Haber mantenido el semáforo en rojo para Ciudad Juárez ha logrado que corporativos de la industria automotriz hayan ordenado a las plantas la transferencia de líneas de producción a Detroit o a otros países. Si no se anuncia el cambio a naranja para antes de que termine junio, ya no se podrá dar reversa y la pérdida de miles de empleos se dará
Por José Mario Sánchez Soledad
El abrir la economía en momentos cuando es más probable la infección es de primer razonamiento para muchos una tontería, sin embargo el asunto no es tan sencillo. Esta pandemia nos está dejando muchas enseñanzas.
Un aprendizaje es la importancia de los asuntos públicos y lo relevante de la actividad de los políticos. A pesar de todo, los políticos toman las decisiones más trascendentales y de mayor impacto para todos. Por eso es necesario tener políticos de mayor preparación y conocimiento de vida. Se ha aprendido lo importante de contar con servidores públicos que tengan experiencia no solo en cuidar la existencia y la salud de las personas, también necesitan ser expertos en generación de empleos, mantenimiento de la salud económica, la salud mental y la tranquilidad general.
Hemos aprendido que un solo sector no puede ser el único que tome este tipo de decisiones, porque estas se contaminan con otros asuntos como son la popularidad, los tiempos electorales, la ideología, las teorías personales, el miedo, la ignorancia, el interés gremial o el partidista.
México está en el dilema, de tener que abrir la economía a pesar del riesgo, porque la atención a la pandemia por parte de las autoridades no fue integral. La preocupación de mayor calado ha sido el evitar el desbordamiento de la infraestructura hospitalaria.
Es correcto que el mayor valor es la vida de la persona, pero esta se conforma de cuatro realidades: espiritual, intelectual, biológica y material. Para una atención integral de la vida de las personas, estas cuatro realidades de su existencia tienen que ser contempladas y no lo han sido. Por eso no se puede decir que la intención de las autoridades ha sido resguardar la vida, posiblemente en lo biológico, mas no en sus realidades espiritual, mental, y económica.
Hoy enfrentamos preocupaciones sobre la salud física, la salud material y ambas generan otro reto, la salud mental. Todos los días escuchamos las posibilidades que presentan los indicadores de infección y mortandad en nuestra localidad, estado y país, pero las necesidades en lo mental y económico ya son inminentes, no solo el mantener la salud y la existencia biológica.
El gobernar no es solo el anunciar políticas, restricciones o reglamentaciones. El gobernar es principalmente tomar decisiones de riesgo e implementar acciones que satisfagan las necesidades de la población y el bien común. Todos los días escuchamos anuncios, pero la implementación no ha sido contundente, en si solo basta analizar los varios decretos y estos fueron redactados con grandes deficiencias legales como la falta de sanciones, procedimientos, medios de defensa, etc. Además, no existieron en tiempo y forma los apoyos requeridos por las personas, familias y empresas para poder sobrevivir una cuarentena sin ingresos.
La implementación del gobierno, en todos los niveles, ha estado basada no como mandato, sino más bien abogando a la buena voluntad de la población. Los que contaban con las condiciones para realizarlo lo hicieron ejemplarmente, pero aquel que si no trabaja no come, se ha visto obligado a buscar el sustento.
Además, sumarle la ignorancia de muchas personas que simplemente no les importa cuidar su salud. En otros países, se observó a la autoridad implementando acciones en las calles para resguardar a la población en sus casas, existieron subsidios para el ingreso de la población y las empresas, aquí solo se anunció y se dejó pasar sin suficiencia.
Esta semana se ha dejado a la zona de Ciudad Juárez en un semáforo rojo y al resto de Chihuahua en una zona naranja, lo anterior se ha percibido como un castigo a los juarenses por mantener o haber aumentado la movilidad. Lo que no se dice es que el responsable de controlar la movilidad de la población es de la autoridad y ésta en lo particular no ha tomado ninguna acción.
Toda la responsabilidad se le ha dado a las empresas y a la población en general se le ha dejado hacer lo que quiere.
Muchas infecciones se han dado por las fiestas realizadas al estar en cuarentena, o las visitas entre familiares por el tiempo libre al estar de vacaciones con sueldo pagado, como lo interpretó mucha gente.
El haber mantenido el semáforo en rojo para Ciudad Juárez ha logrado que los corporativos de la industria automotriz hayan girado a las plantas que tienen en esta ciudad la transferencia de líneas de producción a Detroit o a otros países como Costa Rica.
Si no se anuncia Ciudad Juárez en naranja para antes de que termine esta segunda quincena de junio, antes de que inicie la nueva quincena, ya no se podrá dar reversa a estas intenciones y la pérdida de miles de empleos se dará. Esto no es una amenaza, es una advertencia para darle tiempo a los directivos de las empresas, y puedan operar a partir de este jueves 18 de junio de 2020 el que se frene la fuga de empleos de manera masiva.
Como se puede observar, ahora se está viviendo no solo la necesidad de la salud física, se ha agregado la necesidad económica y la salud mental, que también son ya una urgencia.
Sin apoyos reales al ingreso, sin considerar nuestra realidad en la cadena global de insumos, simplemente la catástrofe será muy grave. Además, también para la gente común ya no es sostenible una cuarentena y la gente hará lo que tenga que hacer para lograr el balance. Los niveles de estrés están al máximo.
Si el gobierno quiere ayudar, que implemente los apoyos económicos necesarios, distribuya masivamente tapabocas, publique a tiempos sus anuncios de protocolos de operación, considere nuestra posición global en la cadena de insumos, auxilie a las familias, empresas, e iglesias para que estas se conviertan en entes educativos de sana distancia salud y limpieza personal. Nosotros a usar tapabocas, lavarnos las manos, seguir los protocolos de limpieza y sana distancia.
Porque muy seguro nos tenderemos que rascar con nuestras propias uñas. Por cierto, el uso de tapabocas generalizado y exigido con autoridad, la sana distancia va en sintonía con lo sugerido por nueve alcaldes en Texas, después del incremento de infectados por su apertura económica. Ojalá nuestras autoridades implementen el uso de tapabocas y nos coordinemos más en la frontera para vencer este reto, porque la coordinación binacional, nuestra realidad global, tampoco ha trascendido lo suficiente.
Es curioso, pero la realidad muestra que en algo ha tenido razón López Obrador: Esto ya “es un asunto de nosotros, recobremos nuestra libertad y actuemos con criterio (…)”.