El futuro del planeta se juega en América Latina: Las potencias quieren los territorios mientras una masa inconexa de resistencias busca respuestas para el futuro. ¿Dónde se clavan los frenos para que lo ganado no retroceda?
Por Daniela Pastrana / Pie de Página
Ciudad de México- El filósofo Fernando Buen Abad no se anda por la ramas: “Tenemos que poner a discusión nuestra democracia y avanzar en la democratización de la comunicación, porque es una debilidad nuestra”, dice.
“Por ahí nos están golpeando, sistemáticamente. Por ahí se pudre el proyecto de la revolución de la conciencia, porque la conciencia necesita información cierta, profunda, verdadera y consensuada”.
(Los medios de comunicación) esconden la verdad, manipulan, engañan a nuestros pueblos. Ellos tienen el control de la velocidad y de la ubicuidad del mensaje. Son las dos coordenadas de una guerra mediática y nosotros, si bien no estamos desarmados, porque hay un continente levantado en luchas, no logramos articularnos para trabajar el punto de no retorno. Somos un archipiélago enorme de voluntades comunicacionales emancipadoras, pero inconexas”.
Es octubre de 2022. El filósofo habla en la Feria del Libro del Zócalo de la Ciudad de México, que después de dos años de pandemia luce boyante, con 240 actividades distribuidas en 10 días.
La mesa sobre «La lucha por América Latina» convoca también al antropólogo Héctor Díaz-Polanco, la diputada local Ana Francis Mor, y a la expresidenta de la Asamblea Nacional de Ecuador, Gabriela Rivadeneira, actualmente asilada política en México.
La política coincide con el filósofo: “Los medios son un partido y tenemos que tratarlos como iguales porque son los que disputan la política”.
El diagnóstico es más o menos común en todos los países: los movimientos de izquierda ganan más gobiernos, pero no logran ganar las mayorías parlamentarias. Los dirigentes sociales pasan a los gobiernos y pierden la conexión con el pueblo, mientras los sistemas financieros y los medios de comunicación ejercen una presión brutal sobre los gobernantes, que se ven limitados en el ejercicio de gobierno.
“No sólo es tener el gobierno, es cambiar las estructuras de poder”, dice Rivadeneira.
¿Cómo fijamos en la agenda política de la región las estrategias para lograrlo?
Buen Abad dibuja una ruta: “En nuestras identidades históricas y políticas están las claves guardadas que tienen que fijar el punto de no retorno, para que lo ganado no se retroceda, y para que no vuelvan estos a hacer de las suyas”.
Pero esas identidades necesitan información. El campo de batalla está, pues, en la comunicación. Lo que se juega son las narrativas sobre el momento histórico que vivimos.
La buena noticia, dice Díaz Polanco, es que estamos en la ruta. “Nos son invencibles, los podemos vencer”.
El laboratorio de la revolución
Lo que se discute en la mesa sobre América Latina hace eco en otra que un día antes concita al politólogo Juan Carlos Monedero, al filósofo Armando Bartra y exministro de Gobierno de Bolivia, Alfredo Rada Velez: “Mirando al sur”
Bartra asegura que América Latina es el laboratorio de la revolución mundial en el siglo XXI. “Estamos abriendo camino, marchando por caminos que no había”, dice.
El filósofo lamenta las descalificaciones que, desde la izquierda, se hacen a los gobiernos progresistas. Para mantener la ruta, insiste, se necesita tener las dos cosas: movimientos sociales activos y también los gobiernos.
Los ortodoxos dudan de que sean auténticas transformaciones. Pero lo son, lo están siendo y lo seguirán siendo (…) el neoliberalismo nada tiene que ofrecer a los pueblos”
El exministro Rada coincide en que América Latina es “el enorme campo de luchas en el mundo”. Pero, en una mirada autocrítica, reconoce un error común de los gobiernos de izquierda en la región: con el tiempo se vuelven autorreferenciales.
“Empezamos a tratar a la población como beneficiaria pasiva de lo que el gobierno hacía y no como participante activa de la transformación social”, dice.
La derecha está aprendiendo. Hoy también puede haber una derecha que le hable al pueblo en términos muy claros, algo que la izquierda elitista está perdiendo”.
Monedero le da la razón. Y sube un piso la complejidad: “El corazón de las democracias liberales es el Estado de derecho y se sostiene en la judicatura; nosotros estamos defendiendo las democracias liberales y la derecha, que se beneficia de ellas, usa policías medios y jueces para socavar las democracias”
El español también coincide en que es un momento histórico, y América latina es el centro de la revolución contra el modelo neoliberal.
La batalla del siglo
La Feria del Libro del Zócalo de la Ciudad de México es un escenario propicio para lanzar el llamado a un movimiento popular que la batalla del siglo. La profundidad de lo que se plantea en las mesas internacionales estimula las conversaciones y provoca un ambiente festivo en un público que parece listo para organizar la resistencia.
Son 240 actividades, una venta nocturna de libros, conciertos, presentaciones editoriales y documentales, mesas de debate. Las más concurridas son las de los favoritos de la tele: los moneros, Operación Mamut, Los Periodistas, Juan Villoro y la conferencia de apertura con Noam Chomsky.
Dos eventos sobresalen inesperadamente: la charla de subsecretario de salud, Hugo López Gatell, sobre la basura que comemos, que termina siendo un fuerte cuestionando al modelo económico. Y la conversación entre Paco Ignacio Taibo II y Beatriz Gutierrez Müller, quien convierte un discurso disruptor sobre el placer de la lectura en el evento más festejado de la feria.
En la mesa que mira al sur, Monedero vuelve al punto del poder popular y la apropiación de los medios de comunicación: “Para dejar de ser súbditos tenemos que pelear por medios de comunicación libres y plurales”.
Bartra, por su parte, resume el sentimiento que permea entre los asistentes a la feria: “Estamos construyendo un nuevo mundo. No es un camino andado, es un camino a andar”.
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Este trabajo fue publicado originalmente en Pie de Página que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la publicación original.