Opinión

De víctima a victimario en 30 días




noviembre 18, 2020

Se promocionó como víctima de atropellos y abusos de la autoridad federal, pero en el contexto estatal muchos chihuahuenses perciben que es el gobernador Javier Corral quien gobierna con opresión y abuso hacia los que están por debajo de él

Gabriel Álvarez Flores

Hace más de un mes, el gobernador Javier Corral estuvo en el icónico programa de entrevistas rápidas Tragaluz. No tengo detalles de cómo ni dónde ocurrió su visita para la entrevista, pero supongo que se dio en uno de sus múltiples viajes por el país (que, según El Imparcial, acumulan 132 millones de pesos en viáticos en lo que va del año en supuesta austeridad estatal).

Y es que debo reconocérselo: Me sigue impresionando su habilidad para crear discursos políticos. Porque cuando en ese momento se promocionaba como víctima de atropellos y abusos desde la autoridad superior federal, en el contexto estatal reciente, la realidad que muchos chihuahuenses perciben es que ahora es él quien gobierna con opresión y abuso hacia los que están por debajo de él.

Probablemente con la sangre tibia por el pleito del agua, en la entrevista Corral criticó de forma directa y negativa al presidente de México, mencionando una “forma autoritaria de gobernar”, que “amenaza libertades” y que ha demostrado un “fracaso en sus tareas de gobernar”. Y hago uso de sus palabras puntuales porque, a más de un mes de esas palabras y con un semáforo rojo y medidas de toque de quedas cercanas a lo militar, es muy visible la ironía de cómo se han cambiado los papeles que tanto criticaba. Eso, o nuestro gobernador ya tiene un doctorado en manipular palabras (e ideales) a su conveniencia.

Que tampoco se malentienda: Seguimos en una pandemia mundial y la vida está por encima de todo; debemos continuar medidas y proveer los recursos para el control de la pandemia.

Pero también debemos situarnos en el momento actual de la pandemia y, a pesar de los repuntes, la humanidad ha pasado el periodo inicial de reacción en pánico y paralización por desconocimiento total de la enfermedad. Para ejemplos de ese tiempo avanzado, ahí tenemos a Nueva Zelanda y a la propia China, donde se originó la pandemia: Con cerca de cero casos desde hace meses, han cerrado el oscuro capítulo humano del COVID-19, retomando la vida que conocimos por años.

Si el gobierno estatal lidereado por Javier Corral presume tanto la búsqueda de desarrollo, tecnologías y progreso en sus discursos institucionales, con vistas al “primer mundo”, ahí están esos dos casos (más el de Canadá acercándose) que pueden tomarse de guía el actuar del gobierno, en caso de que se despierten las ganas de elaborar planes estatales y no sólo disparar mandatos: Estrategias basadas en libertades y organización, mejora activa de procesos usando la tecnología, y teniendo empatía y cercanía a la población en todo momento.

A una nada de cerrar el año 2020, las y los chihuahuense sufren ya de dos crisis simultáneas: La primera de salud, con una cifra de contagios y muertes que voltea miradas en el país, y la otra económica, provocada por las medidas estatales, pues por flojera, no ser prioridad o por táctica política a mayor escala, son medidas que han ahorcado a gran número de comerciantes, siendo una muerte anunciada y por mandato para los pequeños y medianos negocios.

Los pequeños y medianos negocios “no esenciales” chihuahuenses (catalogados así acorde a una realidad de emergencia a inicio de la pandemia) se extinguen de uno a uno por decreto estatal, mientras las grandes empresas y cadenas prosperan cada día más al verse beneficiadas en la clasificación y las medidas; grandes empresas y corporativos incluso de inversión extranjera, que así como abrieron en Juárez, de un día a otro se van… pero la gente emprendedora y quebrada de Chihuahua se queda, por no ser “esencial” para nuestro gobierno.

Es necio preguntar a estas alturas, pero ¿para quién son “no esenciales”? ¿Para la imagen política de Corral o para las familias (empleadores como empleados) que dependen de esos negocios pausados, que son su único patrimonio familiar o que se derrumban en semanas cuando se construyeron en décadas?

Eso sí, a cambio de un valioso “gracias” y “así debe ser” por el estado. Si se mira desde una lógica de comprador, pues por supuesto que primero viene la comida y los servicios que comprar una chamarra o cortarse el cabello. Pero un pequeño GRAN detalle es que el gobierno no es una empresa de mercadotecnia: es una institución de bienestar para los chihuahuenses, y por ello debe ver por el bienestar de todos y no únicamente de ciertos sectores, en especial dejando a pequeños emprendedores en mayor vulnerabilidad que grandes cadenas.

Aun cuando se busca acatar el cierre del negocio que le ha dado de comer, NO hay apoyos ni herramientas, y es el mismo estado que obliga a renunciar a sus ingresos el que sigue cobrándoles servicios, a pesar de prohibirles la operación. Es duro, pero se resume en un “estoy para cuidarte, pero te toca morir de hambre por obedecerme y tienes que seguir pagándome”.

Tal vez sería bueno que aquel Javier Corral de la entrevista le llamara al Javier Corral de hoy: A lo mejor le puede recordar que hace un mes (en defensa de su Alianza Federalista en la que sí ha trabajado activamente) defendía el reconocimiento de las diferencias económicas de cada región y que por eso se necesitan políticas fiscales especiales para cada zona, acorde a sus situaciones y posibilidades.

Necesita urgentemente que alguien le informe que el estado que gobierna también tiene muchas diferencias a su interior: Además de grandes ciudades que concentran industrias y cadenas, también tiene a su cuidado asentamientos, comunidades rurales y poblaciones apenas en desarrollo.

En ciudades pequeñas o en la Sierra, señor Gobernador, no hay Uber ni Uber Eats; tampoco en los ranchos hay cientos de empleos (precarizados) esperando a que los negocios familiares quiebren, en consecuencia de que usted ve como chihuahuenses de segunda a los que les compran/ venden para mantener vivo su negocio; ni modo, hay unos que a pesar de su historia de esfuerzo, se van castigados a la caja de “no esencial” hasta el próximo año.

Pero dentro de tanta injusticia y desgobierno, por fortuna vivimos en una era donde la información viaja de manera inmediata y donde todo queda registrado en línea, y la trayectoria de Corral ha sido tan mediática que sus posturas públicas se pueden consultar fácilmente. Gracias a eso, es posible ver que los ideales de libertad, justicia y cercanía aplican sólo cuando él es directamente el afectado… pero no cuando se trata del pueblo al que gobierna y juró proteger, en especial cuando es él quien cumple el papel de victimario político.

Yo le pediría por último a usted, estimado lector, que si ve a los miles de chihuahuenses guerreros y justicieros que defendían el agua “por su gente”, tanto en redes como en persona (¡y hasta sin cubrebocas!) que por favor los mande a acompañar a sus hermanas y hermanos chihuahuenses quebrados por las medidas tardías, autoritarias y en flojera por parte del gobierno del estado. Pero sí les hago la advertencia de que aquella causa podría aburrirles: Allá no va grilla partidista con los medios nacionales encima, y las acciones SÍ son a beneficio directo e instantáneo de la propia gente de Chihuahua.

***

Gabriel Alvarez Flores es estudiante de la Maestría en Trabajo Social por la UACJ. Su línea de investigación académica aborda el empleo y las juventudes, y se interesa por el análisis de las políticas públicas y sociales en México.

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