Al escuchar el testimonio de su hija, Velia H.C. rompió en llanto durante la audiencia de este 22 de mayo, donde inició la presentación de las pruebas de su defensa, a 40 días del inicio del juicio en su contra
Por Blanca Carmona / La Verdad Juárez
Ciudad Juárez– A 40 días del inicio del juicio oral en su contra, por trata y trabajos forzados a migrantes, la pastora Velia H.G. rompió en llanto al escuchar el testimonio de su hija presente en la audiencia realizada este martes 22 de mayo.
Con la declaración de la hija de la religiosa, Grissel Ramírez Hernández, inició la presentación de las pruebas de la defensa.
En su declaración ante el Tribunal de Enjuiciamiento, Ramírez afirmó que el albergue Aposento Alto era administrado por su hermano Néstor Gabriel R.H., no por su madre, y aseguró que la pastora solo estaba a cargo de dar “apoyo moral, espiritual” a los migrantes alojados en el lugar.
En la acusación que presentó el Ministerio Público (MP) y que dio origen a este juicio oral, se señaló que en diferentes temporalidades de octubre del 2021 y hasta abril del 2022, la pastora Velia forzó a seis migrantes, mediante amenazas, a realizar trabajos de construcción y albañilería, en beneficio de ella.
Básicamente la pastora, indica la acusación, los amenazaba con correrlos del albergue Aposento Alto, con sacarlos de una lista elaborada en ese entonces para esperar turno en el trámite de asilo político en Estados Unidos, y hasta con interferir en sus procesos migratorios.
El MP pide que Velia sea sentenciada a 180 años de cárcel y al pago de 91 mil 600 pesos.
Este martes, Grisel subió al estrado de testigos. Al responder al interrogatorio del abogado que lleva la defensa de su madre, dijo que los señalamientos que hicieron las personas migrantes contra Velia no la identifican porque toda su vida “la ha dedicado a servir a la comunidad”.
“Con sus manos preparaba comida para más de 100 niños, es totalmente injusto (las acusaciones)”, dijo Grissel mientras su madre se quitaba los anteojos para limpiar las lágrimas que empezaron a brotar desde que la vio sentada en el banquillo de los testigos sujeta a la advertencia del juez de que se condujera con verdad.
La pastora fue llevada a la cuarta sala de apelación con las manos atadas. La agente procesal le quitó las esposas y le ordenó que se sentara, minutos después entraron sus dos abogados y dio inicio la diligencia.
Enseguida entró la testigo, visiblemente triste la religiosa la vio pasar a unos metros de ella y apenas la vio sentada en el banquillo comenzó a llorar.
El defensor, César Octavio Rivas Ávila, abrió el interrogatorio preguntando a Ramírez Hernández si sabía porque había sido llamada a declarar. La mujer respondió “mi mamá está detenida en el Cereso por un supuesto delito”.
De acuerdo con la acusación presentada por el Ministerio Público la pastora era la presidenta del consejo directivo de la asociación civil “Comedor Aposento Alto” y era quien daba las órdenes en ese espacio.
En la audiencia de este martes, el abogado le cuestionó a la testigo quién estaba a cargo del albergue Aposento Alto, ella afirmó “era manejado por mi hermano Néstor Gabriel R.H.”.
Luego el defensor preguntó qué función tenía la pastora Velia. La mujer dijo “era la pastora de la iglesia, esa función empezó hace más de dos años”. En otra parte de su declaración expresó “su apoyo era moral y espiritual, eso era una sierva de Dios”.
Grissel Ramírez también señaló que su mamá estaba dedicada a cuidar a su padrastro quién tiene insuficiencia renal y la describió como una persona que se desvivía por las personas y “se quitaba el taco de la boca” para apoyar a otros.
El defensor también le preguntó a la testigo si la pastora Velia se encargaba de designar actividades o trabajo dentro del albergue Aposento Alto, ella respondió que no, reiterando una y otra vez que toda la responsabilidad recae en su hermano Néstor Gabriel, quien de acuerdo con datos extraoficiales dejó el país hace meses, cuando trascendió que la Fiscalía obtuvo una orden de aprehensión contra él por estos mismos hechos.
El representante legal de la pastora preguntó si el albergue tramitaba cuestiones migratorias.
“Absolutamente no, ningún albergue tenía trato con autoridades americanas”, declaró la testigo.
El defensor cerró el interrogatorio cuestionando si a los migrantes se les pedía algún tipo de documentación cuando ingresaban al albergue Aposento Alto. La testigo respondió “no, siempre se actúa de buena fe”.
Por ley, la testigo debió responder al interrogatorio del MP.
La fiscal a cargo del juicio, Liliana Rodríguez Aldana, retomó parte de las preguntas realizadas por el defensor, en una ocasión le cuestionó “por qué su hermano manejaba el albergue” y ella señaló “porque es el hombre, yo tengo otras ocupaciones”.
En otra parte de su declaración, la mujer expuso que su hermano fue el responsable del albergue de 2020 a 2022.
La fiscal preguntó quién estaba dado de alta ante la Secretaría de Gobernación, como responsable. La hija de la pastora afirmó que nadie, pero luego de que la agente del MP insistió al decir que la pastora era la presidenta del consejo directivo de Aposento Alto, Grissel dijo que efectivamente la pastora era la presidenta y su hermano el secretario, pero del comedor Aposento Alto, no del albergue pues este no estaba dado de alta.
La declarante también reconoció que ella fue la representante legal del comedor Aposento Alto A.C., hasta el 2021 y recordó que puso a funcionar otro albergue, pero tras el arresto de su madre lo cerró.
“Tuvimos un ataque del Estado, hemos sido perseguidos por el Estado. Padecí de ansiedad”, dijo la testigo sin poder terminar la frase porque la fiscal la interrumpió diciendo “gracias, dice que dejó a su hermano. Era quién decidía”.
Luego la fiscal preguntó si Néstor Gabriel le consultaba las decisiones a la pastora. Ella dijo “no, mi hermano es muy independiente”.
La representante social le pidió a la testigo que describiera el albergue, la casa de la pastora, también quiso mostrarle al juez que Grissel conocía a varios de los migrantes e incluso que en la casa de esta podría encontrarse una de las migrantes ofrecida por la defensa, Yoselin Rivera de nacionalidad guatemalteca.
La fiscal también preguntó por una de las construcciones que los migrantes víctimas dicen fueron obligados a edificar. “En la casa de su mamá, ¿hace cuánto hicieron un cuarto de lavado?”.
El defensor objeto la pregunta diciendo que su contraparte debía ceñirse a lo abordado por él. Pero el juez no le dio la razón.
“El tiempo no lo sé, porque mi esposo empezó a hacer los cimientos, querían hacer un cuarto de lavado para los migrantes, para todos”, respondió.
A preguntas de la fiscal, la testigo refirió que el Consejo Estatal de Población (COESPO) conocía el albergue Aposento Alto y fueron los primeros en llevar a migrantes; además, aseguró que las autoridades migratorias sabían que en ese espacio de acogida se cobraba una cuota de recuperación de 200 pesos.
La representante social también se enfocó en saber quién recibía a los migrantes a su llegada a ese albergue y si existía un libro de registro. La declarante señaló que eran los propios migrantes quienes estaban a cargo de recibir a las personas que fueran llegando en busca de un espacio, de darles a conocer las reglas y aceptó que existía un libro de registro.
Grissel expuso que los migrantes iban a la casa de la pastora a pedir oración a hablar con ella e incluso la llamaban “mamá Velia” porque confiaban en ella, y reiteró que la administración de Aposento Alto estaba a cargo de su hermano Néstor, de quien dijo trataba bien a los migrantes con respeto y amor como les enseñó la religiosa.
La declarante también fue sometida al interrogatorio de la abogada de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAVE), quien representa a los migrantes que denunciaron a la pastora.
Esta funcionaria se enfocó en retomar una parte de la declaración de Grissel, cuando ella afirmó que Aposento Alto fue construido por su madre y por toda la familia con sus propias manos, para hacer notar que la pastora si sabía de construcción.
Además la abogada de la CEAVE preguntó con qué ingresos económicos se mantenía la pastora, y la testigo indicó que su padrastro tenía una pensión y su hermano Néstor también la ayudaba.