México es el tercer país con mayor ingreso de remesas en el mundo, pero no es un dato para festejar. La cifra histórica que se alcanzó el año pasado muestra a un país incapaz de retener a la población en su territorio
Alberto Najar
Twitter: @anajarnajar
En 2021 las remesas hacia México superaron los 52 mil millones de dólares, la cifra más alta de la historia.
La cantidad de recursos que envían los mexicanos residentes en el extranjero, sobre todo en Estados Unidos, es mayor al total de la Inversión Extranjera Directa (IED) del año pasado.
De acuerdo con la Secretaría de Economía por este concepto el país obtuvo 31 mil 621 millones de dólares.
Las remesas equivalen, además, al 4% del Producto Interno Bruto y representan casi tres veces la derrama económica por turismo, que fue de 18 mil 517 millones de dólares.
México es, de acuerdo con datos del Banco Mundial, el tercer país con mayor ingreso por remesas en el planeta, sólo después de India y China.
El presidente Andrés Manuel López Obrador frecuentemente celebra estos datos, e inclusive otorgó a las personas migrantes la categoría de “héroes”.
AMLO, sin embargo, comete algunas imprecisiones. Una es presentar las remesas en el mismo paquete de ingresos fiscales, como el petróleo o las exportaciones.
Es cierto que los dólares de migrantes son una herramienta útil de contención económica, y en algunos momentos de la historia reciente fueron claves para evitar estallidos de violencia ante las profundas crisis financieras en el país.
Las remesas sirven, por ejemplo, para mantener la estabilidad en el tipo de cambio, así como también compensar el desequilibrio por la salida de capitales de los últimos años.
Son dos elementos fundamentales para cumplir una de las reglas básicas de la economía: evitar el nerviosismo y mantener la certidumbre en las finanzas de un país.
Son útiles, además, para sostener a miles de familias y comunidades receptoras de este dinero, y con ello alejan las posibilidades de alguna protesta por las dificultades económicas.
Las remesas son, pues, un factor de tranquilidad social, equilibrio macroeconómico y hasta alimento para discursos políticos.
Pero no son buenas noticias. Menos un motivo de festejo.
La cifra histórica en la recepción de remesas es muestra de un país incapaz de mantener en su territorio a las personas que las mandan.
Se nota. A diferencia de la década pasada cuando la migración a Estados Unidos fue de tasa cero (es decir, regresaron más de los que se fueron), en los últimos tres años hay un repunte en la cantidad de mexicanos que cruzan la frontera norte.
Por ejemplo, el año pasado el Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en inglés) detuvo a 1.7 millones de mexicanos.
Es la cifra más alta desde 2012, y similar a la que se registró en los años más intensos del éxodo mexicano al norte, entre 1995 y 2005.
Muchos abandonaron sus ciudades y comunidades en busca de empleo tras la crisis económica por la pandemia de covid-19
Pero de acuerdo con organizaciones civiles y responsables de albergues en ciudades fronterizas, hay una cantidad creciente de mexicanos que huyen de la violencia.
Más allá de las razones del éxodo, lo cierto es que el incremento de migrantes mexicanos está directamente relacionado con la cifra récord en las remesas.
En sentido estricto es un dato que debería preocupar al país. Pero López Obrador lo destaca con frecuencia en sus conferencias de prensa matutinas.
Inclusive lo presenta como síntoma de la buena marcha de su gobierno. No es así.
El hecho de que los envíos de mexicanos en el extranjero tengan un peso creciente en el PIB es una evidencia de que no hay buenos resultados en otros sectores de la economía mexicana.
Debería ser motivo de análisis en Palacio Nacional, sobre todo porque la mayor parte de los receptores de las divisas de paisanos forman parte de la población objetivo de los programas sociales de la 4T.
Es decir, los subsidios y becas aparentemente no fueron suficientes para retener a los mexicanos que emigraron a Estados Unidos.
Así, el récord en el envío de remesas no es una buena noticia. Tampoco es medalla para presumir en alguna campaña política.
¿Lo sabe el presidente López Obrador?
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Alberto Najar. Productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service. Periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración y trata de personas. Editor de En el Camino y presidente de la Red de Periodistas de a Pie.