Las recientes visualizaciones digitalizadas del telescopio Hubble nos permiten observar un fenómeno poco conocido para la humanidad: el nacimiento de una estrella. En entrevista con Pie de Página, la astrofísica Eréndira Huerta nos explica cómo entender este maravilloso suceso en el cosmos.
Por Alejandro Ruiz / Pie de Página
Ciudad de México – Un montón de estrellas orbitan en la Gran Nube de Magallanes, una galaxia satelital a la Vía Láctea. Son estrellas masivas, de un tamaño de 10 a 20 veces mayor que nuestro sol. Irradian luz, mientras nebulosas se forman a su alrededor por los gases que expulsan. A esta región en el universo se le conoce como El arrecife cósmico, esto, por su similitud con aquellos que están en el mar.
Hasta hace unos años, conocer esta región del cosmos era imposible para el ser humano. Inclusive, hoy en día, aún con el avance de la tecnología, lo que podemos obtener son imágenes en dos dimensiones, lo que nos impide verificar la forma y textura de las nebulosas.
Sin embargo, gracias al trabajo de artistas y científicos, un video publicado la cuenta del telescopio Hubbe, de la NASA, nos permite visualizar un poco de estos oscuros lugares.
Para entender qué es lo que estamos viendo, en Pie de Página dialogamos con Eréndira Huerta, astrofísica mexicana, quien nos ayuda a comprender un poco aquello que sucede en el inmenso mundo desconocido del universo.
¿Qué son los arrecifes cósmicos?
Eréndira lo explica: un arrecife cósmico es una región de formación estelar, es decir, el lugar donde nacen las estrellas.
“Lo que vemos son dos nebulosas la NGC – 2014 y la NGC – 2020, eso es lo que alcanzamos a ver en el video”, explica.
De acuerdo con lo explicado por Eréndira, los cuerpos de color rojizo y azul que se ven del lado inferior izquierdo del video corresponden a la NGC – 2014.
“Esa es una nebulosa de varios colores. Lo que la ilumina son las estrellas centrales que están formando la región”.
Las estrellas que se perciben al interior de la nebulosa, dice Eréndira, son estrellas masivas, es decir, cuerpos celestes que tiene 10 o 20 el tamaño de nuestro sol.
“Las estrellas están en el núcleo, y lanzan partículas cargadas de gas”, añade.
Las estrellas en el núcleo lanzan emisiones de gases a una temperatura de 11 mil grados centígrados. “Están así de calientes porque las estrellas también irradian luz ultravioleta”, dice la astrofísica.
Gracias a esta radiación su entorno se ilumina, y, añade “los espectros de las estrellas son algo así como su huella digital”.
Los colores rojizos y azules, explica Huerta, se deben a que las emisiones contienen hidrógeno, nitrógeno y oxígeno. Algo que también permitiría observar algo así como un efecto Doppler en la nebulosa, lo que nos marcaría una sensación de paso del tiempo o distancia.
Cuando son emisiones de nitrógeno e hidrógeno, explica la doctora en ciencias, el color es rojizo. Cuando la misión es de oxígeno, el color es azul. El oxígeno, a la vez, es la última “capa” que se emite.
Este fenómeno de irradiación, y los elementos químicos que contienen, son parte del proceso de formación de las estrellas. Un proceso violento, que tiene que ver con la evolución de las estrellas. Un tema, dice Eréndira, que es más de corte filosófico que físico, aunque en las estrellas, se cumple con todas las características de la vida: nacer, crecer, morir.
“Habría que preguntarles a los biólogos si eso es así, ¿no?”, dice Huerta.
Una estrella desnuda en el universo
En el video, después de que la visualización pasa sobre las entrañas de NGC – 2014, una estrella rodeada de una nebulosa azul se mira. Esta es NGC – 2020, una muy singular.
Eréndira explica que esta nebulosa es peculiar debido a la estrella que se encuentra en su núcleo, la Wolf Rayet, una estrella súper masiva que puede tener de 20 a 50 masas solares, y que es 200 mil veces más luminosa que nuestro sol.
“Este es un tipo de estrella muy importante, porque son muy grandes, y en el universo abundan estrellas pequeñas”, dice Eréndira.
Alrededor de Wolf Rayet la nebulosa que se ve es azul, por lo que ex oxígeno lo que emite. Es decir, la última capa, o la más interna, de la estrella.
“Esta solo ésta estrella súper masiva, con vientos alrededor, donde la mayoría es oxígeno. Básicamente lo que vemos es la estrella desnuda”, explica la astrofísica.
Para Eréndira, poder observar este arrecife cósmico permite ahondar todavía más en el origen y la vida de las estrellas.
“Son testimonios más claros de la evolución estelar”, concluye, agregando que, dicho de manera un tanto poética: “el arrecife cósmico es donde están naciendo las estrellas, algo hermoso”.
Huerta concluye la entrevista afirmando que en México existen institutos especializados para analizar este tipo de sucesos o fenómenos del universo. Particularmente señala que el campus Morelia de la UNA, en el Instituto de Astronomía es uno de los más importantes. Ella estudio ahí, y no repara en señalar que si queremos conocer más sobre el universo: “ahí es donde están los expertos”.
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Este trabajo fue publicado originalmente en Pie de Página que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar su publicación.