Opinión

¿Por qué tantas muertes? La radiografía de los homicidios



martes, febrero 6, 2024

El homicidio doloso no puede, ni debe ser, el principal indicador que dé cuenta de los progresos en seguridad. Sin duda es el más sencillo de medir… he visto lo fácil que es no querer ver más allá de la superficie e ignorar que la violencia en Ciudad Juárez responde también a dinámicas globales. Valdría la pena reajustar la mirada y los recursos

Por Diana Chavarri

Recién salida del horno se encuentra la cuarta edición del ‘Estudio Global de Homicidios’ publicado por la Oficina de las Naciones Unidas Contra las Drogas y el Delito (UNODC). Sobra decir que los datos que arroja son alarmantes: 52 personas fueron privadas de la vida intencionalmente cada sesenta minutos en el mundo durante el 2021; año excepcionalmente letal en el que murieron violentamente 458 mil personas. Esta cifra es la más alta registrada en los últimos veinte años. Un total de 154 mil personas murieron en el continente Americano, en el Europeo fueron privadas de la vida 17 mil personas.

El informe clasifica los homicidios intencionales en cinco causas. Las menciono en el orden de prevalencia en América: crimen organizado o bandas criminales, 50 por ciento; otros, relacionados con crimen organizado 20 por ciento; otros, interpersonales 17 por ciento; pareja íntima o familiar, 11 por ciento; sociopolítico, 2 por ciento.

En Ciudad Juárez se presume que el 92 por ciento de los homicidios dolosos del 2021 están relacionados con el crimen organizado, según datos de Ficosec Zona Norte.

En cuanto al tipo de arma utilizada, el informe afirma que la mayoría de los homicidios en América son cometidos con arma de fuego: 67 por ciento. A diferencia de Europa, que se usa en el 12 por ciento de los asesinatos. En Ciudad Juárez, se confirma el dato, pues se usó arma de fuego justo en el 67 por ciento de los asesinatos cometidos durante el mismo año de estudio, 827 de un total de mil 232 (Ficosec).

En ningún otro lugar del mundo existen tasas tan altas de homicidio doloso relacionado con el crimen organizado y bandas criminales como en América Latina y El Caribe (LAC). Existe un dato en el reporte que se contextualiza con facilidad a nuestra ciudad: altas tasas de homicidio doloso son más prevalentes en territorios donde existe alta densidad de organizaciones criminales. Por el contrario, en territorios donde hay hegemonía de un solo grupo criminal, los homicidios tienden a bajar. Caso Juárez, que por décadas ha sido una ciudad en disputa por incontables grupos que se fusionan y fracturan a velocidades tales que pareciera que son indetectados por la autoridad. Evidentemente no existe autorregulación entre grupos, ni mucho menos parece existir un poder que sea capaz de gobernarlos.

Además de un incremento significativo en la producción, traslado y distribución de drogas, en LAC existe un ecosistema dinámico y denso de organizaciones criminales, incluyendo cientos dedicadas al tráfico de drogas, mafias, bandas y milicia, que alternativamente cooperan, se coluden y a la vez compiten por el control de todo tipo de mercados ilegales (incluyendo el tráfico de personas).

Así mismo, se reporta correlación entre altas tasas de homicidio y la proliferación y débil control de armas de fuego, intervenciones militarizadas para el control del crimen, además de la presencia de riesgos estructurales como un débil Estado de Derecho, altos niveles de impunidad, inequidad social y de ingresos, así como desempleo juvenil. Eventos de violencia letal están relacionados también, según el informe, con alta densidad de múltiples grupos antagonistas criminales en centros penitenciarios.

El 91 por ciento de las víctimas en LAC son hombres entre 15 y 29 años. El informe puntualiza que existen, para ese grupo etario, múltiples motivaciones para unirse a la actividad criminal, que van desde el deseo de pertenencia hasta el aprovechamiento de oportunidades para la mejora económica, especialmente derivadas de su preocupación por las carencias educativas y de empleabilidad en entornos urbanos.

El homicidio intencional cometido contra las mujeres es un fenómeno con dinámicas distintas al de los hombres, pues es perpetrado por la pareja o un familiar en al menos el 56 por ciento de los casos. Para profundizar en el entendimiento de este doloroso tema recomiendo la lectura del informe especial de UNODC sobre Homicidios por Razones de Género 2022.

En mi opinión, el informe“4th Edition of the Global Study on Homicide” debe ser lectura obligada para quienes están al servicio público en las Instituciones de Seguridad y Justicia, pero también para la sociedad civil que se ha autoimpuesto el mandato de contribuir a construir entornos de paz: el empresariado, asociaciones civiles, grupos religiosos, organizaciones vecinales, colectivos juveniles, mesas u otros mecanismos de participación porque dilucida correlaciones de distintos factores con la violencia letal. Entender esos factores hará que los esfuerzos sean mejor enfocados y se afine el valor social que estas entidades privadas proveen.

Sin embargo, invito a tener cautela, pues el homicidio doloso no puede, ni debe ser, el principal indicador que dé cuenta de los progresos en seguridad. Sin duda es el más sencillo de medir, es la punta del iceberg y he visto lo fácil que es no querer ver más allá de la superficie e ignorar (por costumbre, conveniencia, complejidad o ignorancia) que la violencia en Juárez responde también a dinámicas globales. Valdría la pena reajustar la mirada y los recursos.

El informe es claro en los factores de correlación: centros penitenciarios, control de armas, proliferación de grupos criminales, mercados ilícitos, débil Estado de Derecho, suficiencia de personal en el sistema de justicia, inequidad salarial y social, desempleo y educación para las juventudes, entre otros.

¿Cuándo habremos de ver contundencia, congruencia y capacidad en la política pública y en la participación ciudadana para atenderlos? No tengo respuesta, pero estoy convencida de que Juárez merece estar en paz.  

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Diana E. Chávarri Cazaurang. Profesional que se ha desempeñado durante trece años como fundadora, consejera, directora y voluntaria de diversas organizaciones de la sociedad civil mexicanas especializadas en seguridad, justicia, empleabilidad de jóvenes en situación de riesgo, salud, desarrollo local, filantropía estratégica y fortalecimiento del tercer sector.

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