Opinión

El plan de seguridad de Marcelo




julio 14, 2023

Aunque la utilización de drones e inteligencia artificial del Plan Ángel suena como una propuesta utópica y una alegoría a Robocop, creo que no debemos descartarla… creo que es necesario entretejer un camino alterno

Por Hernán Ochoa Tovar

Hace algunos días, el excanciller y suspirante presidencial, Marcelo Ebrard, dio a conocer lo que sería el prototipo de su plan de seguridad, mismo que denominó Plan Ángel. A pesar de las reacciones que generó, algunas de ellas rayando en la jocosidad –lo llegaron a acusar hasta de emular a Ethan Hunt, el célebre agente de Misión Imposible interpretado por Tom Cruise–, creo que la propuesta de Ebrard tiene varios aspectos rescatables, mismos que referiré a continuación.

Durante años, la estrategia de seguridad ha consistido más en una especie de contención que en la disuasión. Desde que el expresidente Felipe Calderón (2006-2012) decretó la “guerra contra el crimen organizado” en aquel lejano diciembre de 2006, la tendencia prevaleciente ha sido la de atacar más las causas que las consecuencias de la criminalidad. Y aunque la estrategia del presidente López Obrador ha intentado abonar en esta vertiente, lo cierto es que la terca realidad pareció rebasar a una idea bien fundamentada, la cual, precisamente, buscaba alejar a las juventudes de la criminalidad a través del otorgamiento de becas y la propulsión de programas sociales.

Viendo el fenómeno de manera integral, el presidente López Obrador sí intentó dar un giro de 180 grados al asunto, proyectando que la represión no era la única manera de acabar con el crimen. Por desgracia, su estrategia ha tenido muchos claroscuros. Y aunque se percibe que tanto la Guardia Nacional como las Fuerzas Armadas han intentado hacer un buen trabajo, las circunstancias han rebasado al diagnóstico inicial. Y aunque es posible que la inteligencia, como parte del programa de seguridad esté siendo utilizada, el ideario de contención está dejando huecos. Prueba de ello es que el número de homicidios a nivel nacional no sólo no ha amainado, sino que, de acuerdo a cifras oficiales, la violencia ha venido in crescendo por espacio del presente sexenio.

Ahí radica la pertinencia del plan marcelista. Aunque, en efecto, la utilización de drones e inteligencia artificial suena como una propuesta utópica y una alegoría a Robocop, creo que no debemos descartarla. En tiempos en los cuales la criminalidad ha mostrado su capacidad de ofensiva, teniendo líneas de actuación que han llegado a rebasar a las del propio estado, creo que es necesario entretejer un camino alterno.

Si durante tres sexenios, se le ha apostado a la represión, sin mayores éxitos (la criminalidad y su ulterior expansión han tendido a empeorar desde 2006), es hora de explorar una ruta alterna. Ello porque, a pesar de que se ha esgrimido la importancia de la utilización de la inteligencia en cuantiosas ocasiones, esto ha parecido ser más una buena intención que una meta a cumplir.

Por ello, celebro que Marcelo haya decidido tomar el toro por los cuernos y brindar su propuesta de seguridad, en tiempos en los cuales el desfile de “corcholatas” se ha trocado en una colección de loas y de lugares comunes, pues esta idea modifica un poco la narrativa imperante y le otorga una bocanada de aire fresco. Ya no es defender los “abrazos y no balazos” a carta cabal, sino ver su área de oportunidad y como se podría mejor a partir del sexenio venidero.

También me parece plausible que se pretendan utilizar los artilugios tecnológicos en boga para combatir a la persistente criminalidad, pues, si los emisarios de la delincuencia ya han utilizado hasta drones para atacar a sus rivales ¿Acaso el gobierno federal, por conducto de la Secretaría de Seguridad, no podría hacer lo propio? Pienso que sí. Es más, se estaban tardando para dar ese relevante paso, pues ante una criminalidad empoderada, no se puede seguir combatiéndola como si estuviésemos en las décadas de 1960 o 1970. Y la inteligencia, combinada con tecnología de punta, permite dar ese salto adelante. Marcelo lo está demostrando.

Para finalizar, debo decir que me parece desafortunado que la doctora Claudia Sheinbaum haya criticado la propuesta de Ebrard, señalando que la tecnología no lo era todo y deslizando que había que fortalecer el tejido social. Lo último no lo pongo en duda, pero lo primero sí ¿Acaso pretendería mantener intacta –en un eventual gobierno suyo– una estrategia perfectible que ya ha mostrado sus alcances? Por lo visto, podría ser que sí. Sin embargo, su planteamiento es curioso, pues si alguien ha demostrado tener una buena estrategia de contención, ha sido precisamente Omar García Harfuch, quien es el secretario de Seguridad de la Ciudad de México desde que ella ocupara el Antiguo Palacio del Ayuntamiento. Parafraseando a Einstein “no podemos obtener resultados distintos haciendo lo mismo”. Según se observa, Marcelo ha entendido esa premisa.

Lo dejo a la reflexión.

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