Opinión

El gran reto del BRT




junio 22, 2023

Un sistema seguro de transporte público requiere del profesionalismo de una empresa pública que con un organismo controlador y normativa garantice la regularidad filosófica, normativa, técnica, financiera y de salud necesaria para su operación

Por José Mario Sánchez Soledad

La definición de empresa más común es la de una agrupación de personas, bienes materiales y financieros que tienen como objetivo producir algo o prestar un servicio que cubra una necesidad, y por el cual obtendrán beneficios económicos.

La definición de empresa pública, empresa estatal, empresa nacional, corporación pública o sociedad estatal es una empresa cuyo propietario es el Estado y por consiguiente es dirigida, administrada y controlada —ya sea de forma total o parcial— por las instituciones y organismos correspondientes emanados del gobierno de un país o de una entidad sub nacional.

En la Unión Europea se define a una empresa pública como cualquier empresa en la que los poderes públicos puedan ejercer, directa o indirectamente, una influencia dominante en razón de la propiedad, de la participación financiera o de las normas que las rigen.

Siguiendo la anterior lógica, el Sistema Integrado de Transporte (SIT), más conocido como el BRT, ha sido diseñado como una empresa pública porque ha sido constituido buscando la sustentabilidad, la rentabilidad bajo las normas que rigen las concesiones emitida por el Gobierno del Estado de Chihuahua

Se buscó la sustentabilidad para cumplir con la Ley Estatal de Transporte y las exigencias de los contratos de FONADIN que exige una participación se empresas privadas para la operación y adquisición de camiones.

La experiencia mundial exige el tránsito del primario sistema sólo basado en el hombre camión hacia un sistema empresarial público que busque la rentabilidad justa para mantener y proveer la excelencia en el servicio, acorde al Derecho del usuario.

Se requiere la formalidad de un Órgano Controlador que administre y arbitre los derechos, intereses de los hombres camión, empresas, y gobiernos convocados a prestar este importante servicio. Todos necesarios para que suceda el servicio para la movilidad.

Se puede entender que un aeropuerto tenga un organismo controlador y una torre de control, se entiende que un sistema de metro tenga un organismo que lo opere. Pero no se entiende en Chihuahua que un Sistema Integrado de Transporte sustentable requiere de un organismo controlador que opere, con seguridad, un sistema que dará en su madurez servicio a cientos de miles de personas.

Una tarea que exige tanta seguridad no se le puede dejar a las ocurrencias o al estado de ánimo de los hombres camión, a los intereses de las empresas, o a las visiones desde el escritorio de los funcionarios públicos en turno. 

Un sistema seguro de transporte público requiere del profesionalismo de una empresa pública que con un organismo controlador y normativa garantice la regularidad filosófica, normativa, técnica, financiera y de salud necesaria en un sistema público de transporte.

Lo anterior es lo que reconocen como vital lugares que ya lo hacen con éxito como la Ciudad de México, León y Guadalajara.

Este es el gran reto del BRT, conformar una empresa pública con su organismo operador.

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