Discriminación en UACJ: alumna de Derecho denuncia maltrato por motivos sociales y de expresión
lunes, marzo 25, 2024
Docentes y alumnos de la carrera de Derecho en la UACJ son acusados por una estudiante, quien asegura que recibe un trato de inferioridad por su condición social, su manera de vestir, su forma de expresarse y hasta por sus expresiones corporales
Por Anabel Rojas / La Verdad
Ciudad Juárez– Sentada con una café entre sus manos y con deseo de ser escuchada Xuanice Zalaxo Olivera Díaz, alumna del segundo semestre de Derecho de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), denuncia que es víctima de discriminación en el campus universitario.
La estudiante asegura que desde que inició la carrera, en el 2023, ha sido tratada con inferioridad por alumnos y docentes universitarios por su condición social, su manera de vestir, su forma de expresarse y hasta por sus expresiones corporales.
“Desde un inicio, (se sintió la discriminación) porque decía (un docente) un chingo de cosas que son profundamente discriminatorias, por ejemplo, que no se podía llevar huaraches por respeto” expone la alumna originaria de una comunidad indígena de Oaxaca que tiene calificaciones de excelencia.
Xuanice asegura que sus compañeros de clase y maestros consideran algunas de sus expresiones como groserías y para muchos tutear al docente es una falta de respeto. Aunque ella defiende su derecho de expresarse, pues dice: “es bien molesto ir a estudiar y que todo (el) rato me están señalando por mi vocabulario”.
“A mí sí me limita, sí me afecta que me griten en una clase: ¡ay, esto no es el barrio!”, cuenta Xuanice.
La alumna asegura que ese tipo de expresiones van mermando su deseo de asistir a clases, pese a que estudiar es algo que disfruta.
Xuanice salió de su casa en una comunidad zapoteca de Oaxaca a los 8 años y vivió en las calles de la Ciudad de México hasta los 18; cursó la escuela básica en el sistema no escolarizado, por lo que ha sido autodidacta. Esta sería la segunda carrera universitaria que cursa, ya que estudió Fisiología en España. Aprendió español a los 10 años.
“El español que yo hablo es un español que aprendí de la calle”, cuenta Xuanice.
Reconoce que su manera de expresarse puede ser distinta al de personas que hayan crecido en un entorno distinto, por eso señala la necesidad de exhibir la discriminación por clase social, conocida como clasismo, que ocurre en el entorno universitario en el que existe una diversidad social.
“Mi lenguaje florido -palabras que para algunos pueden ser groserías- y mi forma de expresarme tiene un bagaje, tiene un bagaje que yo cargo y que soy vivo testimonio de ello, y que yo no tengo por qué cambiarlo. No tengo por qué someterme y empezar a vestirme como ellos y empezar a hablar como ellos”, manifiesta Xuanice.
Además, refiere que algunos profesores han justificado las reglas que imponen con el derecho de la libertad de cátedra, pero ella considera que esta escusa es solo una forma de cubrir los actos de clasismo y discriminación.
De acuerdo con el Diccionario panhispánico del español jurídico la libertad de cátedra se refiere a “la posibilidad que tienen los docentes de exponer la materia que deben impartir con arreglo a sus propias convicciones”; lo que no significa necesariamente imponer reglas que limiten el derecho universal al pleno desarrollo de la personalidad, consagrado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el cual Xuanice señala le están violentando.
Con su denuncia publica, la alumna busca que se elimine la discriminación dentro de la Universidad.
“No tienen profesionales que generen este tipo de material académico que contemple las estructuras de opresión hacia los estudiantes pobres”, acusa Xuanice.
Consultado sobre esta situación, el coordinador del programa de Derecho, José Antonio Breceda Pérez, dijo desconocer del caso expuesto por una de sus alumnas y aseguró: “La universidad tiene mucha estructura normativa para evitar la discriminación. Entiendo que es una cosa muy seria, es algo que no se permite, mucho menos en esa licenciatura que, bueno, de cierta forma nos consideramos hasta los guardianes de las normativas”.
No obstante, esta no es la primera ocasión en que un estudiante de la UACJ denuncia ser víctima de discriminación por parte de docentes o de la institución.
En agosto de 2021, el alumno Osvaldo Rivas acusó a la maestra Perla Patricia Royval Guerrero, también de la carrera de Derecho, por comentarios discriminatorios, además de imponer un código de vestimenta, esto pese a que en ese entonces las clases eran virtuales debido a la pandemia por Covid-19.
En el caso de Osvaldo, la denuncia ante la Defensoría de Derechos Universitarios, órgano encargado de proteger los derechos de los universitarios, no prosperó por falta de evidencia.
Asimismo, el año pasado la alumna Ana Lucía Almada Mireles también denunció ser víctima de discriminación por su discapacidad motriz, ya que dicha situación le impidió cumplir con todos los criterios de la clase de Escultura, pues, de acuerdo con la alumna los docentes no estás sensibilizados en estos temas.
También señaló que las instalaciones carecen de acceso para personas con discapacidad motriz o visual. En una visita en febrero se constató que la Coordinación de la Licenciatura en Artes Plásticas, en la que está matriculada Ana Lucía, está en el segundo piso de un edificio sin elevador, lo que imposibilita el acceso a la alumna.
Su caso lo llevó hasta la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) el 14 de diciembre de 2023, y hasta el 14 de marzo se pudo reunir con el coordinador de Artes Visuales, al que se le entregaron peticiones, mismas que aceptó. Entre las cuales incluía la exigencia de capacitar y sensibilizar a los docentes en temas de inclusión, hacer las instalaciones más accesibles para personas con discapacidad, así como mayor flexibilidad en los criterios de evaluación en los que se considere el esfuerzo de alumnos con limitada movilidad, entre otros.
En sus denuncias, los tres alumnos coinciden en la necesidad de sensibilizar a los maestros, y es que, ellos consideran que en la universidad se debe, en especial, aprender la inclusión en todos los sentidos.
“Para llamarte maestro, yo necesito ver no solamente que dominas la materia que estás impartiendo, sino que tienes calidad humana como maestro, ¿no? como formador de personas”, señala Xuanice.
Ella piensa que los docentes deben ser los primeros que le enseñen cómo se debe dirigir a las personas, no solo en evitar groserías, sino, sobre todo, en no denigrar a nadie ni por su manera de hablar, ni por su manera de vestir.
¿Y la Defensoría UACJ?
A su vez, Gustavo Paredes, defensor adjunto de la Defensoría de los Derechos Universitarios de la UACJ dijo que en las quejas que se interponen en ese órgano se debe señalar a la autoridad que cometió la falta, así como presentar los medios de prueba correspondiente, y que es facultad de esa instancia decidir si la causa procede o no.
Si se reconoce que hay una falta, se actúa de manera similar a la Comisión de Derechos Humanos, emitiendo recomendaciones que puedan dar solución a la queja. Quedando en manos de las autoridades universitarias definir las sanciones necesarias, explicó Paredes.
Este tipo de procedimientos son los que disuadieron a Xuanice de acercarse a las instancias internas. “No he acudido a esos órganos internos de la institución porque esa institución está diseñada para defenderse a sí misma”, refiere la alumna de Derecho.
La alumna señala que la UACJ necesita tener maestros inclusivos para que los profesionistas que egresen de la máxima casa de estudios sean también conscientes de la diversidad social de la comunidad.
En el último año se recibieron dos quejas en contra de la UACJ ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), una de ellas por discriminación, que está en trámite, esto de acuerdo con información proporcionada por Tania Serrano, vocera del órgano descentralizado en el estado, sin abundar en detalles.
