Pasaron 10 años desde la última vez que el pueblo Yaqui realizó la Danza del Coyote. Una danza tradicional de guerra que dejaron de realizar por la falta de recursos, desinterés de las autoridades tradicionales y el desplazamiento de su modo de vida. Ahora solo los viejos la saben. Pero en uno de los ocho pueblos, la danza renació
Pótam, Sonora- La iglesia tradicional del pueblo yaqui de Pótam consiguió todo lo necesario para volver a realizar la danza del Coyote con su debido ritual de velación en la sagrada Sierra del Bakatete.
No solo se trata de dinero. El témasti mol (o mayor) tuvo que identificar al último yaqui que la realiza, y vive en Vícam. Las mujeres cantoras. Los carros para trasladar a las personas. La comida para más de 150 personas. El consentimiento de la Guardia Tradicional, quienes no habían convocado a hacer el ritual. Las velas, las banderas, las vírgenes, los elementos sagrados.
Clementina, cantora de la iglesia de Pótam cuenta que la recuperación inició con Raquel Padilla Ramos. La antropóloga y etnohistoriadora, asesinada en noviembre de 2019, realizaba investigaciones y trabajo de campo sobre arte sacro en todo el estado de Sonora. Su amor y pasión por el pueblo yaqui la llevaron a especializarse en la mística de las iglesias de los ocho pueblos.
Así, Raquel conoció a Clementina, quien explicó lo que sucedía con la Danza del Coyote. La antopóloga habló con las autoridades y les hizo notar que ya había pasado mucho tiempo sin ir al cerro sagrado.
“¿Tú qué dices, Esteban? Si de mí nace, el que yo les ponga los alimentos, el que yo les ponga los carros, el que yo les busque todo para que esa tradición renazca y no se pierda”, describe Clementina que le dijo Raquel Padilla a su esposo, quien respondió que eso sería significativo para él y para su pueblo. “Clementina ¿Tú que dirías mija, como cantora?”; ‘Perfecto doña Raquel, ¡vamos!, le dije”.
Clementina tuvo un sueño y por soñarse cantando es que decidió consagrar su voz a ser cantora de la iglesia de su pueblo. Tiene 10 años de cantora, los mismos que este ritual no se hacía. Con el consentimiento del entonces gobernador de Pótam, comenzaron a planear la recuperación.
Raquel consiguió los recursos para ir a la tumba del guerrero Juan Maldonado Tetabiate, reconocido líder de las agrupaciones que se refugiaron y defendieron de la Guerra del Yaqui, construyeron un cuartel que se encuentra en un espacio estratégico para mirar toda la sierra.
Ahí cayó el guerrero y donde cayó lo enterraron. Y donde cayó es el lugar en que el pueblo yaqui recupera la danza del coyote en honor a Tetabiate y en esta ocasión también en honor a Raquel Padilla, a quien asesinaron dos semanas antes de realizarlo.
Por el reconocimiento que hace el pueblo yaqui a la labor de Raquel Padilla Ramos, la sembraron a un lado de este respetado guerrero. Ahí realizaron la danza junto con su ritual de velación en honor a Tetabiate y a Raquel.
“Se necesita de que enseñemos (la danza del coyote) a más, más niños, más personas”, asegura Chiriki, como le dicen de cariño a Clementina. Junto con su compañero, Esteban el Témasti mol de Pótam, se propusieron realizarla cada año pues son conscientes de la pérdida del ser yaqui, determinante para la extinción de sus propios rituales.
“En todos los pueblos estamos tratando de renacer las tradiciones, se están renaciendo. Pues ahora sí, como dicen, la tribu Yaqui nos pusimos fuerte, nos ponemos fuerte”, asegura Clementina.