Opinión

Tenaz la reacción política contra el laicismo




septiembre 10, 2023
Bendición de un sacerdote a la oficina del alcalde de Chihuahua, Marco Bonilla. Noviembre 2021. Diseño La Verdad. Fotografía: Gobierno del Municipio de Chihuahua

En un extremo encontramos a la derecha política que, con el amparo electoral del PAN, ocupa espacios de poder público, pero también una especie de cruzada internacional que trata de imponer una visión tradicional a la sociedad moderna

Por Jaime García Chávez

Chihuahua– Va creciendo, las más de las veces de manera imperceptible, una reacción política que empieza a enseñar los dientes en contra del laicismo mexicano, de raíz juarista ciertamente, pero que en su versión actual y contemporánea es el instrumento básico para una sociedad democrática en la que impere la tolerancia en un país como el nuestro, con gran diversidad étnica y cultural.

En un extremo encontramos a la derecha política que ocupa espacios de poder público, pero también una especie de cruzada internacional que trata de imponer una visión tradicional a la sociedad moderna.

Durante el siglo XIX se logró históricamente la separación de las iglesias, en especial la católica, y el estado. Incluso esa conquista llegó a nosotros antes que a países más avanzados y en los que la Ilustración había enraizado y dado frutos.

Es reconocido que los católicos, en especial los ultramontanos o fundamentalistas, jamás se han conformado con esa decisión que le permitió a México avanzar hacia la construcción de un estado soberano, respetando las garantías y derechos que correspondan a los particulares en todos los órdenes, en especial los que tienen que ver con la libertad de pensar y expresar sus ideas.

Obviamente que hoy esa separación tiene mayores implicaciones que las que existieron hace más de 170 años. Carlos Salinas de Gortari, durante su gobierno promovió y obtuvo una reforma al artículo 130 constitucional que atemperó esa separación, en clara concesión a la derecha política, que estaba emergiendo con el amparo electoral del PAN.

Pero la iglesia, y en especial su clero mexicano, es insaciable: entre más le dan más quiere, y no descansaría hasta establecer en el país una variedad de grotesca teocracia con la que perderíamos todos, ellos incluidos.

De sobra está decir que las estadísticas sobre creencias religiosas en México nos hablan de una predominancia católica, más declarativa que practicante real; pero también del auge que están tomando otras confesiones de corte cristiano, y sobre todo el gran proceso de profanidad en el que están desde librepensadores, agnósticos y ateos, todos cobijados por las garantías de la propia Constitución, que profesa el principio de igualdad ineludible.

Aquí en Chihuahua esa voracidad del catolicismo panista en el poder, se está expresando de manera fuerte y además preocupante. Todo indica que los señores obispos juegan un privilegiado papel de consejeros áulicos que intervienen en las decisiones públicas de las que debieran estar distantes, porque así corresponde a una república que se asume laica por mandato constitucional.

Es frecuente hoy que en las oficinas públicas haya símbolos religiosos, que los clérigos bendigan oficinas y aparezcan en actos públicos mostrando ostensiblemente sus crucifijos relucientes, para que se sepa. Lo más grave es que estos funcionarios de los gobiernos panistas locales profesen la ética de la convicción antes que la de la responsabilidad que juraron acatar.

Al conducirse así, es de suponer que sus intereses chocan con expresiones muy diversas a las que se tiene derecho y que están instaladas en la sociedad en la que vivimos, y que además confían de la protección de las garantías jurídicas superiores, no se diga de los derechos humanos en general.

Van tres ejemplos de este crecimiento de la reacción política:

En primer lugar, la realización de un diplomado internacional, impartido por la Academia Internacional de Líderes Católicos, que contó con el apoyo gubernamental, en especial del alcalde Marco Bonilla de Chihuahua y de la infaltable directora del DIF, María Eugenia Galván Antillón, madre de la gobernadora.

La segunda tiene que ver con una exhibición pictórica, en la Presidencia Municipal, del Sudario de Turín, que se supone arropó al cuerpo crucificado de Jesús de Nazareth. Es poner en escena, con una apariencia de auspicio a la vida cultural, las creencias de quienes gobiernan, y además referir esto al tema de las reliquias, es decir, los restos venerados desde el punto de vista religioso, por haber estado en cercanía del Mesías. Se atribuye a estas reliquias capacidades milagrosas y virtudes curativas. Superchería pura.

Ahora ya no se trata de La golondrina y su príncipe, escándalo seudo cultural de fines del año pasado, sino de traernos el medioevo como modelo de vida. Nos hace falta, aquí y en todas partes, aquel ingenio de Voltaire, que contabilizó todas las reliquias de la Santa Cruz que había en los templos europeos del siglo XVIII, para darse cuenta que podían ser cantidad equiparable a la leña de un bosque.

Al final dejo un breve comentario de la alharaca que se está haciendo con la proyección de la película Sonidos del silencio, que explotando un problema real como es la esclavitud sexual infantil, pasa a ser una grotesca apología de la familia tradicional, los sentimientos puramente religiosos para provocar lágrimas de compasión que no remedian absolutamente nada.

Pero lo más grave es que en las salas de cine, al final de la película se nos endilgue un discurso de ultraderecha en boca del trumpista y católico fundamentalista, Eduardo Verástegui, ya autoregistrado para buscar la candidatura presidencial por la vía independiente. Es el colmo.

Todo esto constituye una agresión clarísima al laicismo, al principio histórico de la separación de la iglesia-estado en México, aprovechándose de la lenidad que ha caracterizado a la Secretaría de Gobernación para aplicar los correctivos y sanciones que la ley establece.

Es cuando uno se pregunta dónde está la oposición, dónde los masones, los abogados juaristas, los diputados que pelean por los cargos congresionales, pero están ciegos ante una realidad que es preocupante: el trabajo de la reacción política que tarde o temprano golpeará, sin que se haya previsto prácticamente nada al respecto.

07 septiembre 2023

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Jaime García Chávez. Político y abogado chihuahuense. Por más de cuarenta años ha dirigido un despacho de abogados que defiende los derechos humanos y laborales. Impulsor del combate a la corrupción política. Fundador y actual presidente de Unión Ciudadana, A.C.

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