Esposado y con grilletes, el exsecretario de Seguridad Pública de México se presentó ante la Corte de Nueva York para declararse no culpable de narcotráfico. La siguiente audiencia para definir su destino será el 21 de enero
Texto: Alejandra Ibarra Chaoul
Pie de Página
Nueva York, Estados Unidos –Entró buscando la mirada de su familia. Precedido por el sonido de los grilletes contra el suelo, Genaro García Luna llegó a la sala 2A de la Corte Distrital Este de Nueva York vistiendo un uniforme carcelario color caqui, con sudadera gris y tenis de lona.
Este 3 de enero de 2020 fue su primera comparecencia ante la corte neoyorquina que le presentó tres cargos de conspiración para traficar cocaína y uno por declaraciones falsas ante las autoridades estadounidenses.
La ropa de prisionero y los ojos tristes del exfuncionario, esposado de las manos en la sala, contrastaban con el traje elegante y mirada adusta que se le veía en fotos cuando era secretario de Seguridad Pública.
Una vez iniciada la audiencia, la juez magistrada Peggy Kuo enlistó los cargos que enfrenta el acusado mientras éste escuchaba, parado frente a ella, con una intérprete que le traducía parada a su izquierda. La traductora, que vestía un poncho tejido color blanco, fue la misma mujer que le tradujo –casi un año atrás– su veredicto a Joaquín Guzmán Loera, en ese entonces vistiendo un suéter rojo.
García Luna enfrenta una pena mínima de 10 años de prisión por cada uno de los tres cargos de conspiración para traficar cocaína, que la fiscalía puntualizó habría sucedido entre 2001 y 2012. Las pruebas para su acusación incluyen el testimonio de Jesús Reynaldo Zambada García, hermano del Mayo, y de Sergio Villarreal Barragán, allegado de Arturo Beltrán Leyva –según Alan Feuer del New York Times.
“No culpable”
Pasadas las 14:30 horas, el ex funcionario mexicano se declaró “no culpable”. Los fiscales Erin Reid y Ryan Harris, representantes del gobierno estadounidense, no descartaron la posibilidad de lograr un acuerdo con el acusado a cambio de información antes de llegar a juicio.
La fiscal Reid pidió que García Luna permanezca detenido dada la gravedad de los crímenes que enfrenta y por su alto riesgo para fugarse: sus viajes frecuentes a México (el más reciente en noviembre de 2019), su enorme fortuna personal y sus nexos con las altas esferas de la política mexicana.
Por su parte, Cesar de Castro, el abogado de oficio que lo representó en la comparecencia concedió a la detención mientras organizan un paquete de fianza para presentar como alternativa.
La siguiente audiencia, para tratar los avances del caso, quedó agendada para el 21 de enero ante el juez asignado al caso: Brian Cogan, el juez que condenó a cadena perpetua a Joaquí Guzmán Loera.
Si García Luna no cambia su declaración para buscar un acuerdo con la fiscalía, el juicio podría empezar tan pronto como 70 días hábiles.
Después de la comparecencia que duró alrededor de 15 minutos, el llamado “súper policía” en el sexenio de Felipe Calderón volteó con los ojos vidriosos a ver a su hijo, su hija y su esposa. “¡Fuerza, amor!” le decía su esposa entre lágrimas, mientras los custodios escoltaban a García Luna fuera de la sala. “Te amamos, pa”, añadió su hija a la vez que su hijo se daba golpes en el pecho. El acusado alcanzó a hacerles señas con las manos, se tocó el pecho y pareció señalarlos, antes de abandonar la sala, de regreso a los grilletes.
La familia decidió no dar declaraciones. Salieron de la corte caminando por la banqueta, con chamarras gruesas para soportar el frío de Nueva York, acompañados únicamente por el abogado Martín Cano, de la firma que lo representó desde Texas.
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