A cinco días de la marcha convocada por el Presidente Andrés Manuel López Obrador para defender su proyecto político, y que tiene previsto culminar con un evento en el Zócalo de la ciudad, cientos de profesores de Guerrero con demandas históricas instalaron un plantón frente al Palacio Nacional
Por Kau Sirenio Prioquinto / Fotografías: Alexis De la Cruz / Pie de Página
CIUDAD DE MÉXICO.- Llegaron como aves sin nido. Cada quien con un pedazo de cartón en la mano en busca de espacio para descansar después de caminar nueve días. Los profesores de Guerrero vinieron a la Ciudad de México a pedir que les solucionen sus demandas de años.
Experto en protestas callejeras los profesores llegaron con ollas, cazuela y anafre para coronarse la comida mientras dure la resistencia. Ellos son como aves sin nido, a veces sin alas para volar. Pero siempre buscan alguna ramas donde pasar la noche fría de otoño.
La caminata no es de ahora, viene de muchos años atrás, algunas desangeladas y otras muy concurridas. Sin embargo, cada momento ha sido un espacio para recuperar la identidad revolucionaria del magisterio. La nueva generación acusa a la vieja guardia de traicionar al movimiento para justificar el rechazo a la movilización en las calles de la Ciudad de México.
“Tengo miedo de volver a Guerrero con las manos vacías”, confiesa un profesor de nuevo ingreso al movimiento magisterial.
El cansancio no fue suficiente para que los manifestantes abigarran su abanico en el Zócalo, cada quien extendió su carpa y lona para esconderse del sol. La plancha del primer cuadro de la ciudad se pinto de todos los colores y sabores cuando las profesoras abrieron sus cartones e incendiaron sus anafres para cocinar.
El profesor Vérulo Solano urgió la reapertura de la mesa nacional de dialogo para que no se afecte a los niños guerrerense. “La demanda central es la reinstalación de la mesa de dialogo porque ahí estamos atorados en todo” dice el maestro ñuu savi, Solano.
Vérulo Solano viene de Ayutla de los Libres, Guerrero, y dese hace más de 35 años ha caminado a lado del magisterio disidente. De acuerdo a la memoria histórica es uno de los históricos de la marcha de 1989. “En aquella marca nos traicionaron, pero aún así, llegamos hasta el zócalo para decirle a los demás que no nos vendemos” narra el viejo.
Sin soltar la conversación, Solano abre la narrativa del movimiento magisterial desde 1989 hasta la platica en el zócalo. “Tenemos la culpa de entregar el poder a las personas que no tienen conciencia social, y esto ha hecho mucho daño a la conquista de los derechos laborales en México”, dice.
Frente al profesor de cabellera gris, unos maestros noveles mantienen un pequeño semicírculo para escuchar la historia del magisterios de Guerrero. “En 1989, llenamos el Zócalo, a pesar de que no hay formar de movilizar al resto de los compañeros maestros, pero llegamos los que teníamos conciencia” presume el viejo maestro.
Mientras los jóvenes profesores reparan las orejas, frente al Palacio Nacional se levanta una aldea de resistencia. Ahí, los profesores abren sus tiendas de campañas y extienden las lonas que los une como centro de trabajo, zona y región.
Los nuevo inquilinos de la Ciudad de México caminaron desde la calzada del Hueso y Tlalpan hasta el Zócalo de la capital para tomar el pulmón político de la Ciudad. Antes de entrar al primer cuadro del poder político de México, organizaciones sociales, magisteriales y sindicales dieron la bienvenida a los profesores de la caravana magisterial de Guerrero.
Héctor Solano, levanto el brazo izquierdo, miró su reloj de pulso para anunciar que a las 16:16 minutos, los profesores declaraban la instalación del plantón magisterial. El líder magisterial habló primero en Me’phaa y después en español.
Caminamos nueve días desde Chilpancingo, Guerrero, para decirle al gobierno federal que reinstale la mesa nacional de diálogo, para revisar las propuesta de leyes pendientes. No llegamos aquí para regresar con las manos vacías sino para resolver las viejas demandas” explicó.
Después del protocolo de bienvenida, los docentes abrieron las lonas para marcar sus territorio. Luego los anafres soltaron humanos y olor a comida que las maestras empezaron a cocinar.
Este miércoles, la Asamblea Nacional determinará si se quedan en el Zócalo o se van a Santo Domingo.
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Este trabajo fue publicado originalmente en Pie de Página que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la publicación original.