Opiniones como las que tienen muchos políticos sobre la movilidad y el transporte en Ciudad Juárez son las está dificultando la aceptación de otros medios de transporte que sí contribuyen a construir ciudades más justas, equitativas y sostenibles
Por Fernando Aguilar
Ciudad Juárez– Las recientes declaraciones del regidor del Ayuntamiento Antonio Domínguez Alderete acerca del sistema de transporte BRT de Juárez son apenas una pequeña muestra de la grave contradicción que existe entre lo que dicen algunos actores políticos relevantes y la imagen de ciudad que plantean las políticas urbanas del siglo XXI.
El fundamento de este discurso parece ser la idea de que el automóvil particular es el medio de transporte por excelencia en las ciudades, pensamiento que conduce al criterio de que debería ser el que ostente la hegemonía en el uso de la calle.
Los mismos supuestos se pueden identificar en lo que han dicho otras autoridades como el alcalde Cruz Pérez Cuéllar y algunos funcionarios y exfuncionarios de su gabinete, entre ellos Adriana Fuentes Téllez, extitular de Proyectos Especiales, y César Tapia Martínez, coordinador general de Seguridad Vial. Hablando a título personal, los últimos se refirieron en su momento a la “incorrecta” localización de las recientes ciclovías en la zona Pronaf y calles como Insurgentes, Panamá y Costa Rica. Como fue recogido en medios de comunicación de la ciudad, Fuentes Téllez incluso llegó a llamar a la de la avenida Lincoln como “un dolor de cabeza”.
Estos y otros dichos, los cuales no se puede descartar que tengan un trasfondo partidista, dan cuenta de las enormes fricciones a las que se enfrenta el transporte público para ser aceptado como una alternativa real para ejercer el derecho a la movilidad. En este contexto, el escenario es todavía más difícil para la bicicleta y los vehículos asociados a la llamada micromovilidad (los scooters, por ejemplo). Este tipo de vehículos suelen ser percibidos, generalmente por quienes no los utilizan, como puramente recreativos.
Es un hecho que, por comodidad, estatus, “libertad” de movimiento o cualquier otra razón de importancia económica, cultural o sociológica, el automóvil particular goza de una arrolladora popularidad entre la población. Según la Encuesta Nacional de Movilidad y Transporte, realizada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 2014, este medio es el que desearía utilizar el 90% de la población (UNAM, 2015).
Esta misma fuente revela que a muy pocos automovilistas, solo al 6%, les gustaría cambiar su medio de transporte, en tanto que el 36% de quienes se mueven en transporte público desearían hacerlo.
En el contexto local, Plan Estratégico de Juárez (2023) reportó en su último informe Así Estamos Juárez que 1 de cada 2 viajes durante 2022 se realizaron en auto (no incluye taxis públicos ni por aplicación).
Por eso, con toda seguridad, opiniones como las que tienen muchos políticos sobre la movilidad y el transporte son las que quieren escuchar la mayoría de las personas que conducen un automóvil. Sin embargo, el problema con esta narrativa es que está dificultando la aceptación de otros medios de transporte que sí contribuyen a construir ciudades más justas, equitativas y sostenibles.
La legitimidad de la que gozan las autoridades se puede convertir en un arma de doble filo cuando únicamente emiten posturas que favorecen la hegemonía del coche. Esto resulta en una verdadera contradicción con respecto a las políticas de planeación urbana, porque mientras ellas proponen un modelo de ciudad donde la dependencia al auto no tiene lugar, los liderazgos políticos siguen defendiendo la primacía de un modelo que ya demostró ser insostenible en el largo plazo.
Mientras el alcalde Cruz Pérez Cuéllar busca que el decreto para la regularización de vehículos extranjeros se haga permanente (otro tema que sin duda merece un espacio aparte), el artículo sexto de la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial, aprobada en 2022, coloca explícitamente en el último lugar de la prioridad de uso y disposición de la calle al automovilista particular (Ley General de Movilidad y Seguridad Vial, 2022).
Mientras el regidor Domínguez Alderete se refiere al Juárez Bus como “Mugre Bus” utilizando su investidura como autoridad, el Municipio de Juárez, la academia y la sociedad civil juarenses participan activamente en el planteamiento de desarrollo urbano sostenible de ONU-Habitat, en donde uno de los ejes rectores para el ejercicio del derecho a la movilidad son precisamente los sistemas de transporte público.
¿Qué lectura le damos a todo esto? ¿Corresponde el discurso de los actores políticos en Ciudad Juárez a una posición partidista en donde el enemigo es el gobierno estatal panista? (cuya terrible gestión del asunto ha sido en verdad inaceptable) ¿Son las inercias que se arrastran, tal vez sin reparar en ello, desde los tiempos en que los automóviles estaban en el centro de las políticas de planeación urbana? ¿Es el desconocimiento de los temas de movilidad y transporte? ¿Es el insufrible desinterés de las autoridades estatales por hacer todo lo que tengan que hacer para echar a andar el sistema de transporte y entregar de manera oficial las ciclovías?
Es cierto que Ciudad Juárez se caracteriza por su estructura urbana dispersa, fragmentada y segregada, pero esto es una consecuencia de que, durante décadas, el abuso del automóvil particular para realizar cualquier desplazamiento favoreció la expansión desmedida de la ciudad.
A estas alturas, debería haber quedado claro que en el planteamiento de una ciudad más sostenible, justa y equitativa no está la idea de desaparecer para siempre al automóvil particular, que además es un privilegio que no puede costear el 73% de las personas que desearían tener un auto propio en México (UNAM, 2015).
En cambio, lo que estas políticas buscan es que todas las personas puedan ejercer su derecho a la movilidad sin necesidad de contar con un automóvil, en el marco de la construcción de una mejor ciudad. Pero las declaraciones y acciones de algunos actores políticos contradicen estos esfuerzos y, además, buscan seguir manteniendo la hegemonía del automóvil particular como único paradigma de movilidad. Esto definitivamente no nos va a conducir a la ciudad segura, sostenible, eficiente y justa que nos merecemos.
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Fernando Aguilar. Periodista con estudios de posgrado en Planificación y Desarrollo Urbano. Se dedica al análisis de información socioterritorial y cualitativa, trinchera desde la cual defiende el derecho a la Ciudad y pugna por una movilidad urbana más sustentable y equitativa.
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REFERENCIAS
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). 2015. Entre mi casa y mi destino. Movilidad y transporte en México. Encuesta Nacional de Movilidad y Transporte, en Los mexicanos vistos por sí mismos. Los grandes temas nacionales. México, D.F.: Instituto de Investigaciones Jurídicas.
Plan Estratégico de Juárez, A.C., (2023). Informe Así Estamos Juárez 2023. Ciudad Juárez, México: Plan Estratégico de Juárez, A.C.
Ley General de Movilidad y Seguridad Vial. 2022. Artículo 6. México.