La canción “El violador eres tú”, interpretada por mujeres de todas las edades y clases sociales es la bofetada que acompaña al ¡ya basta, ni una menos!
Miguel Ángel Sosa
Twitter: @Mik3_Sosa
Ciudad de México –La situación de violencia en contra de las mujeres ha alcanzado niveles inimaginables. Ser atacadas, vejadas, violentadas e incluso asesinadas por el simple hecho de ser mujeres es una lamentable situación que se vive en México.
Cada día son más los casos que forman parte de esta terrible espiral de violencia de género que lejos de acabar, presenta mayores niveles de odio hacia mujeres y niñas.
Las noticias difícilmente dan cuenta del horror que se vive, pues los casos que son visibilizados son minoría. La enorme cifra negra es el reflejo del miedo que acompaña a las víctimas, muchas veces por años.
La violencia de género se ha convertido en una verdadera pandemia que pone en riesgo la integridad física y emocional de millones de mujeres, y que además genera afectos devastadores en las familias y comunidades.
La exigencia ciudadana ha traído algunos avances en legislaciones, procuración de justicia y medidas de protección, además de planes de atención y acompañamiento a las víctimas. Pero claro que no ha sido suficiente y, no lo será, si los delitos siguen quedando impunes.
Porque lo primero es aceptar que “la culpa no era de ella, ni dónde estaba ni cómo vestía”. Que la sociedad que revictimiza a la mujer agredida se coloca del lado del atacante. Que echarle la culpa a conductas, modos, formas o circunstancias, nos alejan cada vez más de salvar a nuestras amigas, hermanas, novias, esposas, hijas o madres.
Como mexicanos debemos sentirnos avergonzados e indignados por los datos de la ONU que señalan que en el país diariamente son asesinadas 10 mujeres. Los feminicidios son dolorosos golpes al corazón de la sociedad, que arrebatan sin compasión esperanzas, oportunidades y futuros que ya no podrán ser.
La canción “El violador eres tú”, interpretada por mujeres de todas las edades y clases sociales es un grito que debe sacudir estructuras físicas y culturales. Es la bofetada que acompaña al ¡ya basta, ni una menos!
ENTRE TELONES. El canciller Marcelo Ebrard se ha llevado las palmas por su conducción y derroche de formas. Negó ser un vicepresidente en funciones porque dijo, en México hay mucho Presidente. Arrancan las apuestas y algunos ya hablan del caballo negro.