Opinión

¿La Corte se robará la navidad?




noviembre 12, 2022

La respuesta es no. “El caso del pesebre” gira en torno a si en un Estado laico las autoridades pueden o no colocar símbolos relativos a alguna religión, y sobre todo cuando son sufragados desde el erario

Por Hiram Camarillo
Twitter: @jh_camarillo

Como se acostumbra en la era del clickbait, en los últimos días los medios de comunicación señalaron que la Corte estaba por prohibir los nacimientos navideños: una tergiversación con tal de generar polémica en redes sociales. Lo que sí está por discutir la Corte es el deber de las autoridades de actuar con neutralidad, sin venerar símbolos, prácticas o cultos de alguna religión en particular.

Ocurre que en diciembre de 2020 una asociación de derechos humanos emprendió litigios en contra de tres ayuntamientos en el estado de Yucatán, al colocar con recursos del erario “nacimientos de cristo” en espacios públicos.  Los casos llegaron a la Suprema Corte y uno de los proyectos de sentencia fue divulgado en días previos.

¿La Corte plantea prohibir a todas las personas colocar nacimientos de cristo? La respuesta es no. La eventual sentencia no prohibirá la navidad al estilo Grinch, ni que las personas en su ámbito privado puedan continuar con dichas prácticas o cultos, bajo su libertad de creencias y religión. Los casos solamente giran en torno a si en Estado laico las autoridades pueden o no colocar símbolos relativos a alguna religión, y sobre todo cuando son sufragados desde el erario.

El proyecto de resolución que se divulgó es cautivador desde distintas disciplinas: desde la semiótica se aborda el significado de los símbolos; desde la historia se narra la historia de la laicidad en México; y desde lo jurídico se presenta el recorrido jurisprudencial de distintos países sobre el interés legítimo que tienen las personas para demandar en casos similares sobre íconos religiosos.

La resolución señala que la representación del nacimiento de cristo se trata de un símbolo religioso que fue ideado por la iglesia cristiana con el propósito específico de influir en las ideas de quienes lo observan.  Se argumenta que los pesebres recogen escenas costumbristas de las sociedades y tienen capacidad de hacer vínculos emotivos con sus devotos.

A luz del principio de laicidad se precisa que, si bien las autoridades pueden velar por el desarrollo urbano y cultural, también lo es que tienen prohibido ejecutar políticas públicas que promuevan concepciones religiosas. Por ello, solamente deben ser admisibles las políticas públicas que sean razonables, imparciales y objetivas, porque únicamente de esta forma se promueven todos los puntos de vista. 

Asimismo, se argumenta que los ayuntamientos privilegiaron los símbolos católicos y se mostró indiferente frente a cualquier otra concepción religiosa. Hasta el año 2020, conforme a los datos estadísticos que ofrece INEGI, las personas en el Estado de Yucatán profesan las religiones siguientes: católica ortodoxa, protestante, cristiano-evangélica, judía, islámica, oriental, new age, escuelas esotéricas; además de otras concepciones de conciencia derivadas de raíces étnicas y raíces afro, y de la presencia de personas que carecen de adscripción religiosa.

Con todo y lo interesante que resulta el proyecto de la Corte, un punto complejo del caso y que no es abordado en ninguna parte, es que, si bien los nacimientos navideños son elementos tradicionales entre fieles y creyentes, también es cierto que trascienden más allá de la religión católica.

En México, el uso de los nacimientos comenzó a principios de la conquista como práctica y estrategia para facilitar la tarea de evangelización de los pueblos originarios. Sin embargo, aun yo siendo ateo y defensor de la neutralidad del Estado, reconozco que los pesebres son una tradición que involucra cultura y en su montaje una creatividad, técnica y estética.

Así como hoy en día no se requiere ser católico para celebrar la navidad, tampoco se requiere que ser creyente para apreciar o colocar un pesebre. Al igual que el árbol navideño, cuando era niño yo instalaba el nacimiento, más por costumbre familiar que por creer en Dios. De hecho me era indiferente colocar un Darth Vader o un Harry Potter en sustitución de la figura de José.

Por la amplia permeabilidad del catolicismo en la vida de los mexicanos tenemos celebraciones de origen católico que las propias autoridades promueven en las instituciones culturales o educativas. Por ejemplo, las celebraciones dedicadas a los muertos el 2 de noviembre tienen origen en la convivencia de la tradición católica y la tradición precolombina, y sus representaciones han dado lugar a simbolismos y ritualismos. Lo mismo con la llegada de los Reyes Magos, donde los gobiernos realizan actividades el 6 de enero como la entrega de juguetes y la partida de la rosca. La existencia propia existencia de ciertos días inhábiles son herencias de la tradición católica.

Casi puedo asegurar que esas fueron las razones por las cuales la Corte pospuso el debate que se daría el jueves pasado, ya que mediante este precedente judicial se propiciarían futuros debates sobre varias tradiciones de origen católico que han sido adoptadas por el Estado por razones histórico-culturales. Así, “el caso del pesebre” no es un caso banal. Podría marcar pauta sobre los límites de las facultades de las autoridades referentes al Estado laico.

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