Complicaciones para respirar, dolor de espalda, estómago y de cabeza, pérdida de olfato y gusto, nauseas, vómito, insomnio y cansancio extremo son algunas de las complicaciones que más han experimentado cientos de personas a quienes la Secretaría de Salud ha registrado como personas “recuperadas”; sin embargo, su recuperación no ha sido plena
Darwin Franco / Zona Docs
“¿Recuperado? Yo no he recuperado mi vida, tengo molestias que me han impedido regresar a mi trabajo, me cansó constantemente, pero las autoridades de salud me dicen que es normal y que pasarán los malestares”, explica César Medina, quien inició con la sintomatología de COVID-19, el pasado 20 de octubre.
Al sentir estas molestias se realizó la prueba de PCR (siglas en inglés de la prueba “Reacción en Cadena de la Polimerasa”); sin embargo, salió negativo. Los síntomas persistieron y decidió hacer una segunda prueba que también salió negativa.
Por la sintomatología se le declaró, vía su cuadro clínico, como una persona con COVID-19; aunque para las estadísticas epidemiológicas no haya sido así, pues resultó ser un “falso negativo” por la mala aplicación o sistematización de las pruebas que le fueron aplicadas.
Un falso negativo es aquella persona que aunque las pruebas PCR hayan dado negativas, sí desarrolla la infección viral, como es el caso de César.
Con la certeza de su contagio, César se aisló en casa y espero a que pasaran los 15 días que recomiendan las autoridades sanitarias para evitar más contagios y recuperar su salud.
Todo parecía estar bien, César sentía que su salud mejoraba de a poco, pero a tres días de cumplirse un mes de que se le detectó COVID-19, todos los síntomas regresaron: fiebre, dolores de cabeza, nauseas, cansancio extremo y desregularización de su temperatura.
“Lo que siguió después de esto fue un proceso de incompresión de parte de los médicos, no hay ni un sólo protocolo que nos permita saber qué nos está pasando; es decir, si son secuelas, si es un síndrome Post- COVID o si son manifestaciones persistentes… no hay información al respecto para saber qué podemos hacer; incluso, en mi caso que nunca di positivo parece que no existí para el sistema de salud… cuando regresaron los síntomas me volví a repetir una prueba y volvió a salir negativa, pero mi cuadro clínico era nuevamente de COVID”, narró César.
El médico Alejandro Macías explica que el Síndrome Post-Covid se presentan entre el 10 y 60 por ciento de las personas que han dado positivo a COVID-19; los malestares asociados como: tos, dolores corporales, disnea, pérdida de olfato y gusto, fatiga e insomnios se pueden complicarse dependiendo del grado de afectación que generó el COVID-19 en cada persona e, incluso, puede manifestarse en aquellas que fueron asintomáticas.
Estudios como “Persisting pulmonary impairment following severe SARS-CoV-2 infection, preliminary results from the CovILD study”, realizado en Austria, con un grupo de pacientes ya “recuperados” de COVID-19 señala que los daños, principalmente pulmonares, persisten hasta seis o 12 semanas después de recibir el alta médica.
Razón por la que es importante que su salud se siga monitoreando para que dichos síntomas no se agudicen; eso mismo se sugiere en “COVID-19: Interim Guidance on Rehabilitation in the Hospital and Post-Hospital Phase from a European Respiratory Society and American Thoracic Society-coordinated International Task Force” donde además se recomienda iniciar tan pronto se pueda la rehabilitación pulmonar para expandir nuevamente las capacidades respiratorias en los pacientes, hayan sido éstos entubados o no, pues lo que causa la COVID-19, principalmente, son alteraciones y secuelas en la capacidad pulmonar.
“Esto no debe confundirse con un síndrome de fatiga crónica”, explica el doctor Macías, pues los daños se derivan de las afectaciones que el coronavirus genera en el sistema nervioso central, a través del nervio olfatorio, ocasionando “la hipoxemia feliz” (disminución no manifiesta de oxígeno en la sangre), lo que incide en que el sistema considere que se trata de una afectación periférica. De ahí muchos de los malestares.
Aunque por ahora no existen pruebas diagnósticas o información suficiente para medir las secuelas que puede traer en las y los pacientes, la COVID-19 a un mediado y largo plazo; diversos países en el mundo han creado las primeras clínicas de atención Post-COVID no sólo para atender las secuelas sino para estudiarlas y, así, obtener información científica sobre la gravedad y persistencias de las molestias.
En el grupo de Facebook COVID-19 Persistente México-Apoyo Solidario, que conjunta a más de 300 personas que padecen secuelas persistentes de COVID-19, señalan que los síntomas que no se han ido tras su “alta médica” son: fatiga, cansancio, ansiedad, problemas gastrointestinales, pérdida de memoria y dolor articular.
Justo son estos síntomas lo que, por ejemplo, son monitoreados en clínicas Post-COVID de España, Inglaterra o los Estados Unidos donde, específicamente en California y New York, se han abierto áreas de hospital dedicadas a la atención exclusiva de quienes aún padecen secuelas persistentes de COVID-19, aunque en su cuerpo ya no exista presencia del virus.
“No entiendo por qué las autoridades de salud se esmeran en únicamente en señalar que lo que sentimos es ansiedad o cuestiones psicológicas que ya pasarán… en España donde se han organizado las personas, la presión llegó a tal punto que se logró abrir una clínica Post-COVID, pero aquí en México no hay protocolos de atención, aquí somos invisibles… aquí no hay absolutamente nada, somos los muertos vivientes para el sistema de salud”, precisó César Medina.
Sin capacidad para la atención de secuelas de COVID-19
Para saber la perspectiva que sobre el tema se tiene en la Secretaría de Salud México se le preguntó a José Luis Alomía Zegarra, titular de la Dirección General de Epidemiología, lo siguiente:
¿Qué protocolos se tienen para la atención de pacientes que presentan secuelas tras haber dado positivo a COVID19? ¿Se están considerando la creación de áreas de atención Post-COVID?
En relación a las secuelas que en su momento puede generar en la salud de las personas que padecen o padecieron COVID-19, podríamos primero empezar comentando que lógicamente hay una variabilidad también de esta afectación.
Definitivamente mientras más grave haya sido el caso o la evolución clínica, mejor dicho, del paciente o de la persona que sufrió COVID-19, pues entonces se espera que pueda haber un mayor daño a órganos específicos y a funciones específicas del organismo.
En función de este daño, lógicamente, la rehabilitación puede requerir, no solamente de más tiempo, sino también de la participación de mayores elementos profesionales o especializados para poder llevar a cabo esta recuperación.
No así necesariamente en personas que a lo mejor han tenido COVID leve, que igual no tuvieron tanta afectación y, por lo tanto, tanta secuela, o que estas secuelas en su momento son menores y pueden ser atendidas a través, inclusive, de programas de rehabilitación a la larga distancia o, a través, por ejemplo, de estas herramientas que están disponibles en la página de www.coronavirus.gob.mx
Es decir, el apoyo gubernamental sólo está en los recursos virtuales que se ofrecen a quienes tienen secuelas, principalmente respiratorias, y las cuales consisten en materiales audiovisuales para realizar en casa terapias para el fortalecimiento de la capacidad pulmonar.
Alomía Zegarra, además, aclaró que, a la fecha, en la Secretaría de Salud no se cuenta con un plan integral de atención Post-COVID; la justificación fue:
“el rezago histórico que el Sistema Nacional de Salud ha tenido, específicamente este que tiene que ver con el tema de la rehabilitación, y no solamente en el marco de COVID-19, sino de todas las enfermedades que en su momento producen secuelas, complicaciones o dejan cicatrices en diferentes lugares, requieren de una atención que actualmente no tiene la mejor, de las coberturas”.
A ello, le sumó, la falta de instalaciones orientadas a la rehabilitación:
“Se requiere expandir o, en su momento, remodelar áreas o espacios para estos servicios o generar unidades que sean de especialidad completa para poder llevar a cabo esta actividad (…) ahora el único espacio destinado para la atención son los sistemas DIF a nivel nacional, donde se pueden dar terapias respiratorias”, explicó.
En conclusión, no existen planes para tener áreas de atención Post-COVID o, al menos, no por ahora que los centros de salud y hospitales están plenamente avocados a la atención de pacientes COVID-19 de recién contagio.
COVID-19 Persistente México: Un grupo de apoyo y solidaridad
“¿Cómo amanecieron hoy? ¿Cómo van sus síntomas?” pregunta a diario César en el grupo que creó en Facebook para no tener que afrontar solo la incomprensión que padecen quienes -como él- son ignorados por un sistema de salud que sólo les dice que lo que tienen es mera ansiedad.
Las poco más de 350 personas que conforman el grupo responden a César de la siguiente manera:
“Yo duermo poco aunque me sienta cansado” (JR).
“Me siento entumida y con dolor” (Lizeth).
“¿Es normal que perciba un olor extraño?” (Andre).
“Sigo sintiendo presión en mi cabeza, los mareos no se me quitan y siento que me voy a desmayar” (Lilia).
Es ese nombrar sus diversas dolencias lo que los conecta con el sentir de otros que, antes de su llegada al grupo, pensaban que eso sólo les pasaba a ellos; por consecuencia, también se vuelve un espacio para compartir su sentir respecto a la poca atención que reciben de las autoridades de salud, las cuales o les piden que se hagan una prueba más o les hacen creer sus dolores cesarán con reposo y aislamiento.
Aislamiento que, para muchos, ya duró más de las dos semanas que tuvieron que alejarse para no generar más contagios; pues algunos tienen tres a cuatro semanas más en casa porque el cansancio extremo que sienten les impide regresar no sólo a sus trabajos sino también a sus actividades cotidianas: “caminar me roba casi todo el aire” o “no puedo levantarme de la cama por lo cansado que me siento”, son algunos de los testimonios que se escriben en el grupo.
Por ello, COVID-19 Persistente México es un espacio donde la escucha y la comprensión han sido claves; César siente, al respecto, la responsabilidad de no dejar que nadie se sienta solo, por ello, comparte información y experiencias para ayudar a que otros también identifiquen los síntomas que tienen y lo poco normal que es tener esas molestias luego de dos o cuatro semanas después de que fueron clínicamente catalogados como recuperados.
De hecho, en el país, las autoridades la Secretaría de Salud señalan que, al 8 de diciembre, existen: un millón 456 mil 073 personas recuperadas de COVID-19, lo cual para quienes integran el grupo es un decir, pues ninguna o ninguno de ellos se sienten recuperados.
“Yo no me siento recuperado de nada… yo sueño con que nos puedan visibilizar, que se nos cuenten y se creen protocolos médicos para dar seguimiento a lo que nos está sucediendo; las autoridades nos han abandonado a los que padecemos un síndrome Post-COVID, pues no formamos parte de sus estadísticas, todo lo tenemos que hacer por nuestra cuenta”, explicó César.
Por tanto, estar unidos en la exigencia de protocolos de atención y lograr el reconocimiento como personas con síntomas persistentes de COVID-19 son dos de los objetivos centrales del grupo COVID-19 Persistente México; pues para ellos es relevante que el Estado sepa que no son una mera estadística, pues no hay para ellos una plena recuperación como se presume cada tarde en las ruedas de prensa de la Secretaría de Salud, pues recuperarse plenamente sería no tener secuelas persistentes.
Si tienes algún tipo de secuela persistente tras padecer COVID-19 y quieres sumarte a COVID-19 Persistente México
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Este trabajo fue publicado originalmente en Zona Docs que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la publicación original.