René Kladzyk / El Paso Matters
Nathaly González cruza entre El Paso y Ciudad Juárez un par de veces por semana. Lleva víveres a sus abuelos – ellos prefieren los comestibles vendidos a granel del lado de Estados Unidos. Visita a su hermano y lleva su perro al veterinario.
González y su madre tienen doble ciudadanía, estadounidense y mexicana y viven en El Paso; su hermano y sus abuelos son ciudadanos de México y viven en Ciudad Juárez.
Las cosas han cambiado bastante para González y su familia desde el inicio de las restricciones de viaje por COVID-19 que entraron en vigencia el 21 de marzo de 2020; sin embargo, ella sigue cruzando sin problema, sin importar que sus razones por cruzar sean aptas para ser definidas “esenciales”.
“Son pocas las veces que he tenido problemas con (Aduanas y Protección de la Frontera)”, comentó González. “Y después, cruzar desde El Paso hasta Juárez, nadie te pregunta mucho… Creo que mi situación es muy normal aquí en El Paso”.
Las restricciones de viaje por COVID-19 no han sido aplicadas por completo en la frontera sur de los Estados Unidos. Para los nacionales mexicanos con visa de turista, como el hermano de González, ha estado efectivamente cerrada la frontera. Pero para los estadounidenses con pasaporte, a pesar de que los viajes técnicamente se restringen a propósitos “esenciales”, los que cruzan por razones “no esenciales” han continuado cruzando con un mínimo de obstrucciones.
En Detroit, a unos 2 mil 700 kilómetros de El Paso, la aplicación de las restricciones al cruce para entrar a Canadá es cuestión aparte.
“Sencillamente, Canadá ha sido mucho más agresivo y mucho más conservador en cuanto a la frontera durante la pandemia que lo que ha sido los Estados Unidos”, dijo Laurie Trautman, directora del Border Policy Research Institute de la Western Washington University.
El enfoque más estricto de Canadá ha resultado en cifras plenamente distintas en cuanto a la reducción del número de personas que cruza la frontera, reza una comparación de los puertos de ingreso del norte y del sur de los Estados Unidos durante el año pasado. Mientras que el cruce de peatones, vehículos de pasajeros y autobuses en la frontera canadiense se redujo entre un 91% y un 99% el año pasado, por la frontera mexicana se redujo en un índice mucho menor: entre un 35% y un 68%, según el tipo de cruce.
“Nuestro enfoque es uniforme en ambas fronteras”, dijo Roger Maier, vocero de la agencia de aduanas y protección, precisando que las restricciones a los viajes sirven para “combatir la propagación del COVID”.
Si bien la aplicación de las restricciones ha sido por igual de parte de los Estados Unidos, son los enfoques distintos de Canadá y de México los que llevan implicaciones profundas para las comunidades fronterizas en EEUU, en términos económicos, culturales y en cuanto a la enfermedad infecciosa.
Las razones por cerrar las fronteras
En marzo 2020, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) anunció que “para poder limitar mayor propagación del coronavirus, los EEUU ha llegado a convenios tanto con Canadá como con México para limitar todo viaje que no sea esencial entre fronteras”. Desde entonces, las restricciones de los viajes han sido extendidas mes tras mes durante el año pasado.
González indicó que le parece que para estos días ya tendría que haberse abierto la frontera, y notó lo difícil que es para las familias con nacionalidades variadas como la suya. Cuando se le preguntó si le parece que las restricciones de viajes por COVID-19 valían la pena, dijo, “quizás al comienzo, pero ya no”.
Algunas investigaciones han indicado que si bien fueron eficaces las restricciones de viaje por la frontera en los primeros días de la pandemia (en particular al combinarse con pruebas, trazabilidad de contactos y cuarentena), se vuelven menos eficaces con el tiempo.
“En tres años, en cinco años, cuando hagamos autopsia de lo ganado y perdido con el COVID, habrá mucha controversia en cuanto a si, en realidad, lograron nuestras intervenciones dirigidas el resultado deseado, o no”, explicó el doctor Ogechika Alozie, especialista en enfermedades infecciosas y médico en El Paso.
Desigualdad entre comunidades fronterizas
El observar la aplicación distinta de las restricciones de viajes por la frontera podría ofrecer una perspectiva sobre lo que impulsa los índices de infección en las comunidades fronterizas, explicó Alozie.
Hay similitudes entre El Paso-Juárez y Detroit-Windsor al ser áreas metropolitanas fronterizas paralelas en cuanto a grandes poblaciones, pero tuvieron una severidad de brote de COVID-19 muy diferente el año pasado.
El Paso y Detroit ocupan el número uno y número dos de las ciudades de menos diversidad racial en los Estados Unidos, ambas con poblaciones mayoritarias compuestas de minorías por raza y etnia. Ambas ciudades tienen ingresos promedio mucho menor al promedio nacional e índices de pobreza mucho más altos al promedio nacional. Tanto el condado de El Paso como el condado de Wayne tienen altos niveles de vulnerabilidad social, según el Índice de Vulnerabilidad Social de los Centros para el Control de las Enfermedades, el cual mide la capacidad que tiene una comunidad para mitigar el sufrimiento y las pérdidas económicas durante un periodo de desastre.
El total de casos de COVID-19 fue mayor en un 150 por ciento por persona en el condado de El Paso comparado con el total del condado de Wayne, y el total de muertes por COVID-19 fue mayor en un 20 por ciento. Esta comparación es simplificada porque Detroit es un área urbana de múltiples condados. Pero, como en el condado de Wayne el COVID-19 cobró una consecuencia más severa que en otros condados suburbanos en Detroit, la discrepancia en la severidad en general del COVID-19 entre las dos comunidades fronterizas es probablemente hasta mayor.
“Parece haber una asociación entre la falta de reducción del tránsito fronterizo y el hecho que sencillamente tuvimos muchos más casos y muertes que la ciudad comparativa que también se ubica en la frontera como Detroit”, comentó Alozie. “No es causal – no se dice que lo uno llevó a lo otro – pero sí parece haber una clara asociación de datos cuando en Detroit había una reducción en el tránsito del 95% al 99% y aquí en El Paso fue sólo del 60% al 70%”.
Por la posibilidad de mitigar la propagación del COVID-19 entre comunidades fronterizas, valió la pena aplicar restricciones de viaje, así no sirviera en un 100% como parche, dijo Eduardo Herrera, secretario de salud del estado mexicano de Chihuahua.
“Nosotros sí sabemos que ha causado gran daño a la economía, pero había que tomar decisiones para controlar la pandemia. Y tanto Juárez como El Paso tuvieron los mayores índices de infección del virus, mucho más fuerte que en otras ciudades por los Estados Unidos y por México”, dijo Herrera.
El impacto económico de las restricciones
La manera en que las restricciones de viajes en la frontera afectaron las economías locales de las comunidades fronterizas también se vio despareja, en gran parte ligada a la forma en que se aplicaban las restricciones.
“Las redes están reaccionando de forma completamente diferente entre los dos lados”, dijo Francisco Cappellano, notando que las ciudades fronterizas de México han logrado ser más perseverantes económicamente ante las restricciones de viajes en la frontera por motivo del COVID-19.
Cappellano, investigador de la Universidad del Este de Finlandia, ha realizado investigaciones desde 2017, en las que compara las comunidades fronterizas de la región San Diego/Tijuana con la región del estado de Washington/Columbia Británica.
Dijo que la variación entre respuestas a la pandemia de las tres naciones medida por un espectro que va de restricciones estrictas a restricciones menos rigurosas (Canadá más estricto, los EE. UU. en el medio con una “actitud ambivalente”, y México más relajado), ha implicado que las presiones del cierre de la frontera las han vivido de forma variada las distintas comunidades fronterizas.
Para El Paso y Juárez, la evaluación de Cappellano, que indica que el lado mexicano tiene más resiliencia económica, es cierta, dijo Eduardo Ramos, presidente de las cámaras de comercio combinadas de Juárez.
“Las víctimas principales de esto son los dueños de comercios en El Paso. Porque El Paso depende (de compradores) de México”, dijo Ramos, explicando que lo contrario no es igual de cierto. “Juárez tiene mayor resiliencia que El Paso”.
Ramos dijo que él ha observado pocos cierres de comercios durante la pandemia, y enfatizó en que las ventas en Juárez durante la época navideña fueron mejores este año que en el pasado.
En El Paso, las rentas en total de pequeñas empresas se redujeron en un 32 por ciento comparando a marzo 2021 con enero 2020, y el 25 por ciento de las pequeñas empresas cerró durante el mismo periodo, según la organización Track the Recovery ,
Tom Fullerton, profesor de economía en la University of Texas at El Paso, también opina que el impacto económico de las restricciones de viajes en la frontera ha sido mucho más perjudicial para El Paso que para Juárez.
“Es mucho más fácil para los ciudadanos estadounidenses cruzar el puente ya que no los detienen ni los interrogan al entrar a México, entonces es probable que estén comprando casi la misma cantidad de artículos en Juárez que siempre, pero no ocurre en dirección opuesta”, dijo Fullerton.
“Como consecuencia, es probable que estemos observando, uno, un índice mayor de cierres de comercios en El Paso, dos, un índice mayor de espacios comerciales desocupados; y tres, alquileres reducidos por pie cuadrado en inmuebles comerciales”.
Otros impactos económicos por las restricciones de viajes en la frontera serán difíciles de medir, dijo Bill Anderson, director del Cross-Border Institute, en Windsor, Canadá.
El deterioro de las relaciones comerciales en persona y lo que esto implicará para la confianza económica transfronteriza es contundente, dijo.
“La relación aquí en esta frontera es algo personal. La gente se conoce, las personas tienen muchas conversaciones, van físicamente de un lado y del otro de la frontera. Y el estar separadas por tanto tiempo, me parece a mí que va a surtir algún tipo de efecto a largo plazo en términos de la intensidad de la relación económica, aquel grado de integración transfronteriza”, explicó Anderson.
Así como El Paso-Juárez, las ciudades hermanas de Detroit y Windsor también tienen sectores manufactureros importantes, en particular vinculados a la industria automotriz. Detroit-Windsor y El Paso-Juárez también se vinculan por esta cadena de producción, ya que algunas empresas con sede en Detroit van expandiendo la producción a las fábricas de las comunidades fronterizas como El Paso-Juárez.
El costo incalculable para las familias transfronterizas
El perfil transfronterizo de Nathaly González y su familia dista de ser único en El Paso-Juárez.
“Es simplemente normal”, dijo Dania Gobea, refiriéndose al cruce fronterizo frecuente entre El Paso y Juárez de familias y grupos de amigos. Gobea actualmente estudia en la UTEP, pero vive en Juárez. Como estudiante, tiene un propósito “esencial” para continuar cruzando la frontera, pero igual ha tenido problemas con agentes de CBP en el puente porque es ciudadana de México.
“Es (más) normal que la gente en El Paso venga fácilmente (a Juárez), que nosotros ir a El Paso, porque nos hacen preguntas cuando vamos allí”, dijo.
Anderson dijo que la zona Detroit-Windsor también tiene un gran número de familias que se dispersan por ambos lados de la frontera, en particular con la gran población inmigrante del Medio Oriente.
“Una de las cosas que vincula a Detroit con Windsor es la comunidad del Medio Oriente – en particular la comunidad árabe, y tú sabes lo que dicen siempre de Detroit, ‘la mayor población árabe fuera del Medio Oriente’, y el grupo más grande de inmigrantes en Windsor son los libaneses”, dijo Anderson, notando que muchas familias árabes y libanesas del área tienen familiares de ambos lados de la frontera.
Canadá ha implementado excepciones para familias extendidas y por razones de “compasión” , por ejemplo, en el caso de un amigo o pareja moribundos y que sea ciudadano canadiense. Aunque por esta razón algunos ciudadanos de los Estados Unidos logran, bajo ciertas circunstancias, viajar al Canadá por motivos “no esenciales”, son, sin embargo, reflejo de las limitaciones mucho más estrictas para cruzar la frontera en el norte de los Estados Unidos, que en el sur.
“Otra diferencia notable entre las dos fronteras es la cuarentena de dos semanas que impone Canadá, la cual evidentemente no tiene México, entonces es cosa mayor”, dijo Laurie Trautman, del Border Policy Research Institute.
“Yo conozco a muchas personas cuyos hijos o padres viven en Canadá – técnicamente se les permitiría cruzar porque son familiares inmediatos, pero tienen que estar en cuarentena dos semanas, entonces eso de por sí ya limita severamente los viajes transfronterizos, incluso para las personas que pueden hacerlo”, dijo.
En ese sentido, las barreras para las familias causadas por el cierre de la frontera se aplican con mayor rigor en la frontera norte que en la frontera sur.
No obstante, las restricciones de viajes fronterizos las sienten con agudeza las familias de El Paso-Juárez, así la aplicación de las restricciones sea de un solo lado.
“Si estuviera bloqueada de ambos lados, no tengo idea qué haríamos”, dijo González, describiendo todas las formas en que se ha adaptado su familia porque no todos pueden cruzar libremente.
“Yo sencillamente quisiera que las fronteras estuvieran abiertas”, dijo. “Hay muchas implicaciones referentes al cierre de la frontera, particularmente aquí. Y yo pienso que tendría que poder abrirse ahora”.
Puedes leer esta historia en inglés aquí
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Esta contenido fue producida como parte de Puente News Collaborative, una asociación binacional de organizaciones de noticias en Ciudad Juárez y El Paso, de la que forma parte La Verdad