La presencia de migrantes aumenta en la frontera por restricción al asilo en Estados Unidos
lunes, junio 17, 2024
A casi dos semanas de la entrada en vigor de la restricción al asilo estadounidense, los albergues en Ciudad Juárez reportan un creciente repunte en la cantidad de personas que llegan en busca de refugio, mientras en algunos puntos de la ciudad se detectan grupos de migrantes que permanecen a la intemperie mientras deciden a dónde irán
Por Raúl Flores y Rocío Gallegos / La Verdad Juárez
Ciudad Juárez– Melbis y su familia se sientan alrededor de una mesa en el comedor de la Catedral de la ciudad, a donde han arribado después de viajar casi 800 kilómetros a pie durante casi dos meses, desde Bermejillo, Durango, hasta la ciudad fronteriza. Esperan que les sirvan comida.
El comedor comunitario, donde a diario se alimenta a personas migrantes en movilidad, fue su primera parada al llegar a Ciudad Juárez, dijo el hombre, de 40 años, que salió de Venezuela con la esperanza de cruzar a Estados Unidos para solicitar asilo.
Llegaron a esta comunidad fronteriza – que colinda con El Paso, Texas– dos días después del 5 de junio, cuando entró en vigor una nueva orden ejecutiva promulgada por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que restringe el asilo para migrantes que crucen la frontera ilegalmente y que contempla la deportación a sus países de origen o el retorno a México.
El hombre y su familia buscaban pasar por el río Bravo y entregarse a las autoridades estadounidenses, pero la nueva política migratoria cambió sus planes y ahora permanecen en la ciudad aún sin tener claro sus próximos pasos para llegar a territorio estadounidense.
“Yo no quiero devolverme a ningún lado, mi meta es entrar a Estados Unidos”, dijo luego de conocer sobre la nueva medida por la que ahora permanece en la ciudad. “Voy para adelante”.
Pero él, su esposa y sus hijos no son los únicos que por ahora han desistido del cruce ilegal para no perder la posibilidad de asilo. Muchas personas migrantes han decidido esperar en la ciudad antes de seguir con sus planes, algunos de ellos buscan utilizar la aplicación CBP One para tratar de concertar una cita para cruzar legalmente, otros permanecen con la intención de pasar la frontera de manera ilegal.
Esas circunstancias han aumentado la presencia de migrantes en la ciudad a casi dos semanas de la entrada en vigor de la restricción al asilo estadounidense. Los albergues reportan un creciente repunte en la cantidad de personas que llegan en busca de refugio, mientras en algunos puntos de la ciudad se detectan grupos de migrantes que permanecen a la intemperie mientras deciden a dónde irán.
El bordo del río Bravo se ve prácticamente desolado, frente a las puertas 36 y 40 del muro fronterizo solo se observan los vestigios de personas migrantes que permanecieron en el lugar por mucho tiempo. Botellas de agua vacías, cobijas y mucha ropa son las únicas señales que quedan en su lugar.
Mientras tanto, la cantidad de migrantes que se refugian en los albergues de la ciudad han incrementado principalmente en la última semana, aseguró el pastor Francisco González Palacios, presidente de la red de albergues Somos Uno Por Juárez.
El religioso, que también coordina el albergue Vida, comentó que la ocupación de los espacios de acogida aumentó del 30 al 45 por ciento durante la última semana en los 13 albergues de la red, que en conjunto cuentan con capacidad para recibir a mil 300 personas.
Se ha detectado que las personas que estaban en el bordo del río para entregarse a la patrulla fronteriza ahora están acudiendo a los albergues a buscar refugio, porque ya no quieren cruzar y arriesgarse a perder la posibilidad del asilo, comentó González Palacios.
“Ya con esto (de la restricción de asilo), varias personas entendieron que tenían que esperar su cita, que es lo más viable, lo más aconsejable, y que esa es la vía correcta ahorita de ingresar a los Estados Unidos”, agregó.
El pastor religioso dijo que es probable que en los próximos días siga aumentando la ocupación de los albergues, aunque no cree que llegue al tope, como fue el caso en el 2022 con el programa Quédate en México, que resultaron insuficientes.
Aunque Melbis aseguró que viene mucha gente en camino. Lo dijo por lo que ha observado en su trayecto por el país.
“Tú no sabes la cantidad de gente que viene en camino todos los días”, dijo. “Juárez se va a colapsar”.
El hombre venezolano comentó que él y su esposa e hijos avanzaron por México sobre el tren, hasta que el ferrocarril se detuvo en Durango por cuatro días, donde aguantaron “sol, hambre, lluvia, de todo”, pero al final decidieron continuar hacia la frontera caminando.
La opacidad en retornos a México
Sobre el retorno a México de los migrantes con cruces ilegales que se anunció bajo la nueva política nada saben las autoridades locales y las federales mantienen opacidad sobre el esquema que va a seguirse.
Aún no se ha alcanza a comprender por completo el impacto que tendrá esta nueva orden del gobierno de Estados Unidos, dijo Enrique Valenzuela, el coordinador general del Consejo Estatal de Población de Chihuahua (COESPO).
Comentó que en esta frontera las autoridades locales están a la espera de conocer cuál será la respuesta “correlativa” de parte del gobierno mexicano. No se sabe nada.
En tanto, el gobierno de Estados Unidos dio a conocer que comenzó el proceso de deportaciones aceleradas bajo esta política de restricción al asilo y devoluciones a terceros países.
Desde que se puso en efecto la orden, hasta el final de la semana pasada, se realizaron 17 vuelos de repatriación a varios países del hemisferio occidental y del otro continente, de acuerdo con Luis Miranda, del Departamento de Seguridad Nacional (DHS).
“Miles de individuos” también se han devuelto a México, agregó el funcionario durante una transmisión en vivo a través de la cuenta oficial en Facebook del Consulado General de los Estados Unidos en Ciudad Juárez.
Se espera que los vuelos y las deportaciones continúen, dijo Luis Miranda del Departamento de Seguridad Nacional durante una transmisión en vivo a través de la cuenta oficial del Consulado General de los Estados Unidos en Ciudad Juárez.
Las personas rechazadas no serán elegibles para el asilo, explicó. “Serán deportados a su país de origen o a un tercer país, enfrentarán ser vetados de entrar a Estados Unidos por cinco años o más y enfrentarán posibles cargos criminales. Cruzar la frontera de los Estados Unidos entre los puertos de entrada es peligroso y es ilegal”.
Mientras se intenta detener la migración ilegal con nuevas medidas, miles de personas viajan hacia la frontera norte de México para cruzar hacia Estados Unidos.
Tal es el caso de Edwin Ramírez, de 58 años, originario de Honduras. El hombre arribó a Ciudad Juárez junto con dos hijos en busca de cruzar la frontera para reunirse con su esposa y otros dos hijos que llevan viviendo en Estados Unidos desde el 2011.
En ese año, dijo, él optó por quedarse en su país para atender un negocio que tenía, pero ahora decidió venir luego de recibir amenazas de muerte por un grupo criminal que le exigió el pago de cuotas para permitirle continuar activo.
El hombre no consideró que la nueva política detenga el flujo de personas que vienen detrás de él, sin embargo opinó que sí es un esquema más seguro aunque puede llevarles más tiempo llegar a su destino.
En ese caso también está Katherine Pertuz y su prima que vienen desde Venezuela y se encontraron con otros migrantes cerca del bordo fronterizo. Ellas estaban por arribar al estado Chihuahua cuando se enteraron de la medida impuesta por el gobierno estadounidense. Aun así, ambas decidieron continuar hacia la frontera donde llevan una semana.
“Nosotros dejamos mucho dinero en el camino, nos costó mucho llegar hasta acá, entonces ya hay que intentarlo porque perderíamos todo el dinero que hemos invertido”, dijo Katherine.
Ahora se encuentran a la espera de cualquier oportunidad de poder entregarse pasando el río Bravo, se la quieren jugar, asegura Katherine porque para ellas la aplicación CBP One no es una opción que consideran por ahora.
“Para nosotros es preferible intentar que esperar”, dijo. “A nosotros nos consume mucho y nos agota mentalmente y físicamente el esperar en una página”.
Edwin, sus hijos, y Katherine y su prima permanecían bajo la estructura de un puente vehicular sobre la avenida que corre a lo largo del bordo del río Bravo, por donde intentaban cruzar el pasado miércoles.
En ese lugar se comenzaron a concentrar para protegerse del sol y de las temperaturas que rebasan los 40 grados centígrados durante esta temporada previa al verano.
No todos se conocen, pero se tratan con camaradería. Ahí también estaba Alexander Ardila, junto con su esposa y su hijo. Él dijo que se vieron forzados a salir de Colombia por la inestabilidad económica, la falta de trabajo y la inseguridad causada por el fuerte control de los “paramilitares”. Para ellos, regresar a Colombia no es opción, por eso buscan llegar a Estados Unidos.
Ahora que está en la frontera, lo único que tiene en mente es pasar al norte del límite fronterizo donde buscan empezar una nueva vida, aunque ahora se siente en el limbo.
En esa condición se siente Pedro, como se identifica un migrante que viaja con su esposa embarazada de cinco meses y un niño, de un año y cinco meses. Asegura que la nueva ley le bajó la autoestima, pero no le quitó la fe de que podrán entrar a Estados Unidos y pedir el asilo político. “¡Qué sea lo que dios quiera!”.
Comenta que se siente desilusionado de la nueva política estadounidense porque Biden es quien ha ayudado a los inmigrantes, los recibía y no separaba a familias, pero parece que ahora que serán las elecciones, que va contra Trump, quiere cambiar las cosas.