En Chihuahua todavía se pueden ver algunas caras de militantes de izquierda, son testigos mudos de que en su partido ni pueden trazar la línea política, ni elegir a sus dirigentes y por supuesto ni a sus candidatos. Qué paradoja; estos son siervos de izquierda
Por Jaime García Chávez
Ahora que estuvo Claudia Sheinbaum en Chihuahua se propaló que MORENA es la opción electoral de izquierda. Este concepto como las monedas que circulan mucho y de mano en mano, ha terminado por mostrar el desgaste de sus caracteres.
Acuñado hace mucho tiempo, izquierda significaría una posición política que va desde el combate radical para revolucionar a la sociedad, hasta la adopción de un gradualismo reformista para ir construyendo cambios que transformen a la sociedad, a contrapelo de un régimen imperante.
Después de la caída del Muro de Berlín, la teoría política se abocó a definir lo que es izquierda y distinguirla, además, de su contrario la derecha. Terminó la etapa en la que por el solo hecho de alinearse en favor del socialismo o del comunismo, bastaba para que la geometría política afirmara que se estaba en la izquierda. Poco importaba que se fuera demócrata o no.
El concepto se decantó diametralmente de esa historia para asignarle dos notas esenciales: izquierda sería estar por una profunda redistribución de la riqueza para liquidar un régimen de privilegio y exclusión en un proceso no necesariamente revolucionario. Y siempre brillando un aspecto: el compromiso ético que hace de la política algo muy distinto y antagónico, una praxis ajena a la reacción política y en general a la derecha. Para lograr esa divisa, un actor de izquierda además de serlo debe parecer que lo es, por sus compromisos, por sus ideas públicamente expresadas, por su trayectoria de vida. En fin, todos aquellos datos que denoten que se está en presencia de políticos de nuevo tipo. Entiendo que en esto no hay fenómenos químicamente puros. Pero tampoco se exigen porque sería muy ingenuo el solo pensarlo.
Con ese telón de fondo, no resulta difícil afirmar que creer que MORENA y su candidata presidencial están a la izquierda sería un candor enorme, creer eso en Chihuahua si revisamos los rostros que acompañaron a Sheinbaum en el presídium de un mitin construido a partir del más clásico acarreo imaginable en el viejo PRI.
No es mi propósito reseñar todos y cada uno de los que se elevaron al templete para salir en la fotografía con Claudia Sheinbaum y dar muestra de que también le queman incienso a López Obrador. Hacerlo sería una especie de pérdida del tiempo por la insignificancia de los visitantes al estrado. Pero veamos algunos, que de izquierda tienen lo que el autor de estas letras de posibilidades de convertirse en Cardenal de la corte en Roma. Además, qué podría hacer yo ahí si no sé mentir, hagamos un pase de lista:
Ahí encontramos a Cruz Pérez Cuéllar formado en los cenáculos del PAN, al igual que su hermano Alejandro o Miguel La Torre. A Armando Cabada que ha mutado desde el priismo duartista más rastrero hasta transitar por el PAN y ahora a MORENA que es su plataforma para reelegirse como diputado. Cabada, además, es un espécimen de eso que en las filas morenistas llaman chayotero, quizá piense que ya fue purificado por el sumo pontífice presidencial. Ahí estuvo, también, el exdirigente estatal del PRI Marco Quezada, Daniel Murguía de la casa del extinto Teto y el cacique aldamense Miguel Rubio, adorador en su tiempo, de Patricio Martínez García y de los pocos que le quemó incienso a Víctor Anchondo Paredes, hoy muerto políticamente.
Podríamos engrosar la lista, es inútil como ya lo advertí, solo para formular la pregunta: ¿esa es la izquierda chihuahuense? Tengo para mí que no. Como tampoco podríamos catalogar ahí a Lilia Aguilar, heredera de un cacique que solo en remotísimos tiempos tuvo algo de izquierda y que hoy pertenece a un partido sin votos, pero con escaños, a pesar que descree de la democracia pues es algo así como una sucursal del Partido Comunista de Corea del Norte.
Aquí no encontraremos izquierda alguna, ni siquiera por las apariencias y eso se explica porque MORENA no es un partido político en los términos de nuestra constitución, sino un movimiento que se mueve en la dirección que un líder carismático dispone y al cual le designó a Claudia Sheinbaum como su posible sucesora, más allá de que ella piensa que simplemente está agotando un mero trámite para convertirse en presidenta.
Y hay que decirlo en Chihuahua todavía se pueden ver algunas caras de militantes de izquierda, son testigos mudos de que en su partido ni pueden trazar la línea política, ni elegir a sus dirigentes y por supuesto ni a sus candidatos.
Qué paradoja; estos son siervos de izquierda.
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Jaime García Chávez. Político y abogado chihuahuense. Por más de cuarenta años ha dirigido un despacho de abogados que defiende los derechos humanos y laborales. Impulsor del combate a la corrupción política. Fundador y actual presidente de Unión Ciudadana, A.C.