Muchas niñas, niños y adolescentes buscan a sus padres, madres, hermanos, hermanas, amigos, amigas y un largo etcétera de seres queridos. Niñez buscadora, un corto documental dirigido por David Santa Cruz y producido por la Red por los derechos de la Infancia en México (Redim), recoge esos testimonios
Por Daniela Pastrana / Pie de Página
Ciudad de México- De 97 mil personas desaparecidas en México, ¿cuántos huérfanos hay? ¿Cuántas niñas y niños están ahí, sin saber de sus amigas, padres y seres queridos ausentes, sin que nadie les diga nada?
La pregunta la suelta David Santacruz, periodista independiente y director de Niñez Buscadora, un minidocumental producido por la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), que este jueves 3 de marzo fue presentado en su versión más corta. La versión completa, de unos 20 minutos, estará lista a finales de marzo.
En una entrevista con Alberto Nájar y Ernesto Ledesma, en Momentum, Santacruz narró su experiencia realizando el documental que pone el foco en los impactos de las desapariciones sobre niñas, niños y adolescentes.
“Siempre vemos a niñas y niños como víctimas directas, pero no como víctimas indirectas (de las desapariciones de sus familiares). Pero ellos tienen el mismo derecho que las personas adultas a ser informadas de sus personas desaparecidas, y en caso de que las condiciones de seguridad lo permitan, participar en las búsquedas”, dice el periodista.
El reportaje busca dar herramientas a las personas adultas para que hablen de esto con sus niñas y niños, con sus adolescentes.
“No es que los papás, mamás o familiares les mientan, es que no saben cómo decírselos. Están tratando de protegerlos, pero el mensaje de estos niños es que la mejor forma de protegerlos es diciéndoles la verdad”.
El silencio desestructura más la relación familiar
En la versión más larga del reportaje, dice Santacruz, los expertos plantean cómo el silencio ante la desaparición de un familiar llega a ser mucho más desestructurante en la relación familiar.
“Hay un teórico que trabaja estos temas que dice que así como en el cuerpo se hace un nudo en la garganta, en el cuerpo social se hace un nudo en la memoria, y esos silencios desestructuran a la familia. Y ese es parte del objetivo de quienes desaparecen a una persona: no solamente destruir a ese individuo sino desestructurar a todo su entorno, desmantelar a todo su grupo social”.
Pero el derecho a saber es un derecho universal para adultos y niños, insiste. “A veces, en este mundo adultocéntrico donde vivimos se nos olvida que también tuvimos esa edad, y que nosotros también le reclamábamos a nuestros padres y madres que no nos hacían caso, que nos ignoraban, y les decíamos que sí teníamos suficiente edad para entender cosas, quizá no cosas de esta dimensión pero bueno, es el mundo que nos tocó y es el que le está tocando a ellos”.
El protocolo
El documental es parte de un proyecto de la Redim con la Unión Europea. Edición y realizado por Tattú Media, plantea una realidad conocida: en México, cientos de personas, principalmente mujeres, emprendieron la tarea de localizar a sus familiares desaparecidos. Tomaron varillas, picos, palas y cribas, para buscar entre la tierra, en un país repleto de fosas clandestinas.
En medio de esta tragedia, dice la ficha informativa del proyecto, poco se habla de miles de niñas, niños y adolescentes que buscan a sus seres queridos. Menos aún de las formas de afrontamiento.
Uno de los pocos proyectos previos que existen en este sentido es el de Narrativas y Memorias de la Desaparición en México que coordinó la organización Técnicas Rudas en 2021 y que implicó materiales específicos para acercar el tema a los niños por medio del teatro y de la música.
Aunque el 15 de julio de 2021 se publicó el Protocolo Adicional de Búsqueda de Niñas, Niños y Adolescentes, que reconoce que este grupo de la sociedad tiene el mismo derecho que las personas adultas a conocer de sus personas desaparecidas, no hay una política de atención a las infancias huérfanas con familiares ausentes.
Tres generaciones de desaparecidos; dos de niños buscadores
En la entrevista de Momentum, Santacruz cuenta que en la realización del documental fue difícil enfrentar los testimonios de los niños con la suficiente fuerza para aceptar la realidad y saber las cosas de manera directa.
“Son niños normales que comen, que juegan y que extrañan a sus seres queridos”.
También aclara que el daño social puede ser mucho mayor.
“Llevamos tres generaciones de desaparecidos, dos generaciones de niños buscadores”, dice Santacruz.
“Esto es un continuo y eso también hay que entenderlo. Esto no empezó ayer. Empezó en los años 60 y 70 y se fue generando un caldo de cultivo de impunidad que permitió que llegáramos a donde llegamos ahora”.
****
Este trabajo fue publicado originalmente en Pie de Página que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la publicación original.
