¿A qué responde que desde las reflexiones actuales más elevadas, hasta las menos, sobre asuntos relativos a procesos de verdad y justicia en México no suela prestarse atención y relevancia a la perspectiva de género?
Celia Guerrero / Twitter: @celiawarrior
Las varias discusiones alrededor de la primera consulta popular federal del pasado 1 de agosto permitieron recolocar en la agenda mediática —aunque haya sido por un momento muy breve— y reavivar en el imaginario de un sector social —aunque sea uno muy nimio— la necesidad imperiosa de empujar de un proceso de verdad y justicia para las víctimas de la violencia en México.
Más allá de las distintas posturas de quienes llamaron a responder ‘sí’ o ‘no’ a la pregunta consultada, señalaron lo confuso, engañoso o inútil del ejercicio, o invitaron a la participación tanto en casillas como de otras formas simbólicas y prácticas, una discusión fundamental —aunque tremendamente relegada— salta a la atención de esta Igualada: la necesidad de que cualquier ejercicio de imaginación de procesos de justicia transicional se haga con perspectiva de género.
Diana Ortega Torres, maestra en Resolución de Conflictos y Justicia Social, publicó en abril de 2020 un análisis respecto al reconocimiento del papel de las mujeres en estos procesos y plateó la siguiente pregunta: ¿Por qué necesitamos una justicia transicional con perspectiva de género?
“Mientras no seamos capaces de analizar el rol de las mujeres desde un punto de vista interseccional y libre de dicotomías, estereotipos y revictimización, no podremos elaborar mecanismos verdaderamente efectivos de restitución, construcción y preservación de paz”, contestó Ortega Torre en su artículo.
Me parece sorprendente que la importancia de la perspectiva de género ni siquiera se mencione en las muchas discusiones de otros expertos en justicia transicional y derechos humanos que han catalogado la pasada consulta como una oportunidad para retomar la creación de una comisión de la verdad, por ejemplo.
¿A qué responde que desde las reflexiones actuales más elevadas, hasta las menos, sobre asuntos relativos a procesos de verdad y justicia en México no suela prestarse atención y relevancia a la perspectiva de género?
Ortega Torres cita a Shana Tabak, otra estudiosa de la justicia transicional que considera que la disciplina “ha sido secuestrada de la crítica feminista”. Y lo que ellas explican desde el aspecto académico se hace evidente en las experiencias de las víctimas en diversos países con mecanismos post-conflictos.
Comisiones de la verdad, cuyo objetivo es reconocer los delitos y las experiencias de las víctimas de violaciones masivas, promover la rendición de cuentas e impulsar la reparación y los cambios institucionales para la no repetición; han excluido la experiencia de víctimas secundarias, que suelen ser mujeres, apunta el informe El progreso de las mujeres en el mundo 2011-2012: en busca de la justicia de ONU Mujeres.
También han marginado de las discusiones dentro de las comisiones de verdad abusos como el desplazamiento y la pérdida de los medios de subsistencia, que “pueden afectar desproporcionadamente a las mujeres”, añaden.
Para ejemplificar hacen mención del caso de Sudáfrica, donde el 55 por ciento de las mujeres que dieron su testimonio ante la Comisión de la Verdad y Reconciliación contaron las violencias a sus hijos o esposos, mientras minimizaron las que ellas vivieron.
Otro dato relacionado con víctimas de abusos sexuales muestra lo alarmante que puede llegar a ser la falta de perspectiva de género en estos mecanismos, como en cualquiera que aspire a la búsqueda de verdad y justicia: el Centro de Traumatología para Sobrevivientes de Violencia y Tortura en Cape Town reportó que entre un 50 y 60 por ciento de víctimas que participaron en la Comisión fueron “traumatizadas nuevamente” y testificar significó para ellas reabrir heridas e incrementar el rencor ante la violencia sufrida.
Sea cual sea lo que depare el futuro de la agenda de la justicia transicional o cualquier opción para hacer frente a las exigencias y necesidades de las víctimas de la violencia en el país, la perspectiva de género tendría que incluirse desde los primeros ejercicios imaginativos, no relegarse a un quién sabe qué plano como hasta ahora.
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