacional, porque está muy fragmentado. En el limbo están los mexicanos que regresan aquí a la frontera. A eso se suman los migrantes que devuelve Estados Unidos. No hay una política nacional que atienda estos problemas integralmente.
Al final la experiencia nos ha dicho que la contención solo genera mayor vulnerabilidad a los migrantes. La política migratoria, así como está ahora, genera más peligro en la vida de los migrantes.
-¿Cuál sería el cambio necesario?
-Yo creo que un verdadero cambio se debería notar en mecanismos más eficientes de acceso a regularización. Ésa es una. La otra, que estas formas, estos mecanismos, sean más eficientes para que la gente no los abandone. Y el tercero es que la detención no sea la regla sino la excepción.
Cambios de esta naturaleza se traducirían en una menor cantidad de personas detenidas y una menor cantidad de personas deportadas. También se vería un cambio si los centros de detención tienden a ir desapareciendo. Sin embargo, hay una apuesta muy grande porque estos centros siguen apareciendo.
-¿Un cambio también se debería notar en la transparencia?
-¡Claro! Necesitamos una institución que sea más transparente, que rinda cuentas y que con mecanismos claros de procesos inhiba los posibles actos de corrupción que se están dando. En los hechos tú puedes ir a cualquier delegación (del Instituto) y verás las filas y las horas que tienen. Incluso para las personas que tienen un estatus regular es un calvario. Entonces, la gente al no poder acceder a estos trámites optan por la vía de la corrupción.
Si tú no puedes obtener una forma de regularización, siempre hay “coyotes” que hacen las veces de gestores y lucran con esta situación. En diferentes partes del país hay gente que es engañada por estos actores, que están en contubernio con algunas personas de Migración.
–¿Cómo afectan esta corrupción a los migrantes más vulnerables?
-Para este otro perfil, el de las personas más vulnerables, esta falta de cambios se sigue traduciendo en mayor vulnerabilidad a través de la contratación de coyotes (tratantes de personas) y otro tipo de personas que están haciendo lucro de esta manera.
Por otro lado se sigue viendo que cuando están en el país, en vez de buscar mecanismos de regularización siguen siendo invisibilizados y no pueden tener derechos.
-El presidente López Obrador dijo que se iban a integrar ex policías federales a los cuerpos de agentes del Instituto, pues actualmente hay casi 500 elementos en investigación por corrupción. ¿Qué podría representar esto?
-La participación de la policía es un tema que históricamente ha existido en el tema migratorio, desde hace muchos años existe esta colaboración, entonces en realidad no habría mucho cambio. El ingrediente nuevo es el de la Guardia Nacional, donde sí hay un elemento muy grande de cambio. Su llegada se da para apoyar en la contención. Éste es el cambio. Históricamente la policía y la Marina había coadyuvado, bajo el tema de ayuda, ahora hay un cuerpo de este tipo más.