Opinión

Ciudad Juárez y el huevo de la serpiente




febrero 28, 2024

Se están construyendo en las acciones de Cruz Pérez Cuellar las formas de una vida en Ciudad Juárez bajo lógicas denigrantes… La represión y la violencia es la parte más ruin de lo que nos hemos convertido como sociedad

Por Leobardo Alvarado

El alcalde Cruz Pérez Cuellar es un huevo de serpiente. La sociedad ahora está obligada a reflexionar sobre ésta figura que se utiliza para apuntar dónde es que nace el mal cuando hay una naturaleza dada. La violencia de la que fue capaz el alcalde el domingo pasado, permite explicar lo que acontece en Ciudad Juárez.

Como en otras ocasiones, mirar esta ciudad es un ejercicio que posibilita vislumbrar mucho de lo que sucede en este país. Hablar del huevo de la serpiente, es significar lo que es evidente, y por tanto, es hablar de sí mismos. Se trata de cómo nos vemos cuando sabemos que de esa eclosión saldrá lo que nos habrá de morder.

El reciente día domingo 25 de febrero hubo una represión contra ciudadanas y ciudadanos que han venido expresando su enojo contra el alcalde de Ciudad Juárez por la manera en que ha administrado la ciudad. Se protesta por los múltiples señalamientos de actos de corrupción, los cuales son públicos, y que algunos de ellos estarían en investigación por la Fiscalía Anticorrupción del estado de Chihuahua. Pero el alcalde tiene su origen político en la misma generación y mismo partido de quienes debieran investigarlo, y de ser necesario posteriormente juzgarlo. Abelardo Valenzuela, fiscal Anticorrupción, y César Jauregui, fiscal general del estado de Chihuahua, no se observan por ahora interesados en hacer su trabajo. Allí está el huevo, irradiando lo que es y será porque nada lo puede cambiar.

Mirar un huevo de serpiente es hipnótico. Sabemos lo que va a nacer. Sabemos lo que puede suceder. Y sin embargo, allí nos quedamos impávidos ante lo que es capaz de incubar la naturaleza. Fuera de la cuestión legal a la que las autoridades competentes deberán dar respuesta, el enojo crece y habrá que esperar cuál es el rumbo que tome ese encono social frente a la incapacidad mostrada para atender los reclamos y los señalamientos. Mientras, la ciudad está en una situación de desastre social y urbano. Porque ha sido mal gobernada, y porque los intereses de los gobiernos y de la iniciativa privada en conjunto, durante años se han centrado en explotarla.

Para seguir con la figura. Donde habita el huevo de la serpiente, es un paisaje mental donde muchos buscan respuestas a este desastre social que es Ciudad Juárez. Pero ese nido es todo un entramado cooptado por personajes de la política local y de la iniciativa privada, donde la mayoría de la gente sólo participa cada vez que hay un proceso electoral. Por supuesto, hay algunos organismos sociales que sin mayor reflexión contribuyen al cuidado del nido, pero lo común es que las decisiones sobre la ciudad, se las arrebatan o se las reparten los sectores dominantes.

Ante los hechos violentos del que el alcalde es el principal responsable, precisamente y sobre lo que la ciudadanía ha reclamado, además aparecen muchas personas que cuidan el nido donde está ese huevo de serpiente. Son beneficiarios de la protección que da la cueva donde se ha puesto el huevo.  Por eso es que critican, no de ahora, sino desde hace muchos años, el trabajo de la ciudadanía que imagina a Juárez como una ciudad de derechos. Aunque sepan que no se va a resolver desde los gobiernos o la participación de la iniciativa privada la gran cantidad de problemas que tiene la ciudad, prefieren acusar a las y los ciudadanos de querer romper el huevo. De allí que la violencia de la policía contra ciudadanos, por ejemplo, termina reduciéndose a la incomodidad de los ricos que viven en el campestre. Se olvida, y por tanto se niega, que el señalamiento son los actos de corrupción del alcalde de Juárez.

El huevo de la serpiente, como se dijo, está en la decisión del alcalde de reprimir a quienes protestaban. Eso implica que la agenda de trabajo por la ciudad donde hace falta mayor atención que niñas y niños, adolescentes, mujeres, jóvenes, migrantes, indígenas, población LGBTTTIQ+, o temas como la discriminación, los derechos humanos o los derechos culturales, la cuestión urbana y la movilidad, entre otros, no serán una vez más los ejes sobre los que se deben trabajar y dar continuidad. No son agendas que en serio interesen al actual gobierno local. Digamos, que todas y todos tengamos derecho a la ciudad, no es prioridad. Lo que se avizora, por el contrario, es mayores probabilidades de desviación de recursos sostenidos en el autoritarismo.

Una manera de avanzar como resultado de los procesos electorales es que no fueran los corruptos los que una vez más gobiernen. Pero es algo que no sucede porque los mecanismos de elección quedan sujetos al poder de los acuerdos entre sí de quienes conforman ese paisaje mental. Por eso es inevitable que mucha gente piense en lo electoral como la única solución a los problemas. Ansían finalmente ver que de esta ciudad se erradique la corrupción que por doquier se mira, pero el deseo obnubila al grado de que no se dan cuenta de que poco o nada va a cambiar. Los mecanismos y las herramientas para decidir que tiene la gente, todos son parte de ese nido.

Ante ello, si no es la gente la que reclama, si no se fortalece un movimiento social que fuera de partidismos se mantenga en la lucha por enderezar el rumbo hacia una vida digna, lo único que se puede asegurar es que el deterioro urbano, la criminalidad y la violencia, las consecuencias de la explotación del modelo industrial maquilador, junto con los gobiernos corruptos y a modo de la rapacidad de los sectores privados dominantes, abonen al aumento del desastre social que es esta ciudad. Se debe una vez más empujar y retomar el lugar que habitamos, este lugar donde vivimos, porque sabemos que principalmente se sostiene en quienes desde hace muchos años se han comprometido con Juárez.

Pero lo anterior tiene enfrente un factor de contención que dificulta el ejercicio de la ciudadanía para que el movimiento social se fortalezca. Por eso, la sociedad y sobre todo aquellos organismos y gente que han trabajado desde hace muchos años defendiendo los derechos en la ciudad, debe mirar y poner atención a los recientes hechos violentos como un ejemplo de lo que viene. Estos hechos acontecen mientras que MORENA ha decidido que el alcalde busque la reelección. La base que garantiza ese desastre social, urbano, político, económico y, finalmente cultural, continuará en ese huevo. Son muchos los elementos que debieran ser de preocupación para una ciudadanía comprometida con la ciudad.

Finalmente, se están construyendo en las acciones de Cruz Pérez Cuellar las formas y entendimientos de una vida en Ciudad Juárez bajo lógicas denigrantes en las que ya no sólo los más desprotegidos, sino también los sectores privilegiados, quedan a expensas de esa violencia de la que fue capaz el alcalde. La represión y la violencia es la parte más ruin de lo que nos hemos convertido como sociedad. Pero esto tiene una razón de ser: Un huevo de serpiente que nos dice que allí está y esa es su naturaleza.

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