La mayor compañía de alojamientos en el mundo se apoya en procesos de gentrificación para obtener ganancias. La plataforma opera con poca regulación en México, según alertan expertos. Rosaura Loyde, especialista en desarrollo urbano, da detalles sobre el tema
Por José Ignacio De Alba / Pie de Página
Ciudad de México – En apenas una década la plataforma Airbnb se convirtió en la mayor compañía de alojamientos en el mundo, de la noche a la mañana vecinos de varias colonias empezaron a recibir a miles de turistas como residentes temporales.
El fenómeno que vive la Ciudad de México lo han compartido ciudades de todo el mundo: Nueva York, Barcelona o Tokio se convirtieron de pronto en anfitriones de una nueva forma de turismo.
Sólo en Ciudad de México hay más de 20 mil espacios disponibles en la plataforma Airbnb, la gran mayoría de ellos se ubican en las alcaldías centrales (Benito Juárez, Miguel Hidalgo y Cuauhtémoc) de la capital. Rosaura Loyde, estudiosa del tema de vivienda y consultora en desarrollo urbano, explica que la plataforma “aumenta o presiona a que el costo de metro cuadrado sea más alto”.
Loyde explica que uno de los problemas centrales es que Airbnb compite con los espacios de renta tradicional. Para un arrendador es más atractivo hacer rentas de corto plazo que alquilar un espacio por varios meses. Además, es mucho más lucrativo. Según Loyde las ganancias pueden ser hasta 200 por ciento más altas.
En la Ciudad de México, por ejemplo, los lugares que concentran la mayor cantidad de espacios para alquiler también son los sitios con mayor costo por metro cuadrado, explica la investigadora.
“La ciudad está perdiendo recursos que capitaliza la propia ciudad”, dice Loyde. Esto porque Benito Juárez, Miguel Hidalgo y Cuauhtémoc son las alcaldías a las que el gobierno de la capital les invierte más dinero público: en movilidad, parques, alumbrado, etcétera. Al final los beneficiados son los dueños de estas propiedades y los turistas que se quedan por unos días.
Cuando me han preguntado si Airbnb requiere impuestos, pues claramente sí, porque están haciendo uso de infraestructura urbana que es predominantemente administración pública. Esos espacios son de la administración pública, es decir, se paga con dinero de todos”, explica Loyde.
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Aunque la especialista advierte que el aumento de impuestos sólo va a aumentar el precio del servicio, además de que uno de los principales ingresos de recursos de la Ciudad de México es el turismo. Ella aboga por una regulación a través de normativa urbana.
Hay que entender que la gente que utiliza servicios de Airbnb no consume, no produce y no habita la ciudad de la misma manera que la gente y vecinos de esa ciudad”.
Un problema global
Cuando llegó Airbnb a la ciudad de Barcelona, España, edificios enteros que estaban destinados para rentas a largo plazo fueron convertidos en espacios para Airbnb. Lo que provocó el encarecimiento de varias zonas. Pero la administración de Ada Colau, que ha tenido encontronazos contra el gigante turístico, concretó que solo se pudieran rentar espacios que obtuvieran permisos de la alcaldía.
También algunas ciudades han optado por permitir Airbnb solo cuando el propietario comparte el espacio con los inquilinos, la idea de esta determinación es desincentivar la especulación de los grandes propietarios de vivienda.
En Nueva York y París, por ejemplo, hay un determinado número de días que un departamento puede ser usado para Airbnb. La regulación no pasa exclusivamente por un tema de impuestos, insiste Loyde.
—¿Hay alguna ciudad que haya regulado o intentado regular el Airbnb en México?, se le pregunta
—En el 2020 estuvimos en pláticas con diputados de Morena en la Ciudad de México, porque estaban interesados, también vinculado al tema de la pandemia estaban interesados en tratar de pasar una ley inquilinaria, pero todo se diluyó. —-En el 2020 estuvimos en pláticas con diputados de Morena en la Ciudad de México, porque estaban interesados, también vinculado al tema de la pandemia estaban interesados en tratar de pasar una ley inquilinaria, pero todo se diluyó.
Loyde explica que hubo decisiones políticas detrás de la disolución de la propuesta. Además, la pandemia llegó a apagar el tema de la regulación a Airbnb, porque en teoría la pandemia golpeó los ingresos de la multinacional. Aunque Loyde explica que la empresa en realidad aumentó sus ganancias porque la oferta aumentó y la compañía obtiene también recursos a través de los espacios que tiene disponibles decir, a través de la financiarización.
El falso discurso de consumir menos
Desde que las plataformas Airbnb, Uber o Rapid salieron al mercado se han sabido posicionar bajo un esquema de una supuesta economía colaborativa. Donde las empresas solo se dedican a conectar a un usuario con un potencial ofertador de servicios.
Loyde critica que estas empresas han logrado descansar su discurso en ideas como “vamos a consumir menos”, “vamos a contaminar menos”, “ya no vamos a estar participando con estos mecanismos de grandes empresas multinacional”. La investigadora relata que en el caso de Airbnb la idea es “ya no más hoteles, vamos a habitar espacios de turismo con gente que sí vive ahí y etcétera… tiene construido un discurso muy progre y que se arropa muy en los problemas que tenemos actualmente y sobre todo para los milenials y para los centenials, como que estas aplicaciones de economía colaborativa entran muy bien con las nuevas generaciones”.
“El problema es que eso solo está en el discurso”, dice Lpyde.
Si se revisan los datos la historia es muy diferente: La mayor parte de la oferta de Airbnb deberían ser privadas, es decir, alguien que tiene una habitación extra y que la comparte con alguien más para ganar un poco de dinero. Pero más del 50 por ciento de la oferta de Airbnbn se trata de departamentos o casas completas.
Ya no es la abuelita o la tía que tiene un cuartito extra y que quiere ganar más dinero o que quiere hacer amigos extranjeros para pasar bien el rato. Ya estamos hablando de inversión a gran escala. Es decir, ya no estamos frente a un fenómeno de economía colaborativa, básicamente es turismo, sin pasar por todos los mecanismos de regulación y de impuestos.
Otro dato importante de esto es que el 1 por ciento de los tenedores concentran el 10 por ciento de la oferta de Airbnb.
Hay tenedores que tienen 100 departamentos y que los tienen en zonas céntricas de la ciudad, los ofertan para Airbnbn.
“Ya estamos hablando de otro nivel, estamos hablando de temas de desarrollo inmobiliario”, explica Loyde.
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Este trabajo fue publicado originalmente en Pie de Página que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la publicación original.