Opinión

Henry Kissinger, restaurador y golpista




diciembre 4, 2023

En etapa muy temprana escribió un libro que en su momento tuvo una importancia relevante, tanto por la hondura de su investigación como por la relevancia que cobraron sus conocimientos e información a la hora de convertirse en un hombre poderosísimo al lado de Nixon, que como se sabe, cayó por el escándalo Watergate

Por Jaime García Chávez

Fue obvio: la noticia de la muerte de Henry Kissinger circuló por el mundo entero de manera casi instantánea. Tuvo una larga vida que llegó a los cien años. Inicialmente cobró notoriedad por sus obras académicas de investigación y pronto se convirtió en la influyente personalidad al lado del Presidente Richard Nixon, del que fue consejero en materia de seguridad, para luego ascender a la poderosa Secretaría de Estado, la encargada de la compleja política exterior de los Estados Unidos, en un mundo bipolar que vivía los estragos de la Guerra Fría, las Guerras Especiales, y sobre todo la amenaza de una posible conflagración nuclear.

Eran tiempos en los que se vivía un equilibrio catastrófico entre Estados Unidos y lo que se llamaba el bloque socialista, encabezado por la URSS. 

Este aspecto, en una apresurada reflexión, cobra importancia retrospectiva para valorar el papel que jugó Kissinger que, nacido en Alemania, tuvo que emigrar del nazismo, convirtiéndose a la postre en un ciudadano norteamericano. 

En etapa muy temprana escribió un libro que en su momento tuvo una importancia relevante, tanto por la hondura de su investigación como por la relevancia que cobraron sus conocimientos e información a la hora de convertirse en un hombre poderosísimo al lado de Nixon, que como se sabe, cayó por el escándalo Watergate.

El libro al que me refiero es Un mundo restaurado: Castlereagh, Metternich y la Restauración de la Paz, 1812-1822, publicado en 1957, que observó cómo después de la oleada tan influyente de la Revolución francesa de 1789, y la época napoleónica que transformó Europa, acabando con el feudalismo y las viejas monarquías medievales, podría –y pudo– servir para encarar la también poderosa oleada de la Revolución rusa de 1917, que se extendió a buena parte de Europa y que tenía en el mundo una influencia enorme a través del movimiento comunista.

En otras palabras, las reflexiones de Kissinger previeron una restauración contemporánea del capitalismo, pero de corte neoliberal, que llegaría a la caída del comunismo en el mundo. Está claro que el modelo que analizó no embonaba a plenitud con los problemas mundiales de esa etapa del siglo XX, pues se trataba de la restauración de la Casa Austria con el zarismo. Sin embargo, era claro que tenía información de que un retorno a un modelo capitalista era totalmente factible porque ese comunismo había fracasado, salvo en un punto: el equilibrio como potencia nuclear con gran capacidad de destrucción y autodestrucción. 

En ese contexto, vinieron rectificaciones en la política estadounidense que empezaron a modificar la faz del mundo. En primer lugar, el acercamiento con China, que a la postre produjo lo que ahora representa esa potencia en el plano económico; y en segundo, lo que era más que necesario para una apertura de ese tipo: el fracaso que significó para Estados Unidos y la entonces Unión Soviética la Guerra de Corea, que mantiene dividida hasta ahora a la península, y luego terminar la Guerra de Vietnam, y reunificar ese país con una clara derrota estadounidense.

Esta visión restauradora, Kissinger la tuvo clara y por eso se convirtió en un cerebro de lo que entonces se llamaba “el imperialismo” o “hegemonía norteamericana sobre el planeta”. Esto quiere decir que el conocimiento se convierte en poder. Del otro lado no había un proyecto, o simplemente se había agotado, y era cuestión de esperar al colapso que vino tras el derrumbe del Muro de Berlín y la posterior caída del llamado “socialismo real”, representado por la URSS, que se disolvió, quedando la Federación Rusa en manos de un nefasto político como lo fue Boris Yeltsin.

Para Latinoamérica, y eso jamás debe olvidarse, Kissinger fue el pilar de las dictaduras militares, en particular jefe del team golpista contra Salvador Allende y su Gobierno de la Unidad Popular.

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Jaime García Chávez. Político y abogado chihuahuense. Por más de cuarenta años ha dirigido un despacho de abogados que defiende los derechos humanos y laborales. Impulsor del combate a la corrupción política. Fundador y actual presidente de Unión Ciudadana, A.C.

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