Opinión

Participo-voto-exijo: buena iniciativa para incentivar la participación ciudadana




marzo 15, 2024

Con la triada planteada por la patronal se pretende transitar de una democracia representativa a una participativa, tarea que busca empoderar a las personas para que verifiquen el quehacer de los funcionarios y personeros de la política regional y federal

Por Hernán Ochoa Tovar

Hace algunos días, la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), lanzó la iniciativa Participo-voto-exijo con la cual se pretende incentivar la participación ciudadana, de cara a los comicios presidenciales y regionales que se realizarán el primer domingo de julio próximo.

Debo decir que me parece una buena iniciativa, más allá de intencionalidades o puntos de partida. Esto porque la democracia debe tener un sustento en las demandas populares y no convertirse en una especie de referendo de decisiones elitistas realizadas en petit comité, soslayando a las mayorías gobernadas.

Sin embargo, en este punto, la educación cívica y la difusión de la misma han fallado históricamente. Si bien en los primeros niveles educativos suele hablarse del quehacer de la democracia, pareciera que con el avance de los mismos se olvida la pertinencia de la misma y algunas personas ligan a la misma con las prácticas más cuestionables de la política, y no con un poder de reafirmación por parte de la ciudadanía.

Por tal motivo, la triada planteada por la patronal me parece interesante, pues, desde la perspectiva del escribiente, no pretende agotar el quehacer democrático al depositar el voto en la urna, sino que lo lleva más allá al deslizar que es importante informarse, para posteriormente acudir a sufragar, y, al final, se le exija al funcionario y funcionaria a que resultase designado por la voluntad de la mayoría del electorado. De este modo, se pretende transitar de una democracia representativa a una participativa; tarea que busca empoderar a las personas para que verifiquen el quehacer de los funcionarios y personeros de la política –regional y federal–.

En el mismo tenor, debo decir que en este punto se visualizan aún falencias, sobre todo en la difusión de la importancia del ejercicio democrático por parte de la ciudadanía. A pesar de que el gobierno de la República ha hablado de democracia prácticamente desde su gestación, no ha roto grandes cartabones a la hora de ejercerla.

Si bien ha habido ejercicios innovadores que personalmente aplaudo (de los cuales, el que me parecería más relevante sería el de la revocación de mandato que se realizó en 2022, con todos los ambages que pudo haber tenido), en otros renglones hemos seguido prácticamente igual. Ejemplo de esto es que, en México, la designación de candidatos por elecciones primarias –como sucede en las democracias más avanzadas– sigue siendo una asignatura pendiente. Y aunque se hicieron algunos tímidos intentos para la apertura de este proceso –destacadamente cuando se desató el informal proceso de las otrora denominadas Corcholatas Presidenciales– finalmente el resultado fue el esperado, y, para las candidaturas regionales no se reprodujo este ejercicio, sino que descansó en las designaciones directas, amparadas en las encuestas.

Respecto a la oposición, que alguna vez destacó por llevar a cabo este tipo de ejercicios, en esta ocasión nominó a los candidatos y candidatas más competitivos, pasando un poco por alto el ejercicio del debate interno (quizás aduciendo la coyuntura, pues, hasta 2021, Marco Bonilla fue ungido como candidato municipal en un ejercicio de dicha índole).

Por otro lado, en lo tocante a los plebiscitos, su realización no ha estado exenta de diversas circunstancias. El de la continuidad presidencial resaltó por su baja afluencia, debido, fundamentalmente, a la poca infraestructura electoral con la cual se contó; mientras el del alumbrado público, realizado durante el segundo término de María Eugenia Campos como alcaldesa (2019) tuvo una participación mayor del electorado, debido a que la discusión resonó en la opinión pública, y fue realizado por el IEE con todas las medidas amparadas bajo el ámbito legal.

Aun así, resulta menester fortalecer todas estas figuras legales. En un futuro contar con una figura legal que exija la realización de elecciones primarias en el seno de los partidos, y, eventualmente, llevar a la consolidación de una segunda vuelta electoral (aunque ello ameritaría una discusión mayor), al tiempo que se promueve la realización de consultas serias –no de temas irrelevantes– que lleven a la ciudadanía a interesarse en el debate público.

Para todo esto se requiere tiempo. Sin embargo, podemos empezar por construir democracia a partir de una propuesta sensata, que es como la que propone la COPARMEX. La única manera de lograr tener mejores funcionarios y funcionarias, así como una clase política de calidad, es mantenerlos en el radar y dar seguimiento a su agenda, para ver si cumplen con el electorado y eventualmente decidir si los ratificamos en el cargo o no. De igual manera, a todos aquellos y aquellas que contienden por primera vez para alcanzar un encargo, considero que se debe evaluar su currículo, así como su eficacia y eficiencia al momento de desempeñar un cargo previo. A este respecto, opino que para ser servidor público (a) se requiere ser honesto, pero también eficiente, pues no es pertinente que se postulen a determinado cargo si no tienen la preparación y las tablas para llevarlo a cabo. En el mismo tenor, es importante que las y los candidatos posean pensamiento crítico, pues, más allá de ser emisarios, son funcionarios que deben cumplir su deber a carta cabal, privilegiando la técnica sobre la grilla, pues, en las democracias avanzadas, las políticas públicas relevantes suelen trascender en el tiempo, más allá de colores partidarios ideologías; creo que es fundamental que cristalicemos dicho punto en este país.

Como cereza en el pastel, resulta fundamental que las y los ciudadanos evaluemos propuestas y no descalificaciones. Se trata de debatir ideas y no de capotear insultos, trascendiendo las posverdades y privilegiando las proposiciones. Por ello, me parece plausible la propuesta de la COPARMEX para el proceso electoral que apenas comienza ¡ojalá logremos ese 70 por ciento de participación que se ha venido buscando!

¡Hago votos porque fructifique!

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