Cuando ocurrió el derrame de jales, el río estaba casi seco, fue previo a las lluvias de este verano de 2021. En Cosalá no hay medios de comunicación ni organizaciones civiles, pero sí personas enojadas con este desastre.
Marcos Vizcarra / Revista Espejo
Culiacán, Sinaloa- La presa de jales mineros de la sociedad minera Real de Cosalá se rompió y derramó una gran cantidad de material sobre el río San Lorenzo, a las afueras de Cosalá, Sinaloa.
Este derrame de químicos altamente peligrosos no se informó a las autoridades, pese a la gran cantidad de lodo y otros líquidos esparcidos en laderas y el cauce del río. Por ejemplo, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y Protección Civil de Sinaloa conocieron de este desastre un mes y medio después del derrame.
“No sabíamos de este derrame, tampoco que había pobladores afectados. Ahora tenemos que hacer un análisis y enviar gente a que tome muestras”, reconoció Héctor Aguirre, director operativo de la Cuenca Pacífico-Norte de Conagua.
Este derrame ocurrió en el mes de mayo, cuando el río San Lorenzo presentaba ya un problema grave de sequía, por lo que no alcanzó a llegar hasta la presa José López Portillo, un embalse con más de 2 mil 580 hectómetros cúbicos de agua. Es la cuarta presa con más capacidad en Sinaloa.
Para ponerlo en perspectiva, para llenar la presa José López Portillo se necesitaría 1,433 estadios azteca llenos de agua. Tan solo a este estadio le caben mil 800 millones de litros, así de grande es.
El derrame no ha sido cuantificado, pero esta presa retenía hasta 865 kilos de jales por día, de acuerdo al estudio de impacto ambiental de la empresa.
En ese estudio, así como en la concesión minera dada por la Secretaría de Economía, se estableció que la mina Real de Cosalá extrae oro, plata, plomo, cobre, zinc y hierro. De manera diaria procesa 650 toneladas para obtener 77 kilos entre todos los materiales, siendo el zinc, hierro y el plomo los más redituables.
Esta mina está compuesta de túneles y accesos a lo largo y ancho. La explotación es totalmente subterránea, el mineral se barrena, explota y deposita en camiones de bajo perfil para su transporte hasta el exterior por la boca de entrada al yacimiento de la región llamada Nuestra Señora de Cosalá para movilizarse con ese material.
EL DAÑO CONTADO POR LOS POBLADORES
La señora Miriam está dentro del corral de sus vacas en San José de las Bocas, un pueblo a 30 minutos de Cosalá. Las cuenta y nombra de una por una: la chica, la pinta, la recia… y luego voltea al corral de a lado.
“Ahí está uno de los becerros que se quedó huérfano”, suelta con un suspiro hondo.
“Yo lo que quiero es que la mina me pague mis vacas, ya se me murieron cinco de estas”.
La señora Miriam ha mandado a sus hijos a buscar otras dos vacas que cree ya murieron por estar atoradas en el lodo de la mina o por haber tomado agua con químicos en los casi tres kilómetros que recorrió el lodo. No ha sido sencillo por la falta de caminos y porque el lodo, a más de un mes de haberse derramado, sigue fresco y las llantas de las motocicletas siguen atascándose.
Verlas morir es brutal. Las bestias mugen, parecen llorar y gritar a la vez, tan fuerte que ensordece. Luego empiezan a tirar espuma por sus narices y se retuercen en el piso hasta morir.
Las cinco vacas muertas de la señora Miriam se escaparon del corral donde estaban desde mayo, cuando los pobladores de San José de las Bocas se dieron cuenta que en el cauce del río se movía basura en forma de algodón pero color marrón.
“Esos son parte de los jales“, dijo don Miguel, un hombre de 60 años que se dedica a la pesca en la presa José López Portillo, “Ya lo había visto hace mucho y eso mató a todos los pescados, la gente mejor se fue”.
Fragmentos de esa basura se quedó pegada a las piedras. Su textura es como algodón de azúcar, pero este no se deshace fácilmente, sino que envuelve rocas y permanece en el cauce hasta ser arrastrado por el agua.
Este río tiene poca agua, casi nada. En Sinaloa hay una sequía histórica que ha provocado la movilización de autoridades para esparcir yoduro de plata en las nubes para hacer llover.
Aunque los pobladores de San José de las Bocas ya no saben qué es lo mejor.
“Ya nomás llueve y toda esa mierda se va a ir a la presa”, señaló Don Miguel.
Aquí nadie ha hablado con los mineros, no hay una relación con ninguna autoridad en medio de todo este desastre, solo con quienes han hecho hoyos en el cauce, pozos que, según trabajadores en retroexcavadoras son para que cuando el río crezca los jales pueden caer y depositarse ahí hasta ser recogidos por la mina y los químicos no lleguen hasta la presa.
“NO TENEMOS INFORMACIÓN SOBRE ESO”
Los responsables de este derrame son la sociedad minera registrada en Sinaloa compuesta por Minera Real de Cosalá, Minera Cosalá y Minera Tapacoya, un grupo de empresas extractivas que se dedican a la exploración y extracción de oro, plata, plomo, cobre, zinc y hierro, y también es operaria de la mina La Verde, en Concordia, Sinaloa.
Sus socios completan una listado integrado por Laura Cecilia Guinea Hernández, María de los Dolores Hernández Leal, Marco Vinicio Guillén Guevara, Francisco Javier Sandoval Marín, Jaime Guinea González, Carlos Teodoro Ortiz Rodríguez, José Alfredo Cervantes Rivera, Francisco José Cota Mendía, Gustavo Adolfo Guerrero Castaño, Gaspar Méndez Celaya, Martín González Alcaraz, Alfredo Carlos Jurado Salazar y Peter Joseph Micrae. Todos ellos son representados por Jaime Guinea González ante la Secretaría de Economía.
Cuando ocurrió el derrame de jales, el río estaba casi seco, fue previo a las lluvias de este verano de 2021. En Cosalá no hay medios de comunicación ni organizaciones civiles, pero sí personas enojadas con este desastre.
Tras hacer un recorrido y hacer la documentación con pobladores de San José de las Bocas se solicitó a la empresa minera una postura del desastre.
Primero fue una llamada a sus oficinas en Culiacán y más tarde a las oficinas instaladas en Cosalá. Se pidió esperar y llamar más tarde para un informe detallado, pero nadie contestó.
Al día siguiente se llamó de nuevo a las oficinas en Cosalá, donde conte
“Le comento que nosotros no tenemos información en oficinas sobre este incidente”
-¿Sobre el derrame?
“Ajá”
¿La mina sigue operando?
“Sí, sigue operando, eso ya quedó arreglado, ya se arregló todo”.
¿Y cuáles fueron las actividades de contención por el derrame?
Colgó.
Hasta el cierre de esta edición no se tenía un informe por parte de la mina y tampoco por las autoridades locales o federales.