Opinión

Presupuesto participativo y la mala educación




abril 23, 2024

La participación de las escuelas motivó a que muchos estudiantes fueran a votar por sus proyectos… pero, cuando los docentes replican las prácticas de acarreo de los partidos políticos el impacto pedagógico puede ser tanto como presentar que esa es la democracia. El voto siempre tiene un precio que no es la reflexión ni la decisión sino la manipulación

Por Hernán Ortiz

Ciudad Juárez– Fui a votar en el presupuesto participativo. La experiencia ha dejado un sabor amargo y dulce. Mucha gente, nunca había visto a tanta participar en un proceso de presupuesto participativo.

Supongo que se debe a dos factores, uno es que en el proceso pudieron votar habitantes del municipio, no sólo la ciudadanía, lo cual permitió a muchos menores de edad emitir su voto. Por otro lado, la participación de las escuelas motivó a que muchos estudiantes fueran a votar por sus proyectos. ¡Pero…! sí, hay un pero. Un gran pero.

Según la convocatoria participar en el mecanismo de presupuesto participativo las escuelas pueden obtener hasta el 20 por ciento del presupuesto de cada polígono. ¿Qué significa esto? La ciudad fue dividida en 10 polígonos, a cada polígono se le asignó una cantidad, de esa cantidad el 20 por ciento puede ser invertido para infraestructura dentro de escuelas públicas.

Cosa buena, sin duda la participación de la gente, se hicieron filas por horas y se tuvieron que ampliar los horarios de votación. Al lugar al que fui parecía fiesta, nos encontramos amistades, escuchaba a jóvenes reír y planear sus fiestas de 15 años, correr para obtener su CURP y poder votar.

Un jovencito de más baja estatura que el resto de sus camaradas pero con una alegría que les superaba, estaba frente a mí, decía no haber llevado la CUPR. Pensé en decirle que podía votar con una CURP en su celular, pero también qué pasaría si no tenía datos y no quería evidenciarse frente a la raza.      

Sus amistades le motivaban a que fuera a una papelería por la CURP. Ándale, ve. Él decía que no votaba y ya. Por suerte yo traía monedas, saqué una de diez pesos y le dije, son para tu CURP. Corrió junto con un amigo y se alegró de que podría votar.

Cosa para discutir. El presupuesto participativo ¿es para la escuela? El dinero es municipal y las escuelas son responsabilidad del estado y la federación. Esto le da a la federación y estado oportunidad de gastar en otras cosas que no sea la infraestructura educativa, lo cual pasa a segundo plano. Y el dinero que debería ser para calles, banquetas y alumbrado público pues no se usa en eso.

Los directivos de las escuelas hacen lo posible por gestionar recursos y no les importa de dónde, así que si se los ofrecen los toman por asalto. Cosa buena pues se preocupan por sus planteles.

El debate público podría dirigirse a exigir más recursos al ejecutivo, a los legisladores pedirles evidencia de que gestionan más recursos para escuelas dignas antes de aprobar los presupuestos. Pero la imagen, mala imagen que me queda es como cuando tiras migajas a las palomas y se arremolinan sobre ellas. Claro ¿qué saben las palomas de cómo conseguir un pan?

Cosa mala. Los docentes para acceder a estos recursos recurren a lo que sea, desde hacer propaganda, lo cual está bien, hasta ofrecer puntos extras, lo cual es como ofrecer despensas, tortas y Frutsis pasando por amenazar con quitar puntos. También se ofrecieron días de descanso por asistir a supervisar la votación y bueno, hubo de todo. ¿Generalidades o excepciones? ¿Cómo saberlo? Autorregularse, saber que la manipulación está mal, eso sería bueno, pero debe aprenderse y se está enseñando lo contrario.

Cuando los docentes por los recursos replican las prácticas de acarreo de los partidos políticos el impacto pedagógico puede ser tanto como presentar que esa es la democracia. El voto siempre tiene un precio que no es la reflexión ni la decisión sino la manipulación.

Los docentes se organizaron para supervisar que votaran los alumnos, con estrategias parecidas a las de los movimientos territoriales de los partidos políticos. Escuché que uno decía, después de votar pasen al salón, ¿para qué o qué?

¿Es el acarreo la forma de debatir los asuntos públicos?

Cuando llegué a votar el receptor me preguntó qué cuánto había estado formado, hora y media le dije. Es mucho para estar aquí sólo dos minutos, contestó. Le respondí que la Ley de Participación Ciudadana nos costó ocho años de gestiones, que el presupuesto participativo llevaba 7 años de estarse elaborando, que pasó de encuestas a un proceso de propuesta y elección más complejo, estar ahí no son más de dos minutos, son quince años de trabajo. Me hizo pensar en lo efímeros que son los gobiernos, tal vez por eso roban tanto… nosotros, las personas somos los que nos quedamos.

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