El profesorado sabe que enseña más a las estudiantes luchando en la calle por una educación plural e inclusiva, que utilizando los deficientes cuadernillos diseñados por la Secretaría de Educación y Deporte, que representan la corrupción estatal
Por Denisse Gómez-Retana / IG: @retana.denisse
La obra de Paulo Freire, filósofo de la educación brasileño, ha tenido un impacto no solo en la pedagogía, sino en las humanidades y movimientos sociales alrededor del mundo. Su pensamiento se mantiene vigente gracias a la teoría crítica, marxista y a las pedagogías feministas. Freire es uno de los pocos pensadores del sur global que ha logrado sobreponerse a la hegemonía del conocimiento eurocéntrico y convertirse en una influencia en la academia internacional.
El pedagogo brasileño concebía la enseñanza como un vehículo para fomentar la capacidad creativa de las estudiantes. En particular, comprendía la alfabetización como una práctica en la que las estudiantes se reconocen como seres creadores, parte de una comunidad generadora de cultura, y con la potencia para desencadenar otros actos creativos. Las aulas se conciben como entornos horizontales en los que se promueve la confianza, humildad, amor y esperanza, a través del diálogo horizontal entre docentes y estudiantes. La premisa subyacente es que en una sociedad todas somos generadoras de cultura, tanto niñas como niños, tanto alumnas como docentes. Gracias al ejercicio del diálogo horizontal, las estudiantes desarrollan una agencia discursiva que les permite enunciar no solo las inequidades y opresiones a su alrededor, sino imaginar formas más justas para habitar el mundo. Esto se conoce como conscientização, es decir, el desarrollo de la conciencia crítica.
La propuesta de la Nueva Escuela Mexicana para la reforma de la educación básica retoma el pensamiento freireano al involucrar a estudiantes, profesoras y comunidad en la práctica del pensamiento crítico y el codiseño de planes educativos pertinentes para cada región. Por ello, más que libros de texto, la propuesta de la Nueva Escuela Mexicana diseñó guías adaptables a las estrategias educativas de las profesoras y la escuela. Para cada uno de los grados de educación básica, el catálogo incluye un libro denominado Lenguajes, en el cual se recogen cuentos, prácticas, historias y eventos de diferentes épocas y culturas dentro y fuera del país. Se presentan con igualdad de valor cultural tanto conocimiento científico, como conocimiento ancestral, luchas sociales, resistencias indígenas, artesanías y arte contemporáneo. Este enfoque democratiza la cultura y presenta la capacidad creativa y comunitaria como característica humana, de manera que las niñas pueden reconocer esta potencia transformadora en sí mismas y verse como agentes de cambio de sus entornos.
A pesar de que la administración estatal, dirigida por María Eugenia Campos Galván, ha utilizado todo el poder del aparato ejecutivo para detener la distribución de los libros de texto e imponer una educación vertical, acrítica y homogénea, la sociedad civil ha manifestado una asombrosa capacidad creativa al organizarse para liberar los libros de texto de las bodegas donde intentan esconderlos. Las maestras y familias de Chihuahua han demostrado a la infancia el poder de la organización civil y la importancia de defender la democratización de la educación y la cultura. El profesorado sabe que enseña más a las estudiantes luchando en la calle por una educación plural e inclusiva, que utilizando los deficientes cuadernillos diseñados por la Secretaría de Educación y Deporte, que representan la corrupción estatal. Este evento marca un hito en la historia política de la región, ya que la comunidad docente de nuestro estado se ha alzado contra los intentos de la derecha internacional para limitar el pensamiento crítico, los derechos humanos y la representación de la diversidad.
Es cierto que la propuesta de la Nueva Escuela Mexicana es perfectible. Por ejemplo, aunque intentan representar la pluriculturalidad mexicana, se percibe un centralismo constante. Esto se debe tanto a la estructura del Gobierno mexicano como a la tendencia inherente de los libros de texto, aunque la SEP intente presentarlos como guías. De hecho, una de las modificaciones principales que se realizan al intentar implementar una pedagogía crítica es la eliminación de los libros de texto, ya que tienden a simplificar la sociedad. A pesar de esta crítica y otras que ya han sido señaladas y reconocidas por la Secretaría, la propuesta implica un loable cambio de paradigma en la concepción de la educación, que avanza en la construcción de una comunidad mexicana más crítica y comprometida con el país desde sus regiones. Por ello, debemos estar muy orgullosos de que la infancia de Chihuahua, gracias a la organización del profesorado en conjunto con las familias, pronto tendrá en sus mochilas los libros de texto que abogan por una democratización de la cultura.