Opinión

¿Y por qué no les alcanza?




mayo 20, 2024

El PRIAN es ya un barril sin fondo que querrá chupar tantos recursos como pueda, de donde sea, para tratar de compensar su realidad: que se desfonda. Una nueva oportunidad se le abre para Movimiento Ciudadano… ¿Sabrá superar su complejo de partido enano y convertirse en una nueva minoría para el México que viene?

Por Alejandro Páez Varela

Si iban a echar toda la carne al asador, fue ayer. Miles y miles tomaron plazas (principalmente el Zócalo de la capital) en una movilización que ya no fue tan rosa porque ahora, más honesta, se dejó ver como siempre fue: un esfuerzo de Claudio X. González, el PRI, el PAN y el PRD. 

La movilización fue previa al último debate presidencial, donde Xóchitl Gálvez volvió a sustituir las posibilidades de la inteligencia por el insulto calculado. Mal, mal. Nunca fue capaz de vender una sola idea, si es que las tuvo, sobre su proyecto.

Lo importante, me parece, es que la derecha mexicana ya se configuró y ha logrado conjuntar no sólo multitudes, sino a los mejores en su ramo: Claudio X. González y Beatriz Pagés, José Woldenberg y Lorenzo Córdova, Héctor Aguilar Camín y Enrique Krauze, Carlos Alazraki y Roberto Madrazo, Sergio Sarmiento y Ricardo Salinas Pliego, Vicente Fox y Margarita Zavala. Y además “Alito” Moreno, Jesús Zambrano y Marko Cortés. Y todos los que están aunque no estén: moneros y conductores, empresarios y periodistas; académicos y artistas; intelectuales y tuiteros, científicos y músicos. Lo mejor de lo mejor, dentro de su zona ideológica. Unidos por una sola causa: que Xóchitl sea Presidenta.

La pregunta que se dispara en automático es: ¿y por qué no les alcanza si son tantos?

Claro que hay muchas respuestas y ninguna excluye a la otra. Para entender por qué no les alcanza podrían iniciarse con una idea: su deshonestidad. Le mienten a los mexicanos desde hace décadas y le mienten sin que se les mueva un centímetro el rostro. Se hacen llamar “ciudadanos” y usan el rosa para marchar porque les avergüenzan sus verdaderos colores aunque siempre han votado PRIAN. Se dicen “sociedad civil” cuando representan intereses de grupos particulares: las élites económicas, académicas, intelectuales, mediáticas.

Para entender por qué no les alcanza baste ver a su candidata, Xóchitl. Querían venderla como producto milagro –diría Héctor Alejandro Quintanar– así como vendieron a Enrique Peña Nieto. No pudieron. Resultó un fiasco porque era un fiasco.

Para entender por qué no les alcanza tendrían que verse a sí mismos como lo que son: restos de una sociedad de lambiscones y parásitos; que odian a López Obrador porque les quitó las plumas de la almohada; que se aferran a la idea de que es posible vivir de los demás con sólo aludir que “defienden la democracia”, que “la deriva autoritaria”, que “el dictador”.

Para entender por qué no les alcanza no se requiere mucha ciencia. Millones sabemos quiénes son. Los he escuchado llamarse “rateros” y “vividores” entre ellos; murmuraban bajo la solapa, en otros tiempos, sobre personas como María Amparo Casar y a otros que cobran en cinco o seis nóminas distintas porque se hacen pasar por periodistas; porque se venden como expertos en derechos humanos o en transparencia. Sacan dinero de oficias públicas como consejeros o asesores del INE o de entes “independientes”; de Conapred o del INAI o del IFAI o de cualquiera de tantas oficinas con presupuestos multimillonarios que se crearon para vivir bien aparentándose defensores de ancianos, niños, mujeres o discapacitados. Los he escuchado criticarse entre ellos y luego ser una sanguijuela más.

Para entender por qué no les alcanza deberían empezar por verse a sí mismos. Ser honestos. Verse como son. Les hemos dado de comer en la boca durante tanto tiempo que ya no doblan ni los codos. Y ahora tienen que marchar; tienen que salir a defender el engaño que les ha garantizado una buena vida. Ahora deben salir vestidos de rosa aunque les gustan los colores negros o grises rata que llevan a las oficinas. Prefieren el rosa del INE al amarillo apestoso del PRD, al azul hediondo del PAN, al rojo maloliente del PRI. Y tienen razón: qué colores más vulgares. Pero, al final, son los que defienden.

Ayer salieron a marchar y me alegro porque muchos de nosotros hemos marchado durante décadas. Ahora les falta marchar por causas de verdad; dejar de mentirse a sí mismos; abandonar esa vida-Massive-Caller que llevan, de autoengaño y automanipulación.

Quizás el día en que dejen de mentirse a sí mismos comenzarán a entender por qué ya no les alcanza. Porque es así: ya no les alcanza.

•••

El carro de las campañas corre la última vuelta y todo se acelera. La semana pasada, el PRIAN urgía a Jorge Álvarez Máynez a que renunciara a sus aspiraciones presidenciales para que sumara sus votos (y sus recursos) a los rosas-INE, los rosa-PRIAN. Él ya les había respondido y les volvió a responder que NO.

Luis Donaldo Colosio Riojas, quien goza de simpatías de la derecha que asesinó a su padre, en un torpe baile al centro, intentó convocar a Máynez a renunciar. Lo hizo con una entrevista y luego con un mensaje, ambos tibios, “conciliadores”, que lo único que hicieron fue acrecentar la presión sobre su partido sin mucho análisis de por medio. El candidato presidencial de Movimiento Ciudadano va en segundo lugar en Nuevo León, donde Colosio quiere ser Senador: ¿qué sucedería si renuncia Máynez, como sugiere? Se queda en un limbo. Todos los candidatos de MC quedarían en un limbo. Pero a Colosio lo mueven sus asesores hacia el PRIAN y es claro que simpatiza con el PRIAN, y no sabe que eso a lo que llamaba en realidad se conoce como “suicido político”.

El martes pasado, la derecha por fin reconoció que PRI, PAN y PRD siempre estuvieron detrás de la movilización “rosa”. Todos lo sabíamos, como sea, pero al menos ese acto de honestidad-a-regañadientes vimos la semana pasada. 

Y todo está bien; movilizarse es parte de la democracia. Hay miles y miles de simpatizantes del PRIAN que no habían marchado nunca: qué bueno que ahora salgan a defender sus ideas. Lo infantil es que se intentara ocultar que detrás de las marchas de Claudio X. González siempre estuvieron Alejandro Moreno, Marko Cortés, Jesús Zambrano y sus operadores. ¿Para qué hacerlo turbio? ¿Por qué lo retorcido?

“Sólo hay dos proyectos”, dijo Xóchitl la semana pasada, repitiendo algo que ha dicho López Obrador una y otra vez. Y en esa idea, el PRIAN presiona a Máynez porque MC, cree, no es proyecto. 

La realidad es que vivimos un terremoto político; asistimos, sin que se haya realizado una reforma legal, a una recomposición del sistema de partidos y nadie tiene (sobre todo en la oposición) asegurado su lugar.

El PRIAN está tratando de dar el último estirón mientras se desmorona y tiene razón en que lo que pase este domingo 2 de junio cambiará el destino de México para los siguientes muchos años: yo creo que desaparece el PRD y el PRI queda como partido bisagra. Morena, por su parte, podría confirmarse como un fenómeno de masas, pero también como un movimiento poderoso que tendrá dos presidencias al hilo.

Y Movimiento Ciudadano merece un análisis aparte. 

Ese partido tuvo una enorme oportunidad en 2023 que, por las razones que sean, se le escapó. Esto impactará en sus números de la elección 2024, aunque no le irá mal: hay muchos votantes que aborrecen a Morena y estaban en el PRIAN porque no había otra opción; ahora, como está claro que Xóchitl fue mala candidata y no ganará, se sienten autorizados a moverse hacia opciones menos tóxicas. Aquí es donde MC debe hacer prospectiva. El partido naranja puede convertirse en la nueva opción de derechas (vestida de centro o de lo que sea) que capte a los votantes que con el desplome del PRIAN no tendrán a dónde ir.

Al PRIAN ya no le alcanza aunque llene un Zócalo porque hasta sus votantes saben cómo se llenó este domingo: con los “Alito”, los Marko y los Zambrano; con los Madrazo, los Beltrones, los Krauze y los Aguilar Camín; con los Claudio X. González y las Pagés; con los Woldenberg y los Lorenzo; con los Alazraki, y los Sarmiento, y los Salinas Pliego, y los Fox, y las Margarita, y los Roger Bartra. 

Es decir, con los despojos de una era.

El PRIAN es ya un barril sin fondo que querrá chupar tantos recursos como pueda, de donde sea, para tratar de compensar su realidad: que se desfonda. Una nueva oportunidad se le abre para Movimiento Ciudadano; la tercera oportunidad desde las precampañas. ¿Entenderá que puede convertirse en la nueva derecha mexicana (o centroderecha o como quiera llamarse) que puede nutrirse (como ya lo hace) con los desprendimientos del PRIAN?

MC está frente a la oportunidad que tuvo López Obrador al fundar Morena con las fuerzas del PRD. ¿Sabrá superar su complejo de partido enano y convertirse en una nueva minoría para el México que viene? 

Como AMLO con “Los Chuchos”, MC puede dejar en el PRIAN a los que no quiere, los que ve como decadencia, y captar a los que quieren y formar un nuevo frente. ¿Entenderá el momento que vive? ¿Realmente entiende MC su oportunidad?

***

A estas alturas, Andrés Manuel López Obrador ya había presentado gran parte de su equipo. Había presentado equipo económico para generar estabilidad. Eran otros tiempos. Claudia no se ha visto en la necesidad de presentar Gabinete para tranquilizar a nadie. 

Xóchitl pudo hacerlo; había una gran oportunidad allí. No lo hizo y supongo que fue por vergüenza. Hizo bien. Imagínense: Alejandro Moreno a Hacienda, Marko Cortés a Gobernación, Claudio X. González a Educación, y Seguridad Pública para Cabeza de Vaca o para cualquiera de sus varios prófugos. Qué cosa.

En fin. Lo que iba a suceder ya sucedió.

Quedan pocos días. Los debates apenas pintarán en las preferencias, creo yo. Anochece para estas elecciones presidenciales, y el 3 de junio será un nuevo día, difícil para unos, alegre para otros y prometedor –espero– para la mayoría.

***

Alejandro Páez Varela. Periodista, escritor. Es autor de las novelas Corazón de Kaláshnikov (Alfaguara 2014, Planeta 2008), Música para Perros (Alfaguara 2013), El Reino de las Moscas (Alfaguara 2012) y Oriundo Laredo (Alfaguara 2017). También de los libros de relatos No Incluye Baterías (Cal y Arena 2009) y Paracaídas que no abre (2007). Escribió Presidente en Espera (Planeta 2011) y es coautor de otros libros de periodismo como La Guerra por Juárez (Planeta, 2008), Los Suspirantes 2006 (Planeta 2005) Los Suspirantes 2012 (Planeta 2011), Los Amos de México (2007), Los Intocables (2008) y Los Suspirantes 2018 (Planeta 2017). Fue subdirector editorial de El Universal, subdirector de la revista Día Siete y editor en Reforma y El Economista. Actualmente es director general de SinEmbargo.mx

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