Opinión

El pastel y la boñiga




julio 4, 2022

La derrota no es el fracaso, necesariamente; puede ser una oportunidad. Pero tratar de traducir una derrota en victoria épica, en una batalla gloriosa, tiene consecuencias

Por Alejandro Páez Varela

Siempre pareció un plan bien armado, aunque bastante obvio. Si el plan no salió tan bien como se esperaba ya es otra cosa, pero de que parecía plan con maña, al menos visto desde afuera, parecía. Si alguien no lo diseñó así, pues qué desperdicio pero no creo: todo habla de un plan, de un diseño.

Alguien podrá alegar que ponerle una “X” tan destacada al logotipo de Sí X México fue pura coincidencia o que simplemente fue para adular al que paga. Está en su derecho. Alguien podrá decir que repetir esa “X” enorme en el logo de Va X México fue una casualidad, producto de la inocencia. Y se vale que lo diga.

Pero, oiga, ¿no sería un desperdicio? Si el equipo de Claudio X. González diseña logotipos que llevan la “X” de “X. González”, ¿no sería bueno al menos intentar ponerle un rostro a un póster? Hasta por pura curiosidad: Un Claudio grande, una “X” enorme y el logo de “Va por México” abajo (sin PRI, PAN y PRD porque, como bien dice el que paga, esos partidos “dan asquito”).

Esas, sin embargo, son noticias viejas. Si hubo tal plan, pues no cuajó como se esperaba. Y así son estas cosas. 

Y no sonaba mal: Claudio X. González, filántropo, libertario y buenaondita; casi de izquierda o de izquierda, si se le compara con todos los que le rodean (incluyendo a su padre y los empresarios que acompañan a su padre que son, básicamente, la derecha de la derecha empresarial). Con mucho, mucho dinero y con mansión en Las Lomas de Chapultepec, uno de los barrios más ricos de América Latina, pero con peinado rebelde; con jeans; sencillito en sus modos, casi de pueblo. Pegado a organizaciones de la sociedad civil que él fundó o que tienen las mismas fuentes de financiamiento que las suyas. ¿Qué podía fallar? Así como así, era presidenciable. Lo vistieron presidenciable.

Y, claro, si se le agrega esa enorme “X” de “Va X México”, de “Sí X México”, pues más. Es una “X” de méXico, faltaba más. De meXicano. Como digo: si alguien no lo diseñó así, pues qué desperdicio. Pero no creo. Todo me dice que fue un plan que se quedó en el camino.

Las cosas no salieron como se esperaban. A PRI, PAN y PRD, y sobre todo a Claudio X. González, les cuesta trabajo reconocer que el plan no salió como esperaban. Están peor que cuando iniciaron su bloque aunque intenten disimularlo, aunque renuncian a cualquier posibilidad de honestidad intelectual.

Claudio X. González sería el candidato natural si su alianza hubiera defendido sus trincheras con honor y si no hubiera perdido porciones históricas de territorio. Pero se perdieron. Y el general de esas batallas era Equis González, ahora encerrado en un búnker, cruzando el aire con su espada sin el filo que dan las victorias reales, no las inventadas.

•••

Me parecería una falta de respeto para mis lectores contarles de la extensión territorial perdida por la alianza. Cualquier ciudadano de a pie sabe que han sido años terribles para la oposición aunque esos datos no se publican en la prensa en estos días. De hecho es cada vez más divertido observar cómo una mayoría de los medios mexicanos intenta ocultar los resultados adversos después de cada golpazo.

“Quitan 2 gubernaturas a Morena” es un titular que se refiere a que el bloque opositor pudo quedarse apenas dos estados de los seis que tenía antes de la elección 2022. O bien, un clásico de Claudio Equis: “Triunfo contundente en dos estados”, que indica que PRI y PAN perdieron cuatro gobiernos estatales de los seis que detentaban, y conservaron apenas dos.

La realidad es que la mayoría de los medios ha sido congruente; no cambió en estos años. Esa mayoría es lo que era hace cinco décadas o más: sirve a uno o a varios de los poderes de facto y tuerce información; o la omite, en el mejor de los casos, para no mostrar lo que no le conviene mostrar. Y no está mal que esa mayoría de medios sea congruente con lo que ha sido siempre. Mi pregunta es si sobrevivirá a sí misma en un país cada vez más cambiante. 

Cuando veo los impresos en la calle (tengo muchos años sin comprar uno), con los mismos rostros, con la misma línea y hasta con los mismos formatos me hacen pensar que les va muy bien. No cambian, me digo, porque les va muy bien. Y me alegro por los empleos que generan y me digo: pues adelante.

Pero también hay que decir que esos impresos ya no tienen el monopolio de la información, y que no tienen el impacto de antes. De hecho, a los medios les resulta muy difícil posicionar, entre todos, una idea única. No digo que perdieron todo su poder: lo tienen, por supuesto. Pero me da la impresión que ahora ejercen ese poder sobre menos personas; sobre quienes aceptan creerles. 

O dicho de otra manera: la mayoría de la prensa mexicana puede dictar un sermón a los que tiene dentro de su iglesia; pero apenas ese sermón cruza el umbral de la iglesia, se evapora. No llega a la banqueta. Y yo considero que eso es vivir una crisis terrible. Pero cuando veo que tienen los mismos rostros en sus noticieros y en sus páginas; la misma línea y hasta los mismos formatos, me hacen pensar que les va muy bien. No cambian porque les va muy bien. Y me alegro. Y ya, me cayo.

Lo menciono ahora porque la falta de crítica al bloque opositor no ha permitido un verdadero ejercicio de honestidad. Lo que los comentaristas y medios dicen es que PRI, PAN y PRD van bien. Y no van bien. Me imagino a los dirigentes partidistas y a Equis González metidos en su búnker con la estricta petición de que sólo dejen pasar las buenas noticias. Y de hecho –y este es el fondo de mi artículo– hay muestras serias de rebeldía afuera del búnker y no afloran y no se visibilizan porque se piensa que exhibirla sería acelerar una eventual ruptura. Es decir, que las fuerzas internas de cada partido tomen el búnker.

Marko Cortés, Jesús Zambrano y Alejandro Moreno Cárdenas saben que adentro de sus respectivos partidos se agria la leche cuando brinca el nombre de Equis González. No era así hace poco tiempo. El filántropo, libertario y buenaondita ya no las tiene todas consigo dentro de los partidos de oposición y se entiende: estados se han perdido, el poder ha menguado y claro, el dinero no fluye como antes.

Y de eventual candidato presidencial ha pasado a ser un eventual paria de la política. Y eso sería una pena. Sobre todo para la élite de multimillonarios a la que Claudio Equis representa.

***

Hay dignidad en las derrotas, y hay sobre todo crecimiento. Uno baja los ojos, patea la piedra y luego empieza un proceso de recomposición interior. Las derrotas, para los que hemos perdido muchas veces en la vida, permiten enderezar el rumbo. ¿Qué hice mal, carajo? ¿Dónde la regué?

Pero si intentas vestir de gloria todas tus derrotas tienes un problema. Me parece que eso han hecho PRI, PAN y PRD y me queda claro que esa es la filosofía de Equis González. 

Las derrotas vestidas de gloria les hacen ver un pastel en donde claramente hay una boñiga, excremento de vaca. Nadie se los dice ni quieren escucharlo. La prensa –casi en su totalidad– se volvió acrítica con la oposición y no sirve ni para advertirle en dónde está mal.

Y entonces el bloque opositor va con su boñiga en una charola a las puertas de Movimiento Ciudadano y le dice: “¿Se te antoja? Ven, acá hay más pastel”. Y luego que MC no va, no aparece, y el bloque regresa con su boñiga y amenaza en su puerta: “¡Si no te comes este pastel con nosotros, eres un traidor”. Así se ven.

Hay dignidad en las derrotas. Si no las niegas, si aprendes de ellas, al menos te permites pararte de la manera correcta para que en la siguiente batalla no vuelvan a pegarte justo en la pierna que más te duele.

***

La oposición mexicana está en problemas muy serios y Va por México no demostró ser esa tremenda idea que se decía. Los intelectuales que la sugirieron se imaginaban un frente épico, moralmente superior, listo para salvar a la Nación. Pero los movió más su odio a Andrés Manuel López Obrador que una estrategia realmente viable. Claudio X. González, que hizo posible Va por México, imaginaba un frente épico que devolvería el poder a los que él representa, pero resultó un fiasco y la medalla de general que le compró el dinero nunca tuvo el brillo que se gana en las batallas.

De los cuatro líderes de esa alianza, Moreno Cárdenas se cae a pedazos, Equis González no tiene mucho que agregar y a Marko Cortés le crece la oposición en el PAN. Bueno, y lo que sea que pase en el PRD, que ya sólo es anecdótico.

De lejecitos se veía bastante obvio que tantas “X” venían con un plan. Ahora no hay plan de nada. Si Claudio X. González sobrevive con su Va por México hasta 2024 será porque no queda de otra y que es el fin de la imaginación.

Yo no dejo de insistir en que les faltó honestidad. Las derrotas vestidas de gloria les hicieron ver un pastel en donde claramente había otra cosa. Y ese ha sido su error. 

La derrota no es el fracaso, necesariamente; puede ser una oportunidad. Pero tratar de traducir una derrota en victoria épica, en una batalla gloriosa, tiene consecuencias.

La ciudad cae, las ruinas están por todas partes. Pero adentro del búnker todavía piensan que pueden y sólo aceptan buenas noticias. Qué se le va a hacer. Ni modo.

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Alejandro Páez Varela. Periodista, escritor. Es autor de las novelas Corazón de Kaláshnikov (Alfaguara 2014, Planeta 2008), Música para Perros (Alfaguara 2013), El Reino de las Moscas (Alfaguara 2012) y Oriundo Laredo (Alfaguara 2017). También de los libros de relatos No Incluye Baterías (Cal y Arena 2009) y Paracaídas que no abre (2007). Escribió Presidente en Espera (Planeta 2011) y es coautor de otros libros de periodismo como La Guerra por Juárez (Planeta, 2008), Los Suspirantes 2006 (Planeta 2005) Los Suspirantes 2012 (Planeta 2011), Los Amos de México (2007), Los Intocables (2008) y Los Suspirantes 2018 (Planeta 2017). Fue subdirector editorial de El Universal, subdirector de la revista Día Siete y editor en Reforma y El Economista. Actualmente es director general de SinEmbargo.mx

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