Familias de Mezcala recuperaron recuperaron sus tierras comunales que habían permanecido durante 23 años invadidas por un empresario que engañó a esa comunidad de Jalisco
Texto, video y foto: Diego Ochoa Sanabria / Perimetral
Jalisco- Llegué antes de las nueve de la mañana y las campanas sonaron en la comunidad Coca de Mezcala de la Asunción, al mismo tiempo que por las calles se veían niños con mochilas.
Parecía un día más entre las calles empedradas, pero no. Había una cita desde hace 23 años con la historia reciente, que se había aplazado pero ahora todo estaba acordado para que se cumpliera: recuperar la tierra invadida.
Parecía un día más entre las calles empedradas, pero no. Había una cita que en la historia reciente de 23 años, se había aplazado y ahora todo estaba acordado para que se cumpliera: recuperar la tierra invadida.
De un megáfono se convocaba a los habitantes a reunirse en la casa comunal antes de partir; las personas ya compartían alimentos para el tiro largo que es subir el cerro.
Durante 23 años, la lucha de ancianos, mujeres, niñas y niños ante la soberbia del dinero y el poder iba plasmándose en la frase que escribían en cartulinas rosas: ¡Fuera Guillermo Ibarra, eres un invasor!
«Los antepasados pelearon con sangre y para que a veces muchos comuneros vendan el pedazo de tierra por una baba de dinero», contaba un comerciante originario de este poblado al que se le desbordaba el júbilo.
La invasión sucedió en 1999, en el predio conocido como el cerro del Pandillo.
La persona que con engaños al ejido se apoderó de ese ecosistema privilegiado con vista al Lago de Chapala es el empresario minero Guillermo Ibarra.
Difícil subida, como el peso de 23 años
En punto de las once de la mañana llegó la Guardia Nacional y en cinco camionetas las familias de Mezcala se movilizaron al predio. El 28 de octubre del año 2021 el Tribunal Superior Agrario ordenó restituirles esas tierras comunales que estaban invadidas a los pobladores. Fue el último recurso legal.
Por las piedras, los caminos estrechos, y el limitado rendimiento de los vehículos, por momentos se batalló para que las y los habitantes subieran. Sin embargo, la vista del imponente lago y de la majestuosa isla del presidio generó en cada persona de la comunidad y quienes acompañaron un sentimiento de lucha y pertenencia:
«Venimos por lo que es nuestro, esto es para nuestro hijos y nietos» exclamó una mujer, mientras se movía de lado a lado por el camino de excesivas rocas.
Al llegar a la cima del Pandillo, se encontraron con elementos de la Guardia Nacional. La región de la ciénega se ha visto envuelta en violencia y las represalias por años, eran un temor fundado.
Júbilo y certeza al recibir justicia
Entre la fechas más importantes de la lucha y resistencia de la comunidad Coca, está que en el año 2002 Guillermo Ibarra Moreno, criminalizó a cuatro integrantes de la asamblea comunal obteniendo órdenes de aprehensión sin delitos de por medio.
En los cuatro está Don Salvador, quien actualmente se encuentra en la vejez y con andadera en mano expresó su enojo ante el acto cometido por el empresario.
Comunero: las nuevas generaciones tienen que cuidar este triunfo ante la tentación del dinero
Fueron 20 años de desgaste para la comunidades sobretodo, también el litigio tuvo su trámite normal entre comillas, pero el verdadero desgaste es para la gente porque tuvieron que esperar 20 años para que se les hiciera justicia.
Rubén Edgardo Ávila Tena, abogado litigante en Materia Agraria
Invasión y opulencia
La restitución de 10 hectáreas consistió en ocupar la mansión que construyó el invasor; al arribar la casa se encontraba con ganado caprino, restos de madera, muebles rotos afuera de la vivienda.
El balcón de madera de la segunda planta, tenía sus tablones sueltos lo que dificultaba el paso de los habitantes que se encontraban inspeccionando la casa de quien en algún momento del alegato judicial, se hizo llamar comunero.
Pilas de libros eran colocado a un costado de la vivienda de fachada a base de piedra.
No dejó de llamar la atención a José Luis Claro Rosales, hijo de un comunero que apareció el libro La Conquista de México de Hugh Thomas; «una incongruencia la de este hombre» declaró Claro Rosales, el cual pidió ser retratado con el libro.
Finalmente, tras recuperar las 10 hectáreas, la comunidad indígena se reunió para gritar al unísono:
¡La tierra no se vende, se ama y se trabaja!
¡Viva Mezcala!
Como se adelantó en octubre de 2021, los planes de la asamblea comunal son que de la invasión resurja la esperanza del nunca más, con una universidad para las y los jóvenes de Mezcala: Universidad de la Tierra. cómo símbolo y ejemplo de la lucha que se ha dado.
***
*Este trabajo fue realizado por PERIMETRAL, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leer la original.