Opinión

#NoSonLasFormas. El corazón de Juárez en tiempos de pandemia




junio 17, 2020

Ciudad Juárez arde… o cuando menos las letras “jrz” y las redes sociales también ardieron con la polarización y los medios masivos convencionales repitieron hasta el cansancio que “no son las formas”

Eduardo Barrera Herrera

Atlanta arde, Minneapolis arde, Guadalajara arde, Ciudad Juárez arde… o cuando menos las letras “jrz”, con un corazoncito en substitución del punto de la j. Las tres letras y el corazoncito sirvieron como lienzo para pintas enmarcadas en llamas con el emblema anarcosindicalista de la A circulada.

Las redes sociales también ardieron con la polarización y los medios masivos convencionales repitieron hasta el cansancio que “no son las formas”.

Las pintas de la mano de consignas y colores anarquistas (e intertexto feminista) rubricaron visualmente la protesta contra policías y el alcalde Armando Cabada, en el corazón de la ciudad: el “refugio de la libertad, custodia de la república” juarista en 1865, escenario elegido por los Flores Magón para iniciar la revolución liberal en 1906 y la histórica Toma de Ciudad Juárez en 1911. Un corazón cartográfico históricamente caracterizado por el fuego de las armas y por la palabra revolución.

Entre les jóvenes predominaba el negro, color anarquista desde la Comuna de París, en las pintas la A circulada popularizada por el punk británico en 1977 y era el emblema del Consejo Federal de España de la Asociación Internacional de los Trabajadores desde 1868.

La A circulada llega desde el Atah Gibor Le-olam Adonai vía la masonería pero evocaba el lema “Anarquía es orden” de Proudhon. Al año siguiente, Juárez fusiló al líder indígena anarquista Julio Chávez López en el patio de la Escuela del Rayo y el Socialismo en Chalco. Chávez López había repartido las tierras de la Hacienda Buena Vista a “indígenas comunistas” bajo el grito de “¡Vivan los pueblos! ¡Mueran los hacendados!” y el mismo año publicó el “Manifiesto a todos los pobres y oprimidos de México y el universo” en el que se lanzó contra Juárez, terratenientes, hacendados y al clero. El documento incluía hacia el final las proclamas:

¡Abolición del gobierno y la explotación!
Queremos el socialismo
Queremos Tierra
Queremos libertad.

El propio Francisco Zarco, tantas veces citado como modelo de periodismo liberal por López Obrador en la Mañanera, celebró el fusilamiento: “Invocaba principios comunistas y era simplemente reo de delitos comunes”.

Zarco prescribía “medidas legislativas dictadas con estudio, con calma y serenidad, y no por medios violentos ni revolucionarios”. Las palabras de Zarco son el equivalente al #NoSonLasFormas. Es análogo al viraje de Taibo II quien pasó de exaltar a Julio Chávez López en editoras artesanales como Bandera Roja (otro emblema anarquista además de la bandera negra y la rojinegra) pasó a festejar en la mismísima avenida de las “jrz” y el corazoncito que Don Benito era muy buen bailarín y, a pregunta expresa mía, que “Julio Chávez estaba contra todo y contra todos”.

Un grupo de artistas se apersonaron para ayudar a limpiar y restaurar las tres letras y posar con ellas como una familia feliz, en el espíritu más organicista del funcionalismo. Estos artistas y gestores culturales aséptiques que aman las formas “despolitizadas”, son los que encarnan el arte neoliberal, que, en palabras de Guillermo Gómez Peña “reducen el papel del/la artista a decoradores o ‘entertainers’”. Son les herederes de las sandías de Tamayo y los gatitos del Rorro Cuevas con los que EEUU reemplazó las figuras de Marx, Lenin y Trotsky de murales de Diego, Orozco y Siqueiros utilizando a la OEA y al cubano José Gómez Sicre para canalizar premios, recursos y giras internacionales.

Así culminamos con la política cultural de privatización neoconservadora del Museo Rufino Tamayo (Televisa), MARCO (FEMSA) y el Museo Soumaya (Carlos Slim), los cuales emulan el MOMA de los Rockefeller. En 1938 Diego Rivera firma con André Bretón el manifiesto “Por un arte revolucionario independiente” (del cual Trotsky fue co-autor, aunque no firmó el documento) que se posicionaba contra el realismo socialista estalinista predicado por Louis Aragón. Cuatro años antes, Nelson Rockefeller destruyó el mural “El Hombre en la Encrucijada” tan pronto fue concluído por Diego Rivera porque en esta obra figuraban Marx, Lenin y Trotsky.

A principios de los noventas, los Cantú destruyeron un mural hecho por Otto Campbell y estudiantes en la zona de las “jrz” por presiones del Obispo Talamás Camandari porque era una crítica al capital y la iglesia.

Irónicamente, Abby Aldrich Rockefeller fue quien fundó el MOMA y, como gran admiradora de Diego, adquirió el portafolio completo de bocetos y acuarelas de las celebraciones del décimo aniversario de la Plaza Roja de Moscú.  Otra ironía, es que tanto Diego como los Rockefeller fueron duros críticos del realismo socialista estalinista. Diego como trotskista y los Rockefeller por la misma razón que destruyeron el mural de Diego.

El MOMA utilizó el expresionismo abstracto y posteriormente el Arte Pop como retórica visual de libertad y creatividad, como “arma de Guerra Fría”, en palabras de Eva Cockroft.

Uno de los jóvenes que realizaron las pintas de A circuladas gritaba a los policías: “Está bien que tengan miedo porque esto es la revolución”. Lo que ocurrió en esas pintas no fue una revolución sino lo que Hakim Bey (1991) llamó TAZ (Zona Temporalmente Autónoma).

Señala Bey: “La consigna “;¡Revolución!”; se ha convertido de proclama en veneno, un maligno hado pseudognóstico, una fantasmagoría en la que sin importar cuánto luchemos quedamos siempre atrapados por el demonio de Aión, el íncubo del estado, de un Estado tras otro, cada paraíso regido por un ángel más maligno…

El TAZ es como una revuelta que no se engancha con el Estado, una operación guerrillera que libera un área –de tierra, de tiempo, de imaginación– y entonces se autodisuelve para reconstruirse en cualquier otro lugar o tiempo, antes de que el Estado pueda aplastarla. Puesto que el Estado tiene más que ver con la Simulación que con la substancia, el TAZ puede ocupar estas áreas clandestinamente y llevar adelante sus propósitos subversivos por un tiempo en relativa paz. 

Tan pronto como un TAZ es nombrado –representado y mediatizado– debe desaparecer, desaparece de hecho, dejando tras de sí un vacío, resurgiendo de nuevo en otro lugar”.

Durante la pandemia, en ciudades como la Capitol Hill Autonomous Zone (CHAZ) en Seattle, seis manzanas anarquistas donde no entra ni policía ni ejército y se hay prácticas colectivistas de autovalorización fuera de los circuitos del capital. También han aparecido TAZ en Portland, Asheville, Nashville y Filadelfia. Estas TAZ surgen a raíz de las protestas por la violencia policiaca contra minorías étnicas en general y el asesinato de George Floyd en particular.

#NoSonFormas y efímeras TAZ derriban estatuas de esclavistas, Colón, Oñate, Leopoldo II y otros déspotas depredadores por todo el mundo.

Igualmente, en esta revuelta vemos las obras que podríamos esperar de artistas como Banksy, pero también  el rechazo y denuncia de artistas como Shantell Martin, a quien Microsoft apuró para que pintara su tienda en la 5ta Avenida con un mural sobre #BlackLives Matter antes de que pasara de moda.

El Museo Internacional del Barroco en Puebla, uno de los más gravosos del país, puede leerse en clave TAZ desde el Estado al convertirse en espacio de lucha libre con todo y puestos de fritangas. Asimismo, la figura del propio Zapata pasó por una subversión carnavalesca. Cada obra de Teresa Margolles desde Juárez es un TAZ dentro de la guerra calderonista contra/a favor de cárteles, al igual que las instalaciones de Lydia Graco afuera del FGE con prendas de ropa de víctimas de feminicidios

La TAZ del “jrz” fue efímera, como deben ser los TAZ de acuerdo con Bey. Estos TAZ de Margolles, Graco y anarques usan/deconstruyen el lenguaje del caos como intervención. #NoSonLasFormas se viralizó y les artistas que respetan las formas y reglas de juego de asepsia política para el financiamiento y concesión de espacios son ciudadanes ejemplares.

El arte seguirá imbricado con polític@ (polis/pólemos) y el corazón de Juaritos seguirá teniendo una relación sensual con la historia.

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