Estudiantes, personal académico y de investigación, administrativo y trabajadores de servicios de la UACJ y de la UACH entre las víctimas de hostigamiento sexaul; la mayoría son mujeres, revela encuesta realizada en campus de ambas instituciones
Itzel Ramírez
La Verdad
Ciudad Juárez – Seis de cada diez personas (56 por ciento) de las comunidades de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ) y de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH) han sufrido algún tipo de acoso u hostigamiento sexual en los últimos tres años, concluyó un estudio académico realizado en ambas instituciones.
La Encuesta sobre Convivencia y Relaciones Personales en el Ámbito Universitario en dos universidades del norte de México (CRIU) fue el instrumento que, aplicado en ambas instituciones, encontró cómo las prácticas de acoso y hostigamiento sexual afectan principalmente a mujeres de la comunidad universitaria.
De acuerdo con los resultados presentados por el equipo de investigación, 39 por ciento de mujeres y 17 por ciento de hombres ha recibido llamadas, mensajes, comentarios intimidatorios sobre el modo de vestir, el cuerpo o la sexualidad, invitaciones a citas íntimas, insinuaciones no deseadas de índole sexual y asedio con preguntas bromas y comentarios de índole sexual, comportamientos considerados dentro de la categoría de comportamiento verbal de contenido sexual no consentido, la de mayor prevalencia.
Miradas morbosas, exhibicionismo al mostrar órganos sexuales dentro de la universidad sin consentimiento, señales o gestos de índole sexual, ser espiada o espiado en baños y camerinos o haber sido forzado a ver contenido sexualmente explícito fueron conductas de la categoría de comportamiento no verbal de contenido sexual no deseado experimentadas por un 44 por ciento de la comunidad universitaria (31 por ciento mujeres y 13 por ciento hombres), formada por estudiantes, personal académico y de investigación, administrativo y trabajadores de servicios.
El tercer comportamiento más común entre las categorías analizadas fue el del contacto físico de contenido sexual no deseado, en el que se encontró que un 16 por ciento de las mujeres eran víctimas, frente al 9 por ciento de los hombres.
Los resultados significan que un cuarto del total de la población universitaria ha sufrido de parte de sus iguales o de superiores intentos o acciones de besos, abrazos, tocamientos, roces con órganos sexuales o pellizcos sin consentimiento.
Dentro la cuarta categoría, denominada acercamiento sexual no bienvenido, repetido y no recíproco, se encontró una incidencia del 19 por ciento (12 por ciento mujeres y siete por ciento hombres), con comportamientos acercamiento excesivo, aprovechamiento de visitas a cubículos, seminarios o tutorías, o bien solicitudes explícitas para tener relaciones sexuales no deseadas.
Por último, la encuesta encontró que uno de cada diez integrantes de la comunidad universitaria (cinco por ciento mujeres y cuatro por ciento hombres), ha sido objeto de actos de abuso de poder ejercidos con el objetivo de obtener favores sexuales, como presiones para envíos de imágenes, amenazas en caso de no aceptar propuestas afectivas o sexuales, ofertas de beneficios laborales o estudiantiles a cambio de aceptar invitaciones de índole sexual.
Patricia Reséndiz, doctora de la UACJ, fue la investigadora encargada de la presentación de los resultados de la encuesta, levantada en varios campus de las dos universidades desde el año 2016.
La investigadora resaltó cómo, a medida que avanzan los grados de acoso y hostigamiento, se cierra la brecha entre víctimas mujeres y hombres. En el caso de acciones de comportamiento verbal de contenido sexual no consentido se tuvieron 10 casos de mujeres frente a 3.4 de hombres; para la categoría de actos de abuso de poder para obtener favores sexuales la relación era de 6.5 casos de hombres por 10 casos de mujeres.
Posteriormente, Juan Carlos García Valtierra, también de la UACJ, explicó los resultados del análisis cualitativo, donde a través de entrevistas a profundidad, entrevistas semiestructuradas y grupos de discusión se analizaron los comportamientos y las prácticas sexistas que prevalecen dentro de los centros universitarios.
“Las Instituciones de Educación Superior también son reconocidas como generadoras de la cultura hegemónica, por tanto, son reproductoras de formas jerárquicas de dominación y violencia entre sus integrantes”, mencionó el investigador.
Entre los hallazgos de la investigación cualitativa se destacó la manera en que el acoso es percibido como una conducta exterior para los hombres, mientras que para las mujeres entrevistadas se trata de una experiencia cotidiana y más interiorizada.
“Las mujeres no denuncian por temor, vergüenza y la nula credibilidad que tiene su sentir ante esa ‘normalidad’ establecida y la cual es ignorada como acoso y hostigamiento sexual”, refirió García Valtierra.
Urgen protocolo y sanación de la violencia
Uno de los objetivos del estudio, que tuvo un costo de un millón 500 mil pesos patrocinados por el Instituto Nacional de las Mujeres, es la integración de un protocolo participativo para la atención y prevención del hostigamiento y del acoso sexual dentro de las universidades. Además de la creación dentro de la UACJ de una Unidad de atención y sanción a la violencia de género.
Dentro de las entrevistas sobre relaciones entre docentes y estudiantes se encontraron patrones de abuso.
“Claro que son expertos (…) en hacerles sentir a ellas que es un privilegio que un hombre mayor se fije en ellas, que un hombre con poder, entre comillas, se fije en ella. Eso es parte de ese juego macabro, yo no sé porqué (…) ha llegado hasta citarlas a su departamento, a mí me parece fuera de toda lógica”, expone una participación registrada en las entrevistas del estudio.
Patricia Hernández, académica de la UACJ, llamó la atención sobre la necesidad de que se cuenten con recursos económicos y personal especializado y profesional para atender la violencia de género en la institución.
Durante la presentación, Hernández resaltó cómo ha sido complicado dilucidar cuándo una acción se convierte en acoso, debido a las relaciones desiguales de poder.
“Se desdibuja la parte de la relación de poder, esa frontera está difusa en estas universidades (donde) hay altas dosis de simulación”, dijo.
También recordó cómo se ha hecho práctica común el hostigamiento y el acoso no solo entre profesores y estudiantes, sino en relaciones personales entre integrantes de la comunidad.
“Verse en el espejo no es tan agradable. No todos nuestros profesores son acosadores, no todos nuestros funcionarios son acosadores… tenemos que revisarnos, tenemos que ser críticos”, destacó.
El grupo interinstitucional presentará los resultados en otros campus de las dos universidades para posteriormente seguir con los trabajos para el impacto en las políticas dentro de las instituciones educativas.
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